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Subject: Jornada / Carlos Beas Torres, The new times of the Oaxaca revolt,May 07
Date: Mon, 7 May 2007 14:42:05 +0200

La Jornada, lunes 7 de mayo de 2007
Carlos Beas Torres

Los nuevos tiempos de la revuelta oaxaque~a

Durante la segunda mitad del a~o 2006, Oaxaca vivio' una de las ma's grandes
gestas ciudadanas que han tenido lugar en nuestro pai's; pero tambie'n fue
escenario de una de las ma's brutales oleadas represivas de que se tenga
memoria en la historia moderna de Me'xico. De esta etapa, muchos consideran
que el movimiento popular oaxaque~o salio' derrotado. Piensan que cientos de
detenidos, decenas de muertos y una oleada de movilizaciones no fueron
suficientes siquiera para que los mandos policiacos responsables de la
barbarie fueran destituidos de su cargo y castigados, menos para correr a un
mal gobernador.

Sin embargo, las masivas movilizaciones del 3 de febrero, del 8 de marzo y
del primero y 2 de mayo pasados en la ciudad de Oaxaca son, junto con
numerosas reuniones, actos y movilizaciones locales, la se~al inequi'voca de
que bajo la aparente calma y normalidad oaxaque~as bulle un conflicto que no
tardara' en emerger con fuerza de nuevo.

Este a~o, la nueva etapa del conflicto social que se vive esta' ya marcada
por los procesos electorales que renovara'n al Poder Legislativo local y a
los cabildos municipales. La coyuntura electoral es sin lugar a dudas uno de
los escenarios principales de la confrontacio'n entre amplios sectores del
pueblo y tambie'n de la red siniestra de caciques, empresarios y poli'ticos
que encabeza Ulises Ruiz.

En esta nueva etapa, las dirigencias locales de los partidos de oposicio'n
han seguido mostrando su adhesio'n al gobernador y su voraz apetito por los
cargos, dando una vez ma's la espalda al movimiento ciudadano. Hablar en
Oaxaca del PAN es hablar del ape'ndice azul del re'gimen prii'sta, como hablar
del PRD es mencionar a una serie de grupos poli'ticos, pragma'ticos y
oportunistas, cuyos dirigentes esta'n ma's interesados en llevar a algu'n
familiar a una diputacio'n o a una presidencia municipal que en defender una
causa justa.

Es necesario apuntar que en esta coyuntura el movimiento popular
identificado con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) tambie'n
ha mostrado grandes debilidades. Por un lado, hay un grupo de organizaciones
que por cuestio'n de principios ideolo'gicos se ha cerrado a una realidad que
es evidente: la intensa participacio'n electoral de los ciudadanos
oaxaque~os, sobre todo en la renovacio'n de los ayuntamientos; por otro lado,
existe un grupo de organizaciones que han pretendido que la APPO se
convierta en plataforma electoral de algunos de sus dirigentes ma's
connotados. Estas posiciones extremas llevaron a que por varias semanas las
sesiones del Consejo Estatal de la Asamblea Popular se hayan convertido en
un cuadrila'tero en el que se han enfrentado posturas irreconciliables en las
cuales era ma's que evidente la imposibilidad de llegar a un consenso.

Al final de cuentas se impuso la cordura, es decir, que la APPO no
participara' con candidatos en este proceso, dejando en libertad a las
organizaciones que deseen hacerlo por su cuenta y riesgo. En lo que si'
existe consenso es en impulsar el voto de castigo en contra de los
candidatos del PRI y del PAN, mismo que se debera' extender a algunos
candidatos del PRD, que son ma's caballos de Troya del prii'smo que aute'nticos
representantes populares.

En el contexto de los procesos electorales, seguramente plagados de trampas
y mapacheri'as, el movimiento ciudadano oaxaque~o debera' desplegar un amplio
operativo para evitar una eleccio'n de Estado en la que con la compra de
votos, promesas y amenazas se imponga un Poder Legislativo servil al
Ejecutivo y donde los ayuntamientos sean copados una vez ma's por los
caciques locales. Elecciones libres es una demanda base para lograr la
democratizacio'n de Oaxaca.

Sin embargo, es claro que las condiciones en esta coyuntura no son
favorables para el movimiento ciudadano. Partidos paleros, elecciones
plagadas de trampas y la constante represio'n hacen inviable contar con un
Poder Legislativo soberano y representativo, integrado por legisladores que
realmente sean la voz y la voluntad del pueblo. Ante esa realidad se debe
mantener e impulsar con mayor fuerza la demanda popular de impulsar un Nuevo
Constituyente que elabore un otro pacto social.

Por ello los nuevos tiempos de la revuelta oaxaque~a deben ir ma's alla' de
las elecciones. Se debe insistir, como ya se viene haciendo, en construir
alianzas y puentes con las organizaciones agrupadas en el Dia'logo Nacional,
con los grupos que impulsan la otra campa~a y con los ciudadanos que
participan en el Frente Amplio. So'lo una gran Alianza Nacional Opositora
podra' frenar la ofensiva que mantiene la derecha agrupada en torno al PRIAN
y acabar con el apoyo que sostiene al gobernador de Oaxaca en el cargo.

Es precisamente esta derecha la que mantuvo y mantiene en el poder a Ulises
Ruiz. Fueron sus miles de soldados disfrazados de polici'as, fueron sus
televisoras vomitando mentiras y descalificaciones; fueron los diputados y
senadores, obispos y cardenales, industriales y grandes comerciantes los que
en santa alianza sumaron fuerzas en contra de un movimiento plebeyo, al cual
reprimieron, pero no destruyeron.

Como hemos se~alado de manera repetida, el conflicto oaxaque~o no se reduce
a Oaxaca; sus demandas histo'ricas y su suerte han estado atadas a la disputa
por la nacio'n, que tiene lugar entre los sectores populares y la derecha
neoliberal. En tanto no surja una intensa movilizacio'n ciudadana nacional,
sa'trapas como Ulises Ruiz, Mario Mari'n o Zeferino Torreblanca seguira'n
gobernando a su antojo, ya que son u'tiles para mantener una gobernabilidad
que les permita a los grandes empresarios seguir succionando la riqueza
nacional.

En tanto no se articule un amplio movimiento popular en Me'xico, los sectores
ma's retardatarios seguira'n privatizando lo pu'blico, saqueando al pai's,
criminalizando la protesta ciudadana y da'ndose golpes de pecho los domingos.
Y en Oaxaca se seguira' secuestrando, deteniendo de manera arbitraria y
asesinando a los opositores; se seguira' violentando con plena impunidad el
derecho de los ciudadanos.

Los nuevos tiempos oaxaque~os ya han llegado. El conflicto crece di'a a di'a;
y es por ello deseable que la sociedad nacional no permanezca impasible ante
la embestida gubernamental que ya se prepara. La suerte de Oaxaca es la
suerte de Me'xico. No lo olvidemos.

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http://www.jornada.unam.mx/2007/05/07/index.php?sectionopinion&article9a1pol

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