*Monsanto gana a agricultor canadiense y va contra mexicanos*

21 mayo 2004

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[image: Percy Schmeiser, agricultor canadiense acusado por Monsanto de usar
semillas 
patentadas.]<http://www.greenpeace.org/mexico/photosvideos/photos/percy-schmeiser-agricultor-ca>

Percy Schmeiser, agricultor canadiense acusado por Monsanto de usar semillas
patentadas.

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DF, México — Las empresas productoras de transgénicos no sólo han provocado
la contaminación de parcelas sino que han iniciado una ofensiva legal contra
los propietarios de esas tierras, porque sus cultivos contienen los genes
patentados. En Canadá, Monsanto ya ganó un caso de este tipo y en Chiapas
está anunciando que hará lo mismo.

Monsanto, la mayor productora de semillas transgénicas, derrotó
definitivamente a un agricultor canadiense al que acusó de tener en sus
cultivos genes patentados por esa trasnacional. Percy Schmeiser cosechaba
canola cuando fue acusado de sembrar una variedad transgénica tolerante al
herbicida Roundup Ready, también de Monsanto. Aunque las parcelas vecinas,
donde era sembrada esta semilla, contaminaron los cultivos de Schmeiser, la
Suprema Corte de Canadá declaró esta mañana como único y definitivo
responsable al agricultor, lo cual sienta un precedente alarmante para
países como México que han sido contaminados por transgenes de Monsanto
gracias a la negligencia de las autoridades mexicanas.

"Hoy es un día muy triste para el sector rural mundial. Greenpeace lamenta
profundamente este veredicto", manifestó Pat Venditti, coordinador de la
campaña de ingeniería genética de Greenpeace Canadá. "Durante años, la
canola transgénica de Monsanto ha contaminado sembradíos de esta semilla en
todo el oeste canadiense, debido a la imposibilidad de controlar el
movimiento del polen transgénico Y ahora resulta que los campesinos son los
culpables", añadió.

Con este fallo, la Corte ha legitimizado que Monsanto y otras
transnacionales sigan contaminando sembradíos de campesinos que no
escogieron semillas transgénicas para sus cultivos y que puedan amenazar y
demandar a los agricultores por este hecho. Durante miles de años, los
campesinos de todo el mundo han tenido el derecho de decidir qué cultivos
sembrar y bajo qué sistema agrícola hacerlo, pero el veredicto de la Corte
cambia esta situación para beneficiar a las corporaciones, especialmente a
Monsanto que controla alrededor de 90% de las semillas transgénicas
sembradas en el mundo.

Antecedentes

En agosto de 1998, Monsanto interpuso la demanda contra Schmeiser, con lo
cual reclamó derechos sin responsabilizarse del movimiento del polen de su
semilla en el ambiente.

En marzo de 2001, la Corte Federal de Canadá consideró que Schmeiser había
infringido la patente de Monsanto. Esta decisión fue muy controvertida,
porque la Corte nunca tuvo evidencia de que el demandado sembrara
deliberadamente las semillas transgénicas. Schmeiser ha apelado esta
decisión en mayo de 2002 y en enero de 2004, pero la Corte ha mantenido su
veredicto.

México en la mira

Desde 2001, cuando se hizo público que variedades nativas de maíz habían
sido contaminadas por ADN de variedades transgénicas importadas de Estados
Unidos, Greenpeace y otras organizaciones advertimos que por ninguna
circunstancia se debería permitir que las transnacionales demandaran a los
campesinos por "robo de genes", dado que ellos eran víctimas de la
contaminación genética.

Las autoridades mexicanas no tomaron las medidas necesarias y, peor aún,
permitieron que se creara un escenario propicio para que ahora la
trasnacional Monsanto prosiga con ataques legales, pero contra campesinos
mexicanos. De hecho, en Chiapas ya está amenazando a la gente del campo con
desplegados de prensa en los que advierte al "Amigo agricultor" que el uso
de soya transgénica está regulado por leyes y exige la firma de licencia de
uso. No cumplir con tal requisito "es un delito federal que puede resultar
en una pena de prisión de hasta nueve años y multas mayores", anuncia la
trasnacional.

Los defensores de los transgénicos y nuestras dispiscentes autoridades han
minimizado una y otra vez la posibilidad de que las corporaciones
biotecnológicas entablen disputas legales contra los campesinos mexicanos.
Hoy, el caso Schmeiser muestra que ese escenario es peligrosamente real.

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