Queda que los que estamos,asumamos nuestro compromiso.

saludos

El 20 de junio de 2010 10:06, Javier Gimeno Perelló
<jgim...@buc.ucm.es>escribió:

>
> José Saramago era un hombre machadiano, es decir, un hombre bueno, humilde
> y sencillo. Su bondad infinita, su sencillez, su humildad, se traduce en
> multitud de actos a lo largo de toda su vida. Una expresión desconocida de
> esa humildad para el gran público, pero inolvidable para quienes la vivimos,
> fue un gesto sencillo con unos autores que tuvimos la osadía de pedirle la
> redación del prólogo para el libro que queríamos publicar. La sorpresa
> nuestra fue cuando, semanas después, recibimos en el correo electrónico un
> texto firmado, nada menos, por el mismo José Saramago. El libro trataba
> sobre el compromiso social de los bibliotecarios, titulado: De volcanes
> llena: Biblioteca y compromiso social (Gijón, Trea, 2007). Tal vez por eso,
> por ser un libro donde se habla de compromiso y de bibliotecas, o quizá no,
> quizá simplemente por ser un libro de autores desconocidos e idealistas,
> nuestro autor no puso obstáculo alguno para escribir ese prólogo memorable.
> En él nos habla de sus aventuras en el Paraíso Perdido de John Milton o sus
> andanzas con un tal Alonso Quijano por los campos de castilla y sus peleas a
> muerte con gigantes, cuyos brazos no cesaban nunca de girar estrepitosamente
> como aspas de molino esparciendo el mal por doquier. Historias que había
> vivido en las páginas de los libros que leía en la biblioteca de la vieja
> Lisboa de los años 30 : "un lugar -nos cuenta Saramago en este prólogo-
> donde el tiempo parecía haberse detenido, con estantes que cubrían las
> paredes desde el suelo hasta casi el techo, las mesas con sus pequeños
> atriles, a la espera de lectores, que nunca eran muchos [...] No puedo
> recordar con exactitud cuánto duró esta aventura, pero lo que sé, sin sombra
> de duda, es que si no fuese por aquella biblioteca antigua, oscura, casi
> triste, yo no sería el escritor que soy. Allí comenzaron a escribirse mis
> libros".
>
> Saramago era un hombre bueno por eso y por cosas mucho más trascendentales:
> era bueno por su lucha a muerte contra molinos gigantescos de aspas
> mortíferas, por su compromiso con los más necesitados, por el anhelo y el
> combate sin tregua contra la ceguera, por un mundo decididamente distinto.
> Por eso, Saramago era bueno, era mejor, era muy bueno, pero, sobre todo,
> Saramago era un hombre imprescindible.
>
> Se nos van yendo los imprescindibles: se fue -lo asesinaron los asesinos de
> siempre- Federico, se fue Antonio Machado, se fue -asesinado de otro modo
> pero igual- Miguel Hernández, se fue Luis Cernuda, se fue -tan asesinado
> como Federico- Salvador Allende, Pablo Neruda, Julio Cortázar después,
> Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, se fue Mario Benedetti, ahora, Saramago,
> y de la mano, Carlos Monsivais.
>
> ¿Qué será de nosotros tan solos, tan indefensos, tan ciegos?
>
> Javier Gimeno Perelló
> Biblioteca Universidad Complutense
>
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Marcelo Lorca González
Bibliotecario Documentalista
Programador Computacional
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