EL TIEMPO
 

Eduardo Posada Carbó
EL CARÁCTER NACIONAL
¿Somos así? (Agosto 13 de 2004)

Una interesante colección de ensayos, donde el autor repasa diversos temas asociados con la mentalidad de la nación.

Las reflexiones sobre la nacionalidad colombiana han sido entre nosotros más frecuentes de lo que podríamos sospechar. Entre las del siglo diecinueve se destaca siempre -entre tantas otras- el Ensayo sobre las revoluciones, de José María Samper. Algunas, como las de Laureano Gómez en el Teatro Municipal en 1928, agitaron la discusión pública del momento. Otras tuvieron gran impacto académico de largo plazo: los Problemas colombianos, de Alejandro López, por ejemplo. Han escrito sobre el tema representantes de variadas disciplinas, incluidos médicos como José Gutiérrez, con su Idiosincrasia colombiana. Y nuestras grandes figuras literarias se han ocupado también de desentrañar la nacionalidad: lo hizo Eduardo Caballero Calderón en su Historia íntima de los colombianos; y lo hizo Gabriel García Márquez en su proclama Por un país al alcance de los niños.

El libro reciente de Emilio Yunis Turbay se suma ahora al género: ¿Por qué somos así? ¿Qué pasó en Colombia? Análisis sobre el mestizaje (Bogotá: Temis, 2004). Se trata de una interesante colección de ensayos, donde el autor repasa diversos temas asociados con la mentalidad de la nación. Encuentro atractivo uno de sus argumentos centrales: que en nuestra historia hemos estado más preocupados en fragmentar que en unificar, que reivindicamos lo local antes que lo nacional, que es urgente integrar y comunicar entre sí a los distintos rincones y pobladores del territorio patrio. Su advertencia sobre los peligros de seguir regionalizando al país es oportuna. En apoyo de su tesis, Yunis hace un notable esfuerzo en el que se combinan la historia y la genética, la geografía y la política, y otras áreas del conocimiento en su propósito de identificar la raíz de nuestros problemas.

Encuentro, sin embargo, varios reparos: a su diagnóstico, a su examen histórico o al tono de algunos de sus juicios. Su diagnóstico parece con frecuencia el retrato de una realidad inamovible por muchos siglos que no le hace justicia a una historia más compleja. La redefinición que el país ha venido haciéndose de sí mismo, oficialmente por constitución desde 1991, no recibe atención sistemática. Sobresalen en su análisis, en cambio, los supuestos simplistas según los cuales estaríamos negando la diversidad.

Según Yunis, la violencia y la corrupción se explicarían por la exclusión, o el "rechazo del otro", nociones aún en boga en muchos círculos académicos y políticos. Pero controvertidas en varios serios trabajos de la última década, cuyos resultados podría haber cotejado frente a sus argumentos. Las críticas sin mayores matices a todas "las élites gobernantes", en todos los períodos de nuestra historia, no sirven para estimular un debate moderno sobre responsabilidades en la conducción nacional.

Los juicios de Yunis tienden a ser categóricos: en Colombia no ha existido "ningún proceso, ningún contenido que nos haya puesto en contacto a unos con otros"; en toda nuestra historia nunca se habría "conducido ningún programa serio y coherente para modificar el determinismo geográfico"; durante la campaña presidencial pasada, "en ninguno de los candidatos se percibió un discurso modernizador de la sociedad"; aquí "no hay independencia de poderes"; aquí "nunca se soluciona nada"; aquí no hay "pensamiento crítico", ni "oposición real".

El lenguaje es familiar. Se inscribe en una tradición discursiva llena de absolutos, que le reconoce muy poco a nuestro pasado, menos al presente, y que encierra grandes dosis de autoderrotismo: estaríamos asistiendo "al eterno retorno de nuestros males, empeñados... en destruirnos". Y Yunis parece incurrir en algunas contradicciones. Prevalece un tal "modelo de intolerancia", pero a la vez existe una marcada "predisposición nacional... a la conciliación y al acuerdo".

Mis reparos no buscan demeritar el significado del ejercicio. Debo insistir que la tesis central del libro de Emilio Yunis Turbay es atractiva y oportuna. Su propuesta de repensar cómo fortalecer los lazos nacionales debería recibir más atención. Comparto su preocupación por los proyectos de regionalizar al país. No es necesario dividir para aceptar una concepción de la nación que reafirme nuestra naturaleza plural y diversa. El interrogante de su libro -¿por qué somos así?- nos remite además a un tema general que ha ganado nueva notoriedad entre historiadores y analistas de otras partes del mundo en los últimos años: el carácter nacional. Pero no es fácil definir "cómo somos", ni aquí ni en la Patagonia, sin caer en los ligeros y falsos estereotipos que en Colombia tienen una arraigada tradición literaria.


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Ligia Parra-Esteban.  Directora
Fundación Voc de Investigación de la Comunicación Entre Científicos.
http://mox.uniandes.edu.co/voc
Luis H.  Blanco.  Secretario de la Junta Directiva.
Laboratorio de Investigaciones Básicas.  Ciudad Universitaria.  Unidad Camilo Torres.  Bogotá.
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