Bajo el título de, "por una historia integral"
he topado con la biografia del militar amerindio
Paucar Huaman, que combatió a los españoles
en el siglo XVI. Me parece sumamente interesante,
por lo inedito del caso y por el cariz de
reedicion de la historia del Perú que plantea
un alejamiento del eurocentrismo y de la idea
de que del lado indio no se conto´historia
porque no habia nada que contar. La gesta vital
de Paucar Huaman nos augura, por el contrario,
una historia más equilibrada, arbolada de de
personajes extraordinarios de raiz no necesariamente
europea. Estemos atentos a esta sección de
La República.

Saludos

Alex Condori



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PAUCAR HUAMAN, EL VENCEDOR DE YURAMAYO
"La República" Lima - 29/07/2001
http://www.larepublica.com.pe/diario/opinion.htm

Juan José Vega


....Páucar Huamán fue uno de los más valientes y sagaces capitanes de Manco
Inca a lo largo del primer año de la guerra de resistencia y reconquista
ante el invasor español. Páucar Huamán, prócer que probablemente nació en el
Cuzco, fue uno de los tres guerreros nominados por el Inca para atacar la
capital imperial en los inicios de mayo de 1536, al lado de Villa Oma y de
Inguill. Lograron incendiarla y cercarla, pero se estrellaron contra el muro
de miles de guerreros chachapoyas y cañaris que combatían a favor de los
españoles.
Al mes siguiente, Páucar Huamán fue encargado de operar sobre Lima debido a
su reconocido heroísmo, dentro de las huestes de Quisu Yupanqui, gran señor
del Chinchaysuyu, quien se revelaría como el más capaz de todos los hombres
de guerra del incario. A estas fuerzas se plegó después Illa Túpac desde
Huánuco.
La lógica de los hechos nos conduce a concluir en que a mediados de 1536
Páucar Huamán fue partícipe de las victorias que bajo el mando supremo de
Quisu Yupanqui se alcanzaron en el río Pampas, Parcos, Angoyacu y Jauja,
sitios donde fueron aniquilados cuatro ejércitos españoles distintos y murió
Diego Pizarro. Tuvo que ser de los que recibieron regocijadamente al
príncipe imperial Curi Rimay que, con engaños a Francisco Pizarro, logró
evadirse de Lima quedando convertido en Jauja, en virtud de su abolengo, en
"segunda persona del Inca" para la campaña final sobre Lima.
Luego Páucar Huamán estaría en la jornada triunfal de Pariajaja al pie del
gran nevado, donde huyó el ejército español sin dar la cara; y de inmediato,
ya en plena ofensiva hacia el mar, habría de participar en la indecisa
batalla de Puruchuco, a las puertas de la capital española del Perú.
Ese ejército incaico, entonces, atacó Lima, defendida por unos seiscientos
españoles y multitud de sus "indios aliados" y muchos "negros de guerra".
Llegaron a combatir en los arrabales limeños, pero a los incaicos los hundió
la traición del cacique Gracrapaucar y otros jefes huancas que desertaron en
un descuido. Desde luego, a Pizarro también lo apoyaron los cinco mil indios
remitidos por Condorhuacho, cacica de Atavillos, "suegra" del fundador de
Lima. Los incaicos lanzaron, al principio, una carga victoriosa, en el
llano, de lo cual se valió la caballería ibérica para arrasarlos y matar a
lo más graneado del ejército sitiador, varios jefes incluidos, entre ellos
Curi Rimay y el gran Quisu Yupanqui.
Con todo, los capitanes sobrevivientes, como nuestro biografiado e Illa
Túpac, organizaron la resistencia al interior, en las serranías de Hurochirí
y Yauyos. Como consecuencia, Páucar Huamán actuó meses más tarde en la
guerra contra Alonso de Alvarado, fundador de Chachapoyas, hombre medio
demente y sanguinario, quien emprendió una campaña punitiva realmente feroz,
mataba niños, mujeres, ancianos y prisioneros, entre otras tropelías,
jefaturando un ejército dotado de bastantes armas de fuego a principios de
1537.
Después de varios combates adversos, Páucar Huamán logró una de las mayores
victorias incaicas, con el resonante triunfo de Yuramayo, enfrentándose
cerca del río Mantaro a "los españoles que esa vez eran ciento sesenta sin
los indios amigos que les seguían, que eran mucha cantidad". Mató a la
mayoría, según parece, y envió a la Corte de Manco, en Vitcos, todos los
trofeos, donde se festejó largamente el suceso.
Luego se opondría nuevamente al avance de Alvarado, enfrentándolo en varios
sitios, como en Rumichaca, donde casi ganó el encuentro, matando veintiséis
españoles, negros de guerra e infinidad de indios aliados de los
conquistadores; y fue seguramente el número de aquellos aliados indígenas lo
que decidió el triunfo español.
El rastro documental del bravo guerrero incaico se pierde tras esta batalla
librada hacia junio de 1537. Resulta dable suponer que murió en ella o algo
después como consecuencia de heridas que allí recibiera.

Importancia de la historia política
y social

Es importante porque trata de entender a la sociedad y sus conflictos.
Estudiarla es una tarea que urge en el Perú. Por tanto, cabe reivindicarla,
porque desde hace tres o cuatro decenios nos hallamos sumergidos por un
economicismo que jamás permite ver las situaciones completas y menos la
influencia de las superestructuras, que es mucho más compleja de lo que
comúnmente se acepta.
Particularmente valiosa es la historia político-militar, en especial en un
país como el Perú, que registra el número mayor de contiendas
internacionales en América y un alto puesto en lo tocante a sublevaciones y
alzamientos de todo tipo.
La historia política no excluye las biografías. Al contrario. Por supuesto
que no se trata de las vidas de marqueses, mandatarios, mariscales o
arzobispos que han recibido ya una cuota de estudios. Se trata de la
biografía del pueblo mismo, en sus elementos más representativos en pos de
hacer en Historia lo que ya hizo la antropología, de lo cual es buena
muestra la biografía de Gregorio Condori óu otras tantasó, el changador
cuzqueño, recogida por Ricardo Valderrama y Carmen Escalante. O plasmar lo
que la fotografía y la pintura han alcanzado ya desde las épocas de Martín
Chambi y José Sabogal, y desde luego Pancho Fierro y Guaman Poma.
Esta búsqueda de lo popular representativo conduce, en Historia, a encontrar
los paradigmas guías. Esto es, a los que sirvieron a su pueblo. A los que lo
defendieron. A los que dieron su vida por él, aun cuando pertenecieran a
veces a sectores sociales más elevados. Tarea tanto más interesante cuanto
que la Historia Oficial ha deslizado en sus páginas a no pocos personajes
negativos para la consolidación de la peruanidad.
Al respecto, se envidia contemplar de qué modo en México se rinde tributo a
la memoria de Cuactemoc, el héroe representativo de la resistencia frente al
invasor español, y en qué forma también, caso más cercano, igual actitud
asume Chile respecto a Lautaro o Caupolicán, sin que valga para el caso el
rostro fundamentalmente occidental que ostenta este último país. ¿Por qué
los peruanos nos negamos a reconocer nuestros valores? Páucar Huamán,
lugarteniente de Manco Inca, figura en posición similar a la de otros
epónimos caudillos quechuas como Quizquiz, Cahuide (que no se llamó Cahuide)
y el propio Villa Oma, aquel Sumo Sacerdote Solar que batalló por años
contra la agresión y que murió quemado vivo invocando a Pachacamac.
Con estas líneas creemos haber cumplido con un deber hacia Páucar Huamán,
hombre del antiguo Perú, ese Perú cuya sangre llevamos casi todos los
peruanos, en mayor o menor grado.


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Lista de discusión Aymara 

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