--- On Sun, 2/8/09, Pablo Cingolani <pablocingol...@yahoo.com.ar> wrote:







El primer día del Estado Prurinacional boliviano 
  
Hoy, domingo 8 de febrero, en la ciudad de La Paz , salió el sol como todos los 
días; muchos fueron a trabajar, algunos habrán ido a misa, muchos más se 
quedaron con su familia, como ya es habitual esta jornada. Un domingo que 
parece cualquier domingo pero que no lo es: es el primer día completo luego de 
la promulgación y juramento de cumplimiento por parte del Presidente Evo 
Morales Ayma de la Nueva Constitución Política del Estado de la República de 
Bolivia, ayer, en la ciudad de El Alto. 
  
Hoy, es el primer día entero donde ya está en vigencia el Estado Plurinacional 
y el socialismo comunitario boliviano y no hay barricadas en las calles, ni 
tomas de fábricas, ni muertos en las selvas: se cumple el mandato democrático 
del pueblo boliviano en las urnas del pasado 25 de enero y la vida sigue, como 
debe seguir, salvo que, desde ayer, hoy todo el día y mañana lunes, y así 
sucesivamente, Bolivia está y estará viviendo momentos inaugurales y decisivos. 
  
Bolivia, en paz, está dando al mundo un ejemplo fundamental: que podemos 
cambiar, que otra manera de convivir es posible, que, por más pobre que seas y 
por más triste que te encuentres, lo que te espera, si luchas, es la justicia y 
la dignidad. Bolivia le está demostrando al planeta que no todo está perdido, 
que no sólo estamos obligados a pelear, sino que podemos soñar. 
  
Es domingo, no hay tiros de metralleta, ni movilizaciones masivas, pero hay una 
Bolivia diferente, cristalización de siglos de lucha denodada, que no sólo alza 
a sus muertos para que vuelvan a señalar el camino de la luz y la esperanza 
colectivas, sino que también es cauce, brújula y detonador, para que esto mismo 
suceda en toda la Patria Grande. 
  
Los muertos: esa sangre que regó la puna en mil combates y que colmó los 
socavones de dolor minero; ese ardor libertario que también se derramó en las 
florestas y que fue masacrado, incluso ayer; ese grito de nobleza y de hombría 
que aún llega desde La Higuera … Los muertos, todos los muertos: Evo volvió a 
convocarlos en el acto de promulgación de la nueva carta magna de los pueblos 
del altiplano, los valles y las llanuras amazónicas y chaqueñas de Bolivia. No 
sólo se dejó sentir su inalterable e inspiradora presencia, sino que también se 
dio lectura a la orden de ejecución, fechada en 1781, del caudillo aymara Tupac 
Katari, esa que dictó alguien que nació en estas tierras pero que había vendido 
su alma: el oidor Tadeo Díez de Medina. 
  
Como cuando asumió la primera magistratura de la República , aquel emocionante 
22 de enero de 2006, Evo volvió a apelar a esa historia inmemorial de la lucha 
popular, la lucha indígena y la lucha social, de la resistencia total contra 
toda forma de entreguismo, de injusticia y de colonialismo que signa el actual 
proceso que vive Bolivia. No hay banderas rojas en las calles, ni edificios 
demolidos y humeantes: la revolución boliviana no sigue los cánones de ninguna 
ideología, ni se anquilosa en dogmas. 
  
Se hace al andar, como quiso el poeta. Se hace caminando, como sienten los 
aymaras. Si la vida es eso ―un camino a recorrer, un aprendizaje constante, un 
dejarse enseñar por la naturaleza y por el pueblo―, la Revolución Democrática y 
Cultural boliviana, que defiende por sobre todas las cosas el principio del 
vivir bien en todas sus versiones geoculturales, es lo mismo. 
  
Una revolución que se construye a diario y que tiene en la historia, su 
retaguardia más sólida y más esclarecida. Esas apelaciones de Evo deberían 
abrirnos los ojos y los corazones a todos: hay que aprender de esa memoria, hay 
que honrarla y embellecerla a diario para que guíe los pasos a futuro. Sólo así 
no habrá vuelta atrás. 
  
Hay que caminar con los muertos. Muertos que vuelven y son millones. Millones 
de seres que hoy quieren dejar atrás el lastre y la ignominia de no ser ellos 
mismos, de ser invisibles para los poderosos insensibles, de no tener voz, 
estancia intensa y presencia activa. Millones que buscan auto reconocerse en un 
espejo que siempre atesoraron y que hoy, Evo alza victorioso, más allá de todos 
los fragores de una batalla interminable, que aún no concluye. 
  
Ese es el espejo de la historia, de la historia inmemorial, de la Historia 
Grande , de esa historia que sigue latiendo en las piedras y en los árboles, y 
el que se mira en ese espejo, puede extraviarse de momento, puede ser 
abandonado por un compañero en la ruta, puede sufrir tormenta y embate, pero 
nunca, nunca, nunca pierde la huella, porque el camino de la sangre derramada 
es el único que no se borra, porque el camino del ejemplo de aquellos que nos 
antecedieron, con su heroísmo y entrega, es el único que no se olvida. 
  
Ese es el ejemplo que da Bolivia. Es un sentimiento de piel que se hermana, es 
una actitud de vida que se comparte, es el heroísmo colectivo ―aquí el héroe es 
el pueblo, el explotado, el pobre, el desgarrado, el desarraigado, el 
discriminado, el abandonado, el siempre olvidado― que ilumina y conduce. 
  
El mundo debería escuchar lo que tiene que decir este pequeño gran país de las 
montañas y de las selvas. El mundo debería oír lo que tienen que enseñar las 
naciones y pueblos indígenas de Bolivia. El mundo debería conmoverse de sí 
mismo sabiendo que en un rincón del planeta, los muertos caminan con los vivos 
buscando un destino que se merecen y merecieron todos. 
  
Hoy es domingo. Un domingo que parece cualquier domingo pero que no lo es: es 
el primer día entero de Estado Plurinacional. Se siente en el alma y en el 
espíritu, se siente en el ajayu, se siente allí donde hay que sentirlo. Se 
siente en el aire puro de las montañas, se siente allí donde volvemos a 
hermanarnos y soñamos todos con un futuro sin racismo, ni explotación del 
hombre por el hombre. Se siente, carajo, claro que se siente. 
  
  
Pablo Cingolani 
Río Abajo, 8 de febrero de 2008



      

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