Nota: posiblemente este mensaje os llegue duplicado, por los reajustes
de nuestro servidor.

    Saludos a todos.
    Como sabéis de mi poca afición a los anglicismos, no diré que escribo
ahora un "off-topic", diré que riego fuera del tiesto.
    El infortunado y baldío encono sobre los topónimos extranjeros, las
frasecitas sobre pegar a tu padre (o a tu marido), el dilema del prisionero
que va a ser ejecutado, etcétera, revelan un mal café entre lógicos,
lingüistas, traductores y demás fauna de la palabra y la idea.
    Yo, que soy traductor profesional, conozco esta picajosidad y esta
amargura.
    Fundamentalmente, todo esto se debe a que estas "profesiones" apenas
ganan  un duro, por la economía capitalista que condena al paro a un buen
porcentaje de gente y porque, incluso en una sociedad justa (o sea
comunista, en mi opinión), la necesidad de lógicos, traductores, lingüistas,
filósofos, comunicólogos, etcétera, es francamente escasa. Así que, aparte
de gente autoendiosada, el problema es el malestar por la falta de pasta.
    ¿Quién se entusiasma por la existencia de miles de lenguas en el mundo?
Muy poquitos, seamos sinceros, y a la mayoría de la gente le resbala que
deje de usarse tal o cual lengua en el mundo.
    A mí particularmente, comunista y negador de las bondades del trabajo,
esto no me altera. El capitalismo necesita parados, no son un accidente del
sistema, los necesita para mantener bajos los salarios y para mantener la
jerarquía de clases sociales. El fin del malestar económico de los
"trabajadores de la palabra" no vendrá de la multiplicación de cátedras y
academias, sino de una revolución comunista (racional, no a base de tiros)
que elimine el trabajo asalariado y dé a cada uno según sus necesidades.
Insistir en el sentido común es la vía. Soy optimista en este sentido: la
voz de la razón siempre acaba por hacerse oír.
    Bueno, y acabado ya mi riego fuera del tiesto, os comentaré algo sobre
el uso del tino.
    Llevamos cierto tiempo de uso oral del tino en Madrid. Hay muchos
lingüistas, poetas, traductores, etcétera, en el ajo. Por supuesto. Pero
también (y esto es fundamental) mucha gente negada y mediocre para el
aprendizaje de idiomas. Cuando alguien nos dice (fundamentalmente desde el
resentido esperantismo) que el tino es una lengua para burros y mediocres,
respondemos que sí, claro, y que cuando nos lo dicen es señal de lo bien que
lo estamos haciendo.
    Un mediocre consumado en el aprendizaje de idiomas no va a aprender la
ortografía "clásica" de las lenguas neolatinas, que en realidad nada tiene
de clásica y es simplemente arcaica, ya anticuada fonéticamente. Ese
mediocre consumado no va a poner pegas a una ortografía fonética. Un
ejemplo.
    Algún mediocre de éstos, de lengua castellana, ha vacilado un poco al
pronunciar en tino la palabra "ce". Pero al explicarle que en tino la
ortografía es fonética, por lo cual cada letra tiene siempre la misma
pronunciación, inmediatamente ha pronunciado bien y sigue pronunciando bien.
Nadie, hasta ahora, ha encontrado dificultades al usar la ortografía del
tino. Con los verbos, por el contrario, las críticas son frecuentes y, en mi
opinión, muy fundadas.
    Porque el sistema verbal del tino arcaico, del tino elaborado hacia la
primavera del 2001, es un sistema para gente competente, con mucha memoria,
con gran capacidad para seleccionar situaciones, con gran capacidad para
diferenciar entre unos tipos de frase y otros, etcétera. O sea, que no vale
para burros y mediocres, al revés de la filosofía fundamental del tino.
    A continuación os describiré una propuesta de sistema verbal que se ha
elaborado entre nosotros los tinistas.

    Como verbo de ejemplo tenemos el verbo amare (amar)

    El infinitivo es: amare. El gerundio es: amando (variante: amandeo). El
participio activo es: amanto. El participio pasivo es: amato. La variante
del gerundio es para evitar su posible confusión fonética en algún caso con
el participio activo. Las formas impersonales del tino, que acabo de
redescribir, nunca han presentado gran problema. Pero sí las formas
personales. Veamos cómo quedarían ahora.
    Sólo habría cinco formas personales: pasado, presente, futuro,
condicional e imperativo. Desaparece el subjuntivo. Los restantes matices de
tiempo, modo, suposición, etcétera, se formarán con adverbios, preposiciones
y partículas, o sea de forma analítica.
    Las formas compuestas se harán con el verbo auxiliar avare (haber o
tener) y el participio pasivo del verbo que se conjuga. La forma compuesta
indicará una acción con el matiz verbal de futuro, condicional, etcétera,
pero anterior a otra acción explícita o implícita en la frase. En las formas
compuestas personales el participio concuerda en número con la forma verbal.
    La voz pasiva se hará con el verbo auxiliar esare (ser) y el participio
pasivo del verbo que se conjuga. La voz pasiva indicará un realce del sujeto
pasivo o habitualmente secundario. En la voz pasiva con formas personales el
participio concuerda en número con la forma verbal.
    Las formas compuestas y pasivas pueden usarse en casos impersonales (por
ejemplo, con el gerundio) y con formas personales, que es lo habitual. Pero
incluso en las formas personales se prefiere ceñirse a las formas simples
activas, reservando la utilización de las formas compuestas y de la voz
pasiva a los casos en los que haya que precisar. En tino actual, la
tendencia es usar más de un ochenta por ciento de las veces las formas
sintéticas simples, al conjugar el verbo.
    He dicho formas sintéticas, porque en tino actual el pronombre personal
se usa raramente, ya que la terminación verbal indica el matiz de persona y
número.
    Vayamos pues con la propuesta de conjugación verbal simple en la voz
activa.

    Cada forma personal tiene una vocal temática: a para el presente, i para
el pasado, o para el futuro, u para el condicional y e para el imperativo.
Al conjugar el verbo, se toma su raíz, se le añade la vocal temática y
finalmente se ponen las terminaciones de persona y número. Siguiendo el
orden de primera, segunda y tercera personas en el singular y en el plural,
éstas son las seis terminaciones personales: me, te, le, ne, be, je.

    Como ejemplo, veamos el presente bilingüe en castellano y tino del verbo
amare (amar)

    (mio)     amame          (yo)             amo
    (tuo)      amate           (tú)              amas
    (elo)      amale            (él)              ama
    (nosos)  amane           (nosotros)   amamos
    (bosos)  amabe           (vosotros)   amáis
    (ijos)      amaje           (ellas)          aman

    Como posiblemente hayáis visto, la consonante característica de cada
terminación personal es la misma que alguna consonante característica de
algún pronombre personal correspondiente, y generalmente es la inicial. Por
esta razón nemotécnica he puesto el pronombre masculino singular pero el
femenino plural. Repito que, ordinariamente, no se usan los pronombres
personales.
    Ahora doy la segunda persona del plural en todas las formas personales:
amabe (amáis), amibe (amasteis o amabais), amobe (amaréis), amube (amaríais)
y amebe (amad). Cambiando las seis consonantes de persona y número (según
orden tradicional: m, t, l, n, b, j) se forma cualquier otro caso de forma
personal. En total, hay treinta casos de verbo personal, incluyendo el
inusitado caso de la primera persona singular del imperativo. Pero basta
aprender cinco vocales temáticas, cinco consonantes de persona y número que
las siguen, y la vocal final eufónica e, para conjugar todo; son solamente
once datos
    Algunos ejemplos complejos: ababe amatos (habéis amado; esabe amatos
(sois amados o amadas); ababe esatos amatos (habéis sido amados o amadas).
Como se ve en el último ejemplo, las formas compuestas de la voz pasiva son
bastante largas; pero todas estas formas largas son infrecuentes, reservadas
para matizar cuando puede haber confusión. Lo habitual, en vez de "ababe
esatos amatos" es simplemente "ono amile pe bosos" o bien "ono amile bosos"
(se os amó), omitiendo a voluntad la preposición de acusativo "pe" (que aquí
es prescindible porque la frase es indudable). Si, además, el sujeto
implícito es claro, también se puede omitir el pronombre impersonal "ono"
(se, uno), quedando la frase en tercera persona del plural, como "amije
bosos" (os amaron, se os amó). En conclusión, en vez de una forma larga y
algo pesada si no es necesaria para precisar, como "ababe esato amatos", se
usa más frecuente y cómodamente la sencilla fórmula "amije bosos". O "bosos
amije"; con este hipérbaton es recomendable la partícula de acusativo: "pe
bosos amije".

    fa isa alesandrulo sabiero casanobo domingo/ De Alexandre Xavier
Casanova Domingo.



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