tomado de:
http://www.globalizacion.org/analisis/GutierrezSoftLibreAdmPublica.htm

 

SOFTWARE LIBRE EN LA ADMINISTRACION PUBLICA: UN PASO NECESARIO

 

Gonzalo Gutiérrez 

 


Hace mucho tiempo que el “software libre” ha alcanzado la madurez, y si bien
el proceso de discusión sobre su adopción en la administración pública
mantiene un retraso de años, éste ha ido ganando espacios de manera lenta
pero sostenida en América Latina. Al principio solía verse a sus impulsores
como locos, románticos y hasta fundamentalistas, una imagen que no es
extraña a quienes llevan adelante propuestas que aún no cobran trascendencia
pública (algo parecido pasaba con los ecologistas en los años 70). 

Hoy en día la alternativa “libre” surge como un aspecto serio a considerar y
prueba de ello es que existen gobiernos nacionales y locales que han
decidido optar por esa vía, como recientemente lo ha hecho Venezuela. Es de
esperar que otros sigan con el ejemplo, aunque aún no está claro que esto
vaya a suceder. La discusión tiene implicancias sociales, políticas,
económicas y filosóficas, pero es un requisito previo que se generen
espacios públicos de discusión en torno a esta temática para que los
argumentos puedan ser considerados en su verdadera dimensión. Pero antes de
continuar detengámonos en algunos conceptos fundamentales.


Qué es el software libre 

El “software libre” es aquél software que cumple con las siguientes cuatro
libertades: La libertad de usar el programa con cualquier propósito
(libertad 0). La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo
a las propias necesidades (libertad 1). La libertad de distribuir copias del
programa (libertad 2). La libertad de mejorar el programa y hacer públicas
las mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie
(libertad 3). (*) El acceso al código fuente, el código en que está escrito
el programa, es una condición previa para esto. 

El concepto de “software libre” surge por oposición al de “software
propietario” o “software privativo”. Dentro de este último modelo se sitúa
aquel software que “esconde” al usuario su código fuente, esto es, los
algoritmos que lo componen. Por sus características, el software propietario
conlleva múltiples perjuicios para el usuario, entre los que pueden
mencionarse la imposibilidad del usuario de saber qué hace realmente el
programa y por consiguiente la imposibilidad de modificarlo para adaptarlo a
sus necesidades. 

De hecho, cuando alguien adquiere un software propietario, no está
adquiriendo el programa sino la licencia de uso. La propiedad del programa
continúa en manos de la empresa que lo desarrolló. Por ello, cuando
invertimos en un software propietario, cualquiera que sea, quedamos
expuestos a las futuras decisiones que tome el fabricante de dicho software,
lo cual incluye discontinuar el producto en el cual habíamos invertido. Esto
equivale a decir que bajo el modelo de software propietario quedamos de
algún modo “atados de pies y manos” a las decisiones de un fabricante, lo
cual es particularmente negativo cuando quien queda sujeto a estas
decisiones es el gobierno al frente de un país. 


Qué es Linux 

Linux es un sistema operativo, lo cual a grandes rasgos significa que es un
programa que se ocupa de gestionar la comunicación entre el usuario y la PC
desde el nivel más básico, interactuando con el hardware de la misma. Una de
las principales características de Linux es que fue concebido desde sus
inicios como software libre, es decir que cae dentro del modelo mencionado
en los párrafos anteriores, adquiriendo por tanto todas sus ventajas y
beneficios. Linux no es el único sistema operativo libre que existe, pero
sin duda es el que ha alcanzado mayor popularidad y el que se perfila como
una alternativa frente a los sistemas operativos concebidos bajo un modelo
de software propietario, entre los que se destaca Windows de la empresa
Microsoft. 


Software libre en la administración pública 

La discusión en torno al software libre tiene uno de los puntos medulares en
la administración pública. Si el software libre debe ser tenido en cuenta,
esto no solo es debido a los beneficios que recaen sobre los usuarios
individuales. La administración pública también se verá beneficiada
adoptando la plataforma Linux y aquellos programas de código abierto que
sean necesarios por parte de los sistemas informáticos de todas las
dependencias estatales. 

¿Si algo es gratis por qué pagar por ello? En esa cuestión reside uno de los
puntos fuertes del software libre, sobre todo visto desde este lugar del
mundo. Pero los argumentos van mucho más allá de esto, existen cinco
argumentos principales para que un país adopte el software libre en la
administración pública y se mencionan a continuación: 

1) Argumento macroeconómico. Se estima que la adquisición de un sistema
operativo más un paquete de oficina, ambos con una licencia comercial,
cuestan entre 300 y 800 dólares por cada computadora, y ese gasto debe
renovarse cada dos o tres años. Los países del tercer mundo, con las
carencias de recursos que cuentan, no pueden darse el lujo de transferir
semejantes cifras de dinero al exterior. Máxime cuando se trata de gastos
que pueden evitarse. El gasto en sistemas operativos por parte del Estado es
un gasto que sencillamente puede evitarse pasándose a Linux, que es un
sistema operativo que es gratis. Lo mismo vale decir para las distintas
aplicaciones finales, como los paquetes de oficina, bases de datos,
navegadores, clientes de correo electrónico, entre otras. 

2) Seguridad. Contrariamente a lo que puede pensarse, el hecho de hacer
públicos los códigos de los programas no va en contra de la seguridad de los
mismos sino que la favorece. Utilizando software libre se puede saber qué
está haciendo realmente un programa, qué tipo de información maneja y cómo
lo hace. Una buena seguridad debe basarse en la transparencia. El software
propietario oculta estos aspectos y muchas veces no sabemos qué información
está enviando a otras computadoras remotas. La transferencia de información
reservada puede ser debida a fallas o errores contenidos en los programas o
porque así lo hicieron intencionalmente sus fabricantes. 

3) Autonomía tecnológica. Adoptando el software libre y con las
posibilidades que éste ofrece de acceder al código fuente, muchos usuarios
pasarán de ser consumidores a ser desarrolladores de software. Esto
significa que se podrán adaptar los programas a las necesidades específicas
de las distintas dependencias, y todas esas modificaciones deberán
realizarse siguiendo los requisitos exigidos por el modelo de software
libre. La autonomía tecnológica debe estar vinculada al concepto de
estándares abiertos, que consisten en especificaciones técnicas que son
publicadas por una organización y puestas a disposición de cualquier usuario
para ser implementadas en aplicaciones específicas, lo cual favorece la
interoperatividad entre las distintas aplicaciones. 

4) Independencia de proveedores. Adquiriendo un software propietario
generamos una relación de dependencia con respecto a un fabricante. Una vez
que instalamos dicho software dependeremos del fabricante para obtener
actualizaciones, y en la mayoría de los casos esas actualizaciones exigirán
invertir más dinero aparte del que ya pagamos. Con una política de software
libre, si el Estado paga por el desarrollo de un software exigirá que se le
entregue el código fuente del mismo, con lo cual si en el futuro desea
efectuarle modificaciones podrá optar por proporcionarle el código a otros
desarrolladores para que las realicen. 

5) Argumento democrático. Las nuevas tecnologías de la información han
pasado a ocupar un lugar central en la gran mayoría de las sociedades. Si
bien cada vez son más los usuarios que acceden a dichas tecnologías, la
“brecha tecnológica” es muy grande y en medio del actual modelo instaurado
es un factor más de exclusión social. El software libre favorece la
democratización de la información permitiendo la utilización de protocolos y
lenguajes que no son propiedad ni monopolio de nadie. En este mismo
argumento se sitúan la posibilidad de traducir el software a lenguas para
las que no esté disponible en su origen, así como adaptarlo a las
características propias de quienes serán los usuarios finales, antes que el
usuario se adapte a las características que le impone el software. 


Software libre como política de Estado 

América Latina se caracteriza por tener buena formación en desarrolladores
de software, tanto quienes egresan de la educación pública como quienes lo
hacen de instituciones privadas. Muchos programadores han sido tentados a
emigrar en los últimos años, y muchos otros trabajan en sus propios países
desarrollando software para empresas extranjeras. Nada de esto es malo en sí
mismo, pero los estados están prescindiendo de un gran potencial humano, que
no por casualidad es codiciado en el extranjero. No se trata de favorecer
con exoneraciones impositivas a unas pocas empresas que producen software.
Hay que buscar las vías para canalizar todo el potencial de conocimiento y
creatividad que sin duda están presentes en los programadores individuales. 

Los estados deberán fomentar la investigación y el desarrollo de software
libre a través de incentivos a los desarrolladores. Se deberán redefinir los
estándares de educación en materia de software, se deberán crear programas
de formación que permitan superar la brecha tecnológica. Es necesario para
todo esto conformar grupos multidisciplinarios que investiguen a fondo el
tema y creen el marco legal adecuado para su implementación y regulación. La
adopción del software libre en la administración pública es solo uno de los
aspectos a considerar, aunque sin duda es el aspecto más relevante. 

Sin duda no se trata de un proceso fácil, pero cuando nos enfocamos en las
posibles limitaciones que pueden existir para adoptar el software libre las
mismas en ningún caso son de carácter técnico. Los principales escollos
están en los intereses de determinados sectores que pretenden mantener sus
privilegios obtenidos a partir del modelo vigente. Pero están también en la
mentalidad de algunos funcionarios de la administración pública que pueden
mostrarse reacios a un cambio de tales características. Por estas razones es
necesario entablar un diálogo nacional donde se expongan las distintas
posiciones al respecto y se tengan en cuenta las experiencias concretas
llevadas a cabo en otros países. 


El software libre como parte de una estrategia mayor 

Gran parte de la dependencia de América Latina pasa por su dependencia de
las tecnologías de información. El impacto que ello genera no consiste
únicamente en los perjuicios económicos, lo más importante es la
subordinación a las políticas tecnológicas que vienen impuestas por
monopolios desde los países centrales. 

Cualquier estrategia que se plantee seriamente superar la dependencia debe
plantearse poner fin a esta subordinación. Se trata entonces de un aspecto
crítico a tener en cuenta cuando se discuta la adopción del software libre
en la administración pública. La incorporación del mismo no significará
poner fin a la dependencia porque el aspecto central de esta última no es
exclusivamente tecnológico, pero sin duda que constituirá un espacio de
libertad mayor que el que actualmente tenemos, y por eso solo vale la pena. 

 

* Una definición más precisa puede encontrarse en
[http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html ->
http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html] 
Silveira, Sergio Amadeu da, Software livre: A luta pela liberdade do
conhecimiento. Editora Fundaçao Perseo Abramo. Sao Paulo, 2004.

 

Gonzalo Gutiérrez analiza temas de la sociedad de la información en D3E
(Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina). Se permite la
reproducción del artículo siempre que se cite la fuente. Publicado el 12 de
abril 2005.

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