Estimados colegas: 
  Estamos preparando el v. 20, n. 1 (enero-febrero de 2011) de la revista 
                 EL PROFESIONAL DE LA INFORMACIÓN 
  sobre:
"Psicología y sociología de la información"
  A primera vista es posible que este tema parezca un tanto raro para EPI, pero 
analizándolo un poco veremos que no lo es, y que puede generar muchos 
artículos. 
   
  Quizá no se nos enseñó en clase y acaso ahora tampoco seamos muy conscientes 
de ello, pero lo cierto es que la psicología es muy importante en nuestra 
profesión. 
   
  De entrada no debe ser casual que haya habido importantes psicólogos que han 
hecho muy buenas aportaciones a la biblioteconomía, a la documentación y, sobre 
todo, a los sistemas de información. 
   
  Modernamente la arquitectura de la información, la usabilidad y la 
encontrabilidad se nutren de la psicología. En nuestros esfuerzos y apostolados 
en favor del uso de la información en empresas, en bibliotecas públicas, etc., 
ya sea ofreciendo servicio de referencia, realizando búsquedas, como 
gatekeepers o dando clases de alfin --por citar sólo unos someros ejemplos- 
necesitamos buenas dotes psicológicas si queremos hacernos oir, resultar 
útiles, que se nos valore, y que todo ello ocurra sin que se produzcan roces.
Hace 2 números de EPI (v. 19, n. 5, sept.-oct. 2010) tratamos sobre cooperación 
en redes de bibliotecas, pero en nuestra profesión es habitual la colaboración 
en muchos otros casos, pues para realizar con éxito tareas de cierta 
envergadura necesitamos formar equipos, alianzas o cooperativas.

¿Por qué no se usan algunos sistemas de información, a pesar de tener un diseño 
perfecto? Bueno, pues a lo mejor no es tan perfecto; quizá la lógica del 
diseñador no coincide con la lógica de los que lo tienen que usar; quizá no se 
han sabido vencer las naturales resistencias de los usuarios a abandonar el 
sistema antiguo. ¿Y si resulta que la implantación del nuevo sistema la ha 
hecho una consultora externa sin consultar a los empleados...?

Cada usuario es un mundo o, mejor dicho, una sucesión de mundos que evolucionan 
a lo largo del tiempo según la edad, las etapas, y las visicitudes de la vida. 
Varían los intereses, la receptividad, la capacidad de asimilar los 
conocimientos...

La Web 2.0 nos ha abierto un nuevo campo de estudio psico-sociológico: 
¿por qué la gente colabora en las listas, en los blogs, en los sitios sociales 
y a través de las redes en general? ¿y por qué otros no intervienen nunca? 
¿por qué a veces se proporciona información a desconocidos de forma altruista? 
¿qué filias (o fobias) se producen?

También podríamos discutir sobre cómo nos ve la sociedad, o sobre si es verdad 
que esta profesión vive con un permanente complejo de inferioridad.

Y luego está toda esa importantísima faceta del marketing, tanto personal como 
de nuestros servicios: más y más psicología...

El hecho de manejar algo intangible y etéreo como la información nos confiere 
unas características muy concretas, distintas de otras profesiones, por lo que 
nuestra psicología también es especial. Nosce te ipsum.
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  Artículos para evaluar: antes del 20 de octubre de 2010
  Notas y experiencias: antes del 15 de noviembre de 2010
Un saludo, 

Tomàs Baiget
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