Democracia y cultura en la educación intercultural peruana (FRAGMENTO)
Por Deborah Poole, para Ciberayllu
Texto Completo en:
http://www.andes.missouri.edu/andes/Comentario/DP_Cultura.html
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¿Cómo se puede desarrollar tal pedagogía en una sociedad donde las culturas
y las lenguas han sido durante muchos siglos imaginadas como
correspondientes a formas de vidas circunscritas e inherentemente
desiguales?

(a) En primer lugar, cualquier propuesta para impulsar la interculturalidad
en el Perú deberá empezar con el reconocimiento de lo enraizado que está
este concepto de cultura en la mayoría de los peruanos.   Para muchos
peruanos, es difícil entender que «la cultura» es algo más que el folklore;
que la cultura no se forma solamente a través de creencias ancestrales sino
también a través de prácticas políticas y económicas; que el hecho de que
los indígenas y campesinos peruanos tengan culturas distintas no significa
que sean éstas menos modernas que las mestizas y europeas; que la cultura
nacional peruana es producto de las practicas y experiencias de todos sus
ciudadanos; que las culturas indígenas no son meros rezagos del pasado pero
más bien componentes integrales de la nacionalidad y de la modernidad
peruanas.

(b) Segundo, tenemos que pensar muy seriamente cómo debe enseñarse «la
cultura» en los currículos actuales.   En la actualidad existe una tendencia
a enseñar la cultura indígena, por ejemplo, como «ancestral» o «antigua.»
De acuerdo con este concepto,  las culturas indígenas no son consideradas
como agentes históricos.  El currículo religioso refuerza esta imagen de las
culturas indígenas con el argumento evolucionista de que las religiones
no-cristianas solo  ofrecen  verdades parciales que comparten algunas
creencias y racionalidades con la fe católica, pero que no han llegado
todavía a conocer la «Verdad.»  En lugar de enseñar a los estudiantes que
algunas culturas son más o menos auténticas, y algunas religiones más o
menos «verdaderas», debemos enseñarles a considerar y evaluar las culturas
como distintas maneras de vivir.   En este sentido, es importante subrayar
que la interculturalidad se enseña a través de contenidos, y no sólo como
capacidades.   Los contenidos más importantes son la historia y la
antropología,  disciplina ésta que no se enseña actualmente en las escuelas
publicas del Perú.   Podríamos, por ejemplo, repensar la historia nacional
como una historia que incluye tanto a los héroes nacionales, como a los
indígenas, africanos y asiáticos que también lucharon por el país.
Podríamos, por ejemplo, imaginar textos que muestren «indígenas» utilizando
computadoras o viajando en avión.   De esta manera, se rompe con las ideas
establecidas que asocian a «los indígenas» exclusivamente con el folklore,
la artesanía, y el pasado.

(c) Tercero, necesitamos partir de un mejor entendimiento de cómo funciona
la interculturalidad en la sociedad peruana actual.  En la actualidad,
muchos campesinos e indígenas practican la interculturaldad por necesidad.
Diariamente se mueven entre «dos mundos»; entienden que hay códigos
comunicativos distintos;  su experiencia les ha enseñado a negociar la
discriminación y la exclusión; aprenden las formas de comunicarse con un
estado, una sociedad y una economía dominados por otras pautas culturales.
Los sectores criollo, mestizo o «europeo», en comparación, tienen mucho
menos competencia comunicativa intercultural.    El hecho de que su
«identidad» sea reconocida como «nacional» o dominante, significa que tienen
muy poca experiencia negociando las complicaciones de la comunicación
intercultural.   Tienen muy pocos incentivos para entender al «otro,» mucho
menos para aprender sus idiomas.  Esta discrepancia indica la urgente
necesidad de educación intercultural entre los sectores mestizo, urbano o
«blanco».  También es importante distinguir entre la interculturalidad como
eje de todo el sistema educativo, y la educación bilingüe como un componente
de una educación intercultural.  Aunque lo ideal sería capacitar
interculturalmente a través de la enseñanza de segundos idiomas, hoy en día
en el Perú no contamos con los recursos necesarios para poder ofrecer a
todos los peruanos la posibilidad de aprender uno de los más de treinta
idiomas nativos nacionales. El   Perú no cuenta con suficientes profesores
con formación profesional en la enseñanza de idiomas.  En el largo plazo, el
reto será el de institucionalizar la educación bilingüe como requisito del
currículo de formación de todo el profesorado nacional.   Sin embargo, la
triste realidad es que, en el corto plazo, no va a ser posible realizar el
sueño de una educación bilingüe para todos los peruanos.

(d) Al mismo tiempo, tomando en cuenta la creciente demanda popular por
participación democrática, no se debe postergar la enseñanza de la
competencia comunicativa intercultural, aunque al momento no sea posible
ofrecer educación bilingüe a todos los peruanos.   La interculturalidad
constituye un derecho y un deber.   Las habilidades interpretativas para
comunicarse con personas de otras culturas y sociedades; la capacidad para
reconocer  las fuentes del conflicto, de la discriminación y de la
desigualdad; y el respeto para los derechos propios y ajenos, deberán de ser
los objetivos de una educación basada en el principio de la competencia
comunicativa  intercultural.  Esto solo se puede lograr con un currículo que
reconozca y admita el principio del pluralismo cultural, las raíces
históricas y actuales de la desigualdad, y las contribuciones de todas las
culturas nacionales a la modernidad peruana.

(e) Finalmente, hay que tratar la interculturalidad como un problema
intersectorial.   La educación intercultural tiene que estar acompañada por
la reforma de la programación y de la filosofía de los  medios de
comunicación.   También tiene que incluir campañas orientadas a hacer más
visibles a  las otras culturas e idiomas del país, en los espacios públicos,
oficinas estatales, e instituciones sociales.  Aquí también es importante
subrayar que muchas de las demandas populares por la interculturalidad
provienen de los movimientos regionales.   Estos movimientos ofrecen un
espacio importante para promover la política intercultural, y es importante
establecer vínculos más estrechos entre regionalización e
interculturalidadcomo proyecto político y educativo.
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