Saludos.
Interesante nota la de Uds. Importante para el pensar y de valor
inmenso para la conciencia social.
Le adjunto abajo una breve nota de una amistad, a quien reenvié su
escrito.
ESTIMADO AMIGO: MUY BUENA SU APRECIACION. IMPORTANTE PARA MI LO QUE UD
DICE,EN LO QUE RESPECTA A LA ACCION Y NO QUEDARSE EN EL DISCURSO.TAL VEZ, SEA
ESE EL MOTIVO, POR EL QUE LLEVO 25 AÑOS CANTANDOLE A MIS RAICES Y A PATA PELA,
CON LAS JOYAS MAPUCHES EN MI PECHO COMO TESTIMONIO VIVIENTE DE MI HISTORIA DE
MAS DE 500 AÑOS DE LUCHA POR NUESTRA IDENTIDAD. SIENTO QUE LA HISTORIA HAY QUE
PONERSELA, QUE NO VALE DE NADA EL DISCURSO SI NO SE HACE VIDA CON EL, SI NO SE
TOMA DESAYUNO Y SE ACUESTA CON EL.
ATTE. SOL DOMINGUEZ VOCALISTA CONJUNTO SOL Y MEDIANOCHE.
( Stgo.de Chile -2 /Feb/2007)
CipcaNotas [EMAIL PROTECTED] escribió:
CipcaNotas
Boletín Virtual No 176, Año 6. Enero de 2007.
RED de comunicación del personal de CIPCA-Bolivia
www.cipca.org.bo
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¡ADELANTE ÁFRICA!
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Por: Oscar Bazoberry Chali (*)
El Foro Social Mundial realizado en días pasados en Nairobi, Kenia, fue una
oportunidad especial para conocer una ínfima parte de África. Los
representantes de este continente, como su vida diaria, mostraron que los
africanos tienen ritmo propio, ritmo tan universalizable como uno de sus
principales problemas: la pobreza.
La pobreza se muestra en dimensiones gigantescas y es común observar, tanto
en la vida diaria como en el discurso de propios y extraños, algunos de sus
principales efectos: delincuencia, prostitución, sida, corrupción. En
segundo término se observan, ya para los observadores más acuciosos, otros
efectos como: subordinación, clientelismo, fuga (migración) e integración
compleja en los países del norte.
Para quienes vivimos en países con herencia colonial, mucho de lo visto,
escuchado y leído no es nuevo, a no ser, claro, la diferencia temporal de
los procesos, por ejemplo la mayoría de los países de América Latina ya van
a cumplir alrededor de 200 años de independencia, en cambio la mayoría de
los países africanos van por los 50. Sin que ello quiera decir que es
cuestión de tiempo, pues en la ciencia social es casi ya un consenso evitar
ver la historia universal como una sucesión infinita de acontecimientos
territorializados.
Tanto en África como en América Latina, la herencia colonial ha configurado
una relación muy compleja entre nuestros países independientes y soberanos,
sus sistemas de gobierno y sociedad civil, y los países que colonizaron gran
parte del mundo e impusieron su régimen de gobierno.
En estas relaciones son cada vez más comunes y crecientes los sentimientos y
actitudes contradictorios: la atracción mutua, producto de tantos elementos
que los colonizadores terminaron compartiendo o imponiendo, según el punto
de vista, con los colonizados: la lengua, imitaciones maltrechas de sistemas
legales, impositivos, políticos, noción universal de las aspectos básicos
del desarrollo social contemporáneo; por tanto un conjunto de afinidades que
están presentes y no se las puede negar. Al mismo tiempo, un proceso de
repulsión que por el lado del colonizado reclama la restitución de lo
destruido, o transformado, para ponerlo sutilmente, y desde el colonizador
la desatinada certeza de las insuficiencias de nuestros pueblos para
encontrar un camino adecuado a sus propias aspiraciones.
Desde la reflexión boliviana, es necesario rescatar y avanzar en la
construcción más fina del concepto de descolonización que ha tenido
resonancia política en los últimos años y es central en el discurso y
algunas acciones del gobierno del MAS, encabezado por Evo Morales. Como
algunos entendemos, descolonizar es mirar el pasado con el ánimo de
descodificar el presente, comprenderlo, en la necesidad de enriquecer la
vida institucional, modificarla, transformarla, quitarle aquellos elementos
que agobian a los países y que se han enraizado en sus culturas, en sus
nacionalismos y regionalismos. Se trata por tanto de formar una actitud
crítica ante la construcción de futuros escenarios institucionales, de
manera que por una parte se mantenga la apertura para cambiar las herencias
que nos frenan y por otra se promuevan transformaciones respetuosas con las
culturas y ambiciosas con los actuales retos de los pueblos. Nótese que
evito la sobrevaloración del pasado, así como la fatalidad del futuro.
Descolonizar es un proceso de construcción abierto a la recuperación crítica
del pasado y la creatividad con el futuro. Descolonizar es una demanda de
los pueblos colonizados, aunque para avanzar en asuntos prácticos es
necesaria la transformación de las instituciones internacionales, de las
naciones poderosas y de los líderes del mundo. Descolonizar es hacer
ejercicios cotidianos, desde el poderoso, para evitar actitudes que a título
de solidaridad internacional, seguridad mundial y cualquier otro argumento
globalizador imponga criterios y acciones que no han sido debidamente