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Todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente
 

 Fernando Huanacuni, líder indígena aymara de Bolivia. 
La propuesta y la práctica del Buen Vivir surgen de la cosmovisión indígena y 
se ofrecen a toda la humanidad. Fernando Huanacuni, aymara boliviano, ha 
realizado un estudio para la CAOI sobre el “Buen Vivir / Vivir Bien: filosofía, 
políticas, estrategias y experiencias de los pueblos indígenas andinos”. 
Entregamos aquí la transcripción de su exposición en el Foro Público “El Buen 
Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos” realizado el jueves 28 de enero.
Vamos a compartir aquí en nuestra pacha, tiempo y espacio, todas las 
reflexiones de este torrente de las aguas y las vertientes de nuestros abuelos, 
de nuestras abuelas.
La enseñanza de los abuelos y abuelas no es solo racional, tiene el ímpetu y la 
fuerza de la vivencia, la claridad de la mente y el corazón. Ante las nuevas 
condiciones de la realidad a las que nos ha llevado la modernidad, el 
desarrollo, el humanismo, el antropocentrismo, el deterioro de nuestra vida y 
la vida en su conjunto, hoy emerge vigorosa, fuerte, traslúcida la voz de los 
pueblos indígenas originarios. 
Tenemos que ir hacia algo, hacia alguna parte. En aymara decimos Taki, el 
camino sagrado. Indudablemente ahí aparece el allin kausay (quechua) sumak 
qamaña (aymara), vivir bien (castellano) . Ese horizonte nos permite 
reconstituir nuestra fuerza, nuestra vitalidad, saber quiénes somos, cómo 
vivimos, con qué fuerzas y quiénes nos acompañan. 
Armonía y equilibrio 
Vivir bien nos hace reflexionar que debemos vivir en armonía y en equilibrio. 
En armonía con la madre tierra. La Pachamama no es un planeta, no es el medio 
ambiente, es nuestra madre tierra. Vivir en armonía con el cosmos, porque el 
cosmos también tiene ciclos, ritmos; vivir en armonía con la historia, saber 
que estamos en tiempos del pachakuti, la época del reordenamiento de la vida, 
de la revitalizació n de las fuerzas naturales ante la conducta antinatura del 
pensamiento occidental. 
Vivir bien es vivir en armonía con los ciclos de la vida, saber que todo está 
interconectado, interrelacionado y es interdependiente; vivir bien es saber que 
el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto. Pensamientos y 
sabidurías de nuestros abuelos y abuelas que hoy nos dan la claridad del 
horizonte de nuestro caminar. 
El movimiento indígena originario en el horizonte del vivir bien, no solamente 
busca reconstituir el poder político, social, jurídico o económico: 
esencialmente busca reconstituir la vida, reencontrarnos con nosotros mismos. 
Somos pachamama 
Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe 
la dicotomía ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos pachamama, somos 
pachacamac, somos vida. Por lo tanto, somos responsables también como 
agricultores de la vida. 
En estas nuevas condiciones emergentes, reconstituir nuestra identidad es 
volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de 
la naturaleza. Volver a nuestra sabiduría, a nuestros ancestros, al camino 
sagrado. No es retroceder sino reconstituirnos en los principios y valores que 
no tienen tiempo, que no tienen espacio. 
Vivir en equilibrio con quiénes, con todas las formas de existencia. “Todo 
vive”, decimos en aymara: las montañas, el río, los insectos, los árboles, las 
piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la 
vida. Y nosotros para reconstituir el vivir bien tenemos que vivir en 
equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que 
vemos, incluso con lo que no vemos: nuestros abuelos, abuelas, nuestros 
ancestros, porque ellos también están con nosotros. 
Proceso de naturalizació n 
Salir de esa visión monocultural, uninacional, salir del monocultivo mental. 
Así como el monocultivo ha deteriorado la madre tierra, la vitalidad y la 
fertilidad de la madre tierra, tenemos que salir del monocultivo mental que 
también ha deteriorado nuestra capacidad natural que cada uno tenemos. Estamos 
emergiendo en estados plurinacionales, saliendo del estado colonial, de la 
república que solamente nos ha sumido en una individualidad humanista. 
Cuando hablamos de vivir bien, estamos hablando de un proceso de naturalizació 
n y no solamente de humanización, porque el proceso de humanización que 
occidente ha planteado sigue viendo al ser humano como el rey de la creación y 
a los demás seres como objetos. Vivir bien significa entrar en ese proceso de 
naturalizació n, volver a nuestra naturaleza, saber que todo vive y saber que 
todo está interconectado y todo es interdependiente. Salir de la premisa de 
occidente. Occidente dice: ganar no es todo, es lo único. Y nos sume en una 
competencia desleal, deshonesta entre humanos. No solamente humanos sino con 
todo tipo de existencia. Vivir bien significa comprender que si uno gana o uno 
pierde, todos hemos ganado o perdido. 
Vivir bien significa mirar bien el horizonte, reconocer que la vida humana no 
es el único parámetro, ni la forma de entender a través de lo racional es la 
única. En aymara decimos: sin perder la cabeza caminemos la senda sagrada del 
corazón. Es abrirnos a la vida, es comprender que la vida tiene facetas 
importantes para reconstituir la vida misma. 
Reconstituir nuestra identidad 
El estado que estamos cuestionando, humanista, individualista, jerárquico, 
depredador, homogenizador, emerge de una cosmovisión y esa cosmovisión tiene un 
carácter individual, machista y humanista. Por lo tanto, para reconstituir la 
cultura de la vida en el horizonte del vivir bien, tenemos que reconstituir 
nuestra cosmovisión y eso significa nuestra identidad. Significa hacernos las 
preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, qué corazón tenemos, quiénes 
han sido nuestros abuelos y con qué fuerza han caminado. 
Este es un tiempo de reordenamiento de la vida, pachakuti decimos en aymara y 
quechua. Reordenamiento no solamente para alcanzar el poder político sino 
esencialmente para reconstituir la vida. Ese es el mensaje de los abuelos y 
abuelas y hoy repercute con más fuerza ante las condiciones adversas de la 
humanidad en que el modernismo y el capitalismo nos han sumergido. 
Hay que diferenciar vivir bien del vivir mejor. Vivir mejor significa ganar a 
costa del otro, es acumular por acumular, es tener el poder por el poder. Pero 
vivir bien es devolvernos el equilibrio y la armonía sagrada de la vida. Todo 
lo que vive se complementa en un ayni que es una conciencia de vida, el ayni es 
la conciencia de que todo está interrelacionado. El árbol no vive para sí 
mismo; el insecto, la abeja, la hormiga, las montañas, no viven para sí mismos 
sino en complementariedad, en reciprocidad permanente: a eso llamamos ayni. 
Tiempo del Pachakuti 
La gran pregunta es: para qué vivimos nosotros. Porque desde la visión 
occidental pareciéramos el virus que está deteriorando la vida misma en su 
conjunto, sin saber que el deterioro de cualquier especie, pequeña o grande, es 
el deterioro de todos nosotros y de la vida misma. Hoy nuestra generación 
despierta al llamado de una responsabilidad generacional, saber que nosotros no 
somos seres individuales, somos los ojos de los abuelos, somos la voz de los 
abuelos, por lo tanto también somos la acción y la esperanza de los abuelos. 
También somos la semilla de quienes van a venir después de nosotros, la semilla 
que va aportar a que la cultura de la vida se fortalezca. 
Ante las condiciones antinatura, se fortalecen y se revitalizan las fuerzas 
naturales: ese es el tiempo en que estamos viviendo. Pachakuti, reordenamiento 
de la vida, un buen tiempo. Nosotros tenemos un abuelo que se llama Tata 
Avelino Siñani que ha hecho la escuela ayllu, mostrando la pedagogía y el 
sistema comunitario de educación. El decía que el mejor tiempo para ver es la 
oscuridad. En aymara decía: ahora es cuando, no mañana y no pasado: ahora. Por 
lo tanto toda esta sabiduría del vivir bien, nuestro horizonte, camino, fuerza 
del vivir bien, nos está mostrando la grandeza de la vida de nuestros abuelos y 
abuelas hoy reflejada en la esperanza de nuestra generación. 
Vivir bien es devolvemos el equilibrio y la armonía, comprender que hay ciclos 
de la madre tierra, por lo tanto hay que sembrar y cosechar en su época y no en 
otras épocas, salir del monocultivo que ha destrozado nuestra vida, como la 
fertilidad de la madre tierra, salir del monocultivo mental que no nos permite 
ver tanta diversidad de la vida.


      

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