Bibliotecarios, bibliotecas y cultura mainstream
Miércoles, 26 de Enero de 2011- 10:39
 



“Dios ama a sus hijos, pero especialmente a aquellos que devuelven sus libros a 
tiempo”.
Francis O'Brien, Head Librarian. The Librarians. ABC TV Series

Los medios audiovisuales y editoriales reflejan en la mentalidad popular una 
visión de nuestra profesión y de nuestros lugares de trabajo muy característica 
y estereotipada, esto es, de “bibliotecas sin usuarios y personal casi siempre 
femenino, con gafas y moño” (Gómez Hernández J.A. y Saorín, T). Acompáñenme 
pues para sumergirnos en el maravilloso mundo de los extraños pero entrañables 
seres que habitamos entre estanterías y bases de datos. 
 

El estereotipo del bibliotecario

La imagen de una bibliotecaria (o de un bibliotecario, que también existimos) 
como custodios de gesto severo, cuadriculados con las normas, rancios en el 
vestir y con un punto de frustración, se halla grabada a fuego en la cultura de 
masas occidental debido sobre todo a las películas y series televisivas made in 
USA, que perpetúan el tópico y lo hacen perfecto para la sátira cómica. 
Parece que el bibliotecario ha sido creado para atormentar al usuario, llegando 
a veces a límites kafkianos, como en la novela La caída del Museo Británico de 
David Lodge (1965). Los bibliotecarios combatimos este tópico a base de 
profesionalidad, adaptación a las nuevas tecnologías y sobre todo, grandes 
dosis de sentido del humor.
Sí, porque los bibliotecarios tenemos capacidad para reírnos de nosotros 
mismos, mal que le pese al bueno de Jorge de Burgos de El nombre de la rosa. 
Porque, quién mejor para poner orden en las bibliotecas públicas y hacer 
respetar la sagrada ley “decimal” que un bárbaro cimmerio. Y qué bibliotecario 
de fondo antiguo no ha tenido pesadillas con usuarios desaprensivos, que 
mutilan valiosos libros de horas. Pero quizá uno de los mejores retratos 
cómicos de los empleados de una biblioteca pública multicultural sea la de la 
sitcom australiana The librarians.
La cara amable del bibliotecario sale a relucir en la comedia clásica 
norteamericana en películas como Su otra esposa (Desk set, Walter Lang, 1957) 
con Spencer Tracy y Katherine Hepburn, donde asistimos a los primeros miedos a 
la automatización. Por su parte Peter Sellers en Juego para dos (Only two can 
play, Sydney Gilliat, 1962) se mete en la piel de un modesto bibliotecario y 
padre de familia. Y no podemos dejar de mencionar “Marian the librarian”, la 
escena memorable del musical Vivir de ilusión (The music man, Morton DaCosta, 
1962). La cara gótica nos llega de la mano de un bibliotecario Jonathan Harker, 
quien es llamado por el conde Drácula (Christopher Lee) para catalogar su 
biblioteca personal (Horror of Dracula, Terence Fisher, 1958). La cara más 
sórdida pero cercana la tenemos plasmada en el testimonio gráfico y filmado de 
la vida del archivero hospitalario Harvey Pekar en American Splendor.
 

Los bibliotecarios en los cómics son héroes, pero también villanos. Y es que 
batgirl era bibliotecaria: Barbara Gordon (Yvonne Craig en la serie sixtie de 
TV) es la hija del comisario de Gotham City. Su rol fue concebido para atraer 
al público femenino y como contrapunto romántico de Batman, en respuesta a un 
presunto exceso de “camaradería” con su fiel compañero Robin. Batgirl es 
graduada en biblioteconomía y ha conseguido llegar al cargo de directora de la 
Gotham City Public Library.
Sin embargo, también hay malvados con hábitos bibliotecarios, como en el del 
cómic de Batman, La biblioteca de almas. En esta ocasión el hombre murciélago 
trata de aplacar la locura de un bibliotecario metido a asesino en serie, 
ocupado en marcar a sus víctimas con números de la clasificación decimal de 
Dewey.

¿Y cómo nos ven en el futuro? Los bibliotecarios somos vistos por el género 
SCI-FI como una especie en vías de extinción o directamente proscrita, como en 
Fahrenheit 451. Los “ciberbibliotecarios” han ido siendo sustituidos por 
computadoras y redes en un mundo cada vez más automatizado. El acceso a la 
información es cosa sólo de dos, un mega-ordenador y un usuario-programador, 
que interaccionan entre sí, a la manera de películas como 2001: Una odisea del 
espacio o el universo Tron. 
 
La imagen de las bibliotecas
Con respecto al lugar que da cobijo al bibliotecario, las bibliotecas a menudo 
son concebidas en el ideario colectivo como silenciosos y venerables espacios, 
casi sagrados (Gómez Hernández J.A. y Saorín, T). Las novelas de horror gótico 
y de ficción histórico-detectivesca (así como sus remedos fílmicos) tienden a 
representarlas como espacios secretos, laberínticos , oscuros, lóbregos y 
polvorientos, óptimos escenarios para lo paranormal o para la comisión de 
crímenes, a menudo motivados por libros valiosos o prohibidos. 
 
Y es que hay libros que matan, como el legendario fragmento de la Poética de 
Aristóteles de El nombre de la Rosa (Umberto Eco, 1980). Existen también 
peligrosos grimorios que conducen a la perdición, pero que aún así son 
ambicionados por inasequibles bibliófilos y bibliópatas, como el Libro de las 
Nueve Puertas del Reino de las Sombras de El club Dumas (Arturo Pérez-Reverte, 
1993) o el Necronomicon, frecuentemente citado en los relatos de horror 
primigenio de H. P. Lovecraft. 
Importantes bibliotecas languidecen por la acción del tiempo, la acumulación de 
polvo, la humedad y la inexorable labor de mina de un ejército de hongos, 
insectos y roedores. Otras han perecido abrasadas por virulentos incendios, 
fruto del descuido, pero también de la intolerancia manifiesta, como la 
histórica Biblioteca Alejandrina , cuyo final le sirvió a Umberto Eco de 
inspiración para su biblioteca encastillada en la abadía benedictina de El 
nombre de la rosa.
Hay no obstante bibliotecas que nos son más cercanas y que forman parte de 
nuestra vida cotidiana, como las públicas y universitarias, pero también otras 
que han surgido de la extensión bibliotecaria, como el bibliobús que aparece en 
Billy Elliot o la biblioteca de prisión de Cadena Perpetua, en donde puedes 
evadirte, aunque tan sólo sea a través de la lectura.
 
Bibliografía y fuentes

- SAORÍN, Tomás y GÓMEZ HERNÁNDEZ, José. A. et al. La información y las 
bibliotecas en la cultura de masas , 2001. Biblioteca Valenciana.

- MONTES, Agustín y GARCÍA, Soraya. La biblioteca en el séptimo arte. En 
Absysnet [en línea] <http://www.absysnet.com/tema/tema48.html> [Consulta 
29/12/2010]
- PAZ VANES, Claudia. "Bibliotecas de cine: Una revisión de la imagen de las 
bibliotecas y los bibliotecarios en el Séptimo Arte (Tópicos y estereotipos). 
En “Scire” V. 8, nº 2 (2002).
<http://ibersid.eu/ojs/index.php/scire/article/view/1175/1157 >
- Un recopilatorio de artículos en línea muy completo aparecido en la lista de 
distribución Infodoc el 19 de nov de 2008 y replicada en un post del blog La 
biblioteca informa al bibliotecario de la Biblioteca de la Universidad 
Complutense.

- HUBARD, John Cultural images of librarians. Posteado en TK421.net (2004).
- KNEALE, Ruth. Librarians and Pop Culture: What’s the Skinny, Anyway? In 
Oregon Library Association OLA Quarterly, Spring 2008, Vol. 14, Nº 1, p. 21-23
<http://data.memberclicks.com/site/ola/olaq_14no1.pdf>
- The Hollywood librarian: a look at librarians through film. Sitio Web que 
promociona una película documental sobre la imagen de los bibliotecarios según 
la industria de Hollywood.
Blogs y foto-galerías
- El blog El documentalista enredado mantenido y alimentado por Marcos 
Ros-Martín y Maria Elena Mateo. Proporciona entradas que analizan películas con 
bibliotecas y bibliotecarios.
- La imagen social del bibliotecario 
- Frikitecaris
- Por último, un flickr monotemático
 

Manuel Pérez Rodríguez
Departamento de Preservación y Conservación
 
 
http://www.bne.es/webapp/verPostBlog.htm?idPost=61&urlCms=/es/ComunidadBNE/Blogs/index.html
 
 
                                          

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Los archivos de IWETEL  pueden ser consultados en: 
                http://listserv.rediris.es/archives/iwetel.html
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