Con motivo del fallecimiento de Jaime Salinas, un editor de personalidad
discreta pero de incalculable trascendencia en la vida cultural española
del último medio siglo, os transcribo la siguiente noticia relacionada
con su paso por el cargo de Director General del Libro y Bibliotecas
(España, 1983). Descanse en paz el cuasi anónimo padre intelectual de
muchos de nosotros. Gracias y saludos,
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José Alejandro Martínez Andaluz
Biblioteca Universitaria Campus Sur
Universidad Politécnica de Madrid
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*_Jaime Salinas plantea las bases para una política coherente del
fomento de la lectura_*
El director general del Libro avanza la próxima ley de bibliotecas
*ROSA MARÍA PEREDA,* /- Madrid - /27/01/1983 (El País)
Desarrollar el hábito de lectura, "uno de los más bajos de Europa", es
la principal tarea que se ha impuesto Jaime Salinas, director general
del Libro y Bibliotecas. Para ello, a los escasos cincuenta días de
gobierno socialista, hace un avance de las medidas previstas: una ley de
bibliotecas, sensibilizada hacia las populares -es significativo el
nombramiento de Alicia Girón para la Subdirección General-, un plan de
formación de bibliotecarios, una escuela de libreros, un plan de
coordinación con otros departamentos.
"Estoy aquí", dice Jaime Salinas "porque, como llevaba tantos años
quejándome de que tanto los gobiernos como los partidos de la oposición
tenían marginado y olvidado el tema cultural, cuando me lo propuso el
ministro, no pude negarme a intentarlo. Tengo que decir" dice bromeando
un poco, "que no sabía lo que me esperaba, tan complejo y tan
difícil"."A mi modo de ver", comienza "la aspiración y el problema
cultural fundamental es, hoy, desarrollar el hábito de lectura, uno de
los más bajos de Europa. Y ésto, no sólo por los cuarenta años de
franquismo, que contribuyeron notablemente a inhibirlo, sino porque
tradicionalmente, y por razones que se remontan al siglo XVII, el libro
es visto en España como un instrumento peligroso".
"Tenemos que estimular la costumbre y el placer de leer desde la
infancia, favoreciendo el contacto del niño con los libros de creación.
Y para eso son básicas las bibliotecas escolares". Prevé un plan de
colaboración con Educación, a medio plazo, dentro del plan de
coordinación con otros ministerios. Además, el de Cultura cuidará con el
de Defensa las bibliotecas de los cuarteles; con el de Interior, las de
las cárceles; con el de Sanidad, las de los hospitales y centros de la
/Tercera Edad,/ y con el de Trabajo, las de los sindicatos.
"Habrá que llevar adelante una campaña de promoción que informe de qué
son y para qué pueden servir las bibliotecas". "De todas las formas de
expresión creativa, el libro, exige una actitud menos pasiva, un
esfuerzo solitario, que va un poco contra la corriente consumista. Pero
yo espero que la gente vaya descubriendo el placer y el conocimiento que
se derivan de la lectura".
Este plan se complementa con "el apoyo a las bibliotecas públicas. Al
margen de problemas presupuestarios, tenemos uno urgentísimo, el de
personal. El título de bibliotecario no existe. No hay una escuela, sólo
un curso de posgrado. Hasta el momento, hay 185 personas en el cuerpo de
Archivos y Bibliotecas, y 145 en el de ayudantes. Y el problema es cómo
montar una buena red de bibliotecas sin personal para apoyarla". Este
problema "va a necesitar de grandes dosis de imaginación, porque no
tenemos tiempo". "Y es un tema absolutamente prioritario, sin contar con
que las bibliotecas tienen que convertirse en centros vivos, en función
de esa política de fomento del hábito lector".
Una ley de bibliotecas
Del Ministerio de Cultura dependen en este momento 102 bibliotecas. "No
hay", dice, "una Ley de Bibliotecas. Hubo un proyecto, el de María
Moliner, en 1937. Más tarde, se estudiaron algunos anteproyectos, que
nunca se desarrollaron. En este momento estamos en la alternativa entre
hacer una Ley de Bibliotecas o irla desarrollando por decretos-ley". Una
primera medida concreta es el nombramiento de Alicia Girón, que viene de
Bibliotecas Populares, para la subdirección general.Entre la reforma de
las bibliotecas está previsto un proceso de mecanización, que incluye,
todavía en estudio, un banco de información del INLE para librerías y
bibliotecas, por un sistema de videoterminales.
El tema de las transferencias a las autonomías tiene vital importancia
en las bibliotecas. "Yo creo", dice Jaime Salinas, "que el Ministerio de
Cultura debe mantener una Biblioteca Nacional en cada autonomía, que
represente la cultura española global. Yo, que me he criado en un estado
federal sin ese sistema, los Estados Unidos, he comprobado las
diferencias de nivel y de posibilidades del que nacía en Nueva
Inglaterra o en Louisiana... Creo que el Ministerio de Cultura tendrá
que equilibrar las diferencias de desarrollo cultural de las distintas
comunidades autónomas, y al mismo tiempo, apoyar todas las iniciativas
que vayan surgiendo. En este sentido tengo previsto contactar con los
consejeros culturales y con las concejalías de los ayuntamientos".
En cuanto a las compras de libros y a la ayuda al sector editorial,
Jaime Salinas deja pendiente el tema de los presupuestos. "Todavía no
sabemos", dice, "si efectivamente van a aumentar y en cuánto". "No
quiero dar falsas ilusiones", añade. "Pero lo principal del tema del
sector, lo tendrán que resolver Comercio, Industria y Hacienda. Nosotros
haremos de puente". En este sentido, dice Salinas, "daremos una vida
especial al INLE, que tiene un historial precario y contradictorio, y
que convertiremos en instrumento de coordinación de las Cámaras con la
Administración. Asimismo estudiamos la posibilidad de crear en su sede
misma una escuela de libreros, que no existe, y que puede ser un eslabón
fundamental en la política de preparación de personal para el fomento de
la lectura".
Por fin, sobre la política de premios y ayudas, Jaime Salinas es
consciente de que "en este momento su mecánica produce insatisfacción,
para empezar, por el hecho de que a los Nacionales haya que presentarse.
El escritor es un animal muy propio, y el editor también. El resultado,
con mayor o menor justicia, lo conocemos. Se impone un cambio en el
método. Hemos pensado en la constitución de un jurado previo, de los
críticos de los principales periódicos de las autonomías, que hagan una
selección previa".
"En cuanto a las ayudas, está claro que la cantidad y el plazo fijo
abocan a la picaresca. Lo que me gustaría es fijar cantidades variables,
con un tope máximo, que se fueran concediendo en función de las
espectativas fiables y de la experiencia anterior, y también, de la
capacidad económica de quienes la piden. Y luego, otro tipo de ayudas,
que yo llamo de vivencia o de experiencia, por las que el Estado
ayudaría a sus escritores en esperiencias concretas, un poco en espera
de resultados. Este es un problema difícil. En todos los países se
quejan, y eso está dentro de la naturaleza del ser creativo".
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Los archivos de IWETEL pueden ser consultados en:
http://listserv.rediris.es/archives/iwetel.html
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