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2001-08-22 Por tôpico Marko Ajdaric





  
  

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  El Comercio,Lima
  Se tenía los testimonios y los recuerdos. ¿Qué habían 
  dicho los testigos? Pues que para llenar los planillones del Frente 
  Independiente Perú 2000, el nuevo partido de Alberto Fujimori, se usaron 
  copias de las listas de personas que votaron en los comicios municipales 
  de 1998. Copias y no originales, con nombres y apellidos, números de DNI, 
  firmas y huellas dactilares para imitar. 
  Las narices de la actual ONPE olfatearon la pista y 
  empezaron a escarbar, pero cuanto más se avanzaba mayores eran las razones 
  -lógica incluida- que hacían poco creíble que 400 mil folios hubiesen 
  salido subrepticiamente de un almacén, se los hubiera fotocopiado y 
  devuelto sin que nadie se diese cuenta. 
  "Ya ven, ya ven", decían los sindicados como 
  responsables. Hasta que la luz llegó con el hallazgo de varios documentos 
  que permitieron encontrar otra explicación. O sea, papelito manda. 
  Fernando Tuesta, jefe de la ONPE, fue el encargado de 
  presentar ayer el trabajo interno realizado en las últimas semanas para 
  hallar explicaciones que antes no se quiso ver. 
  La labor, a cargo de un equipo liderado por Antonio 
  Zapata, permitió detectar la vía más probable por la cual se obtuvo las 
  copias de los planillones: un CD-ROM. 
  "Estamos presentando un trabajo técnico y no 
  político. Sus alcances los daremos a la procuraduría ad hoc que investiga 
  la corrupción y en paralelo iniciaremos acciones para determinar 
  puntualmente las responsabilidades administrativas y también penales", 
  dijo Tuesta. 
  Convenios e informe 
  El punto inicial de la nueva indagación fue un 
  convenio firmado en setiembre de 1998 entre la ONPE (de José Portillo) y 
  la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), el mismo que sería ampliado 
  en noviembre y en junio de 1999. El propósito era digitalizar la lista de 
  ciudadanos que sufragaron en los comicios edilicios. 
  Según el personal de soporte técnico, se reprodujo 
  más de un original en CD-ROM, a pesar de las dificultades que ello 
  acarreaba y que más fácil era hacer una copia. ¿Y para qué? Pues la 
  calidad de las firmas reproducidas no hubiera servido para su 
  falsificación. 
  Hasta ahí, un indicio. Sin embargo, también se halló 
  un informe interno sobre el tema en el que se precisa una gran cantidad de 
  fallas en seguridad y vacíos que habrían permitido la manipulación de la 
  información digitalizada. El texto fue elaborado el 11 de mayo del 2000 
  por el bachiller en Ingeniería de Sistemas Vicente Caballero Montoro y 
  estaba en un anaquel, sin referencia del funcionario a quien fue dirigido. 

  Dice que hubo un plan piloto de escaneo de las listas 
  municipales de 1996 y que cuando empezó el trabajo de la UNI con las de 
  1998, "nuevamente no se definieron los procedimientos de controles, así 
  como tampoco las áreas de responsabilidades, lo que creó un ambiente de 
  informalidad que pudo conducir a circunstancias más críticas". 
  Tras el diagnóstico, las mayores deficiencias: "No 
  hubo mecanismos de seguridad de los activos de la información de la ONPE; 
  los operadores que trabajaron en la UNI tenían acceso a las imágenes en 
  todo momento; y no había control al ingreso de los medios de 
  almacenamiento, como disquet, incrementándose la posibilidad de salida no 
  autorizada de información". 
  Encontró también que personas ajenas al proyecto 
  tuvieron acceso a la información digitalizada: "El servidor de la UNI 
  estaba conectado a la red de la universidad, lo que permitió un acceso 
  externo no autorizado a la información almacenada en el servidor"; y que 
  una sola persona tuvo a su cargo, durante todo el proyecto, el traslado de 
  las imágenes digitalizadas en una computadora portátil. 
  En pocas palabras, había infinidad de potenciales 
  puntos de fuga de la información. Las preguntas clave, en todo caso, son: 
  ¿Era posible que la jefatura de la ONPE no supiera esto? ¿Y la Gerencia de 
  Gestión? ¿Y la de Informática? El reporte de Caballero casi no fue tomado 
  en cuenta y es así que el 20 de junio del 2000, un mes después de su 
  versión, se difundió otra firmada por el gerente de Control Interno y 
  Auditoría, Carlos Palomares Villanueva, llena de contradicciones y datos 
  difusos, que concluyó en que debía imponerse una simple amonestación 
  escrita al gerente de Gestión Electoral, José Cavassa, y al subgerente de 
  Operaciones, José Benavides Hinostroza. 
  Hasta donde se sabe, nunca se cumplió la inocua 
  

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2001-03-02 Por tôpico Marko Ajdaric




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