ERP es un boletín gratuito y para todo público que informa por correo 
electrónico de las diversas actividades relacionadas con el Fenómeno OVNI y lo 
Paranormal, en la provincia de Entre Ríos (Argentina) y cercanías. Cada vez que 
surja una novedad relacionada con cursos, libros, conferencias, libros 
electrónicos, sitios web, revistas electrónicas, programas de radio y otros 
recursos de pago o gratuitos te enviaremos un boletín para mantenerte informado.


Para suscribirse al boletín: http://www.egrupos.net/grupo/erp/alta
Para darse de baja: http://www.egrupos.net/grupo/erp/baja
Boletines anteriores: http://www.egrupos.net/grupo/erp/archivo
Contacto: [EMAIL PROTECTED] / http://www.egrupos.net/grupo/erp/contacta.html
 : http://www.egrupos.net/grupo/erp/rss.xml

 


--------------------------------------------------------------------------------


Archivos de lo paranormal en Entre Ríos (5)

CASO FEDERACIÓN:

¿ATERRIZAJE EXTRATERRESTRE O

PRESENCIA DE ELEMENTALES?



                                                                escribe GUSTAVO 
FERNÁNDEZ



Una tarde entre amigos

    Cuando por motivos generalmente laborales debemos cruzar el río Paraná 
desde nuestra ciudad homónima a la de Santa Fe en la vecina orilla, suele 
hacerse una costumbre desplazarnos hasta la casa de dos amigos, protagonistas 
también de toda una epopeya investigativa en estos lares: se trata del 
investigador Tomás Latino quien, junto a su esposa Alicia, son responsables de 
un dinámico grupo de trabajo en esa ciudad. Programas de radio, televisión y 
una productora televisiva dedicada a estas disciplinas con su propio sitio en 
Internet, "El Tiempo del Sol" (http://etdelsol.webjump.com) -donde, como 
acotación al margen, les cuento que tengo un rinconcito permanente- es una 
tradición regional entre los aficionados a estas disciplinas.

    Temperamental y compulsivamente entusiasta de su trabajo, adecuadamente 
contenido por su paciente esposa, Tomás es de esas personas que sólo saben 
hacerse querer u odiar. Afortunadamente, creo ser de los primeros, lo que no 
quita que tengamos muchas veces opiniones encontradas sobre los temas que 
compartimos. Quizás, sólo quizás, cuando hace algunos días junto a mi esposa 
Claudia los visitamos, comenzamos a ser involuntarios protagonistas de otra 
polémica.

    Fue una calurosa tarde de un lunes de enero cuando después de hacer algunas 
gestiones personales, disponer de unas horas libres fue una buena excusa para 
interrumpirle a Tomás su sempiterna siestecilla y corrernos hacia su casa para 
degustar -los lectores argentinos me entenderán muy bien- unos buenos mates. 
Arribados que hubimos, después de intercambiar las novedades habituales -entre 
matrimonios, suelen comenzar por los hijos, continuando por las mascotas y 
recién entonces, sin cargos de conciencia, extendernos sobre OVNIs y otras 
yerbas- nuestro amigo, casi displicentemente, nos comentó que casualmente esa 
tarde también aguardaba la visita de otro matrimonio con un reporte sobre 
cierto "aterrizaje OVNI", precisamente en la provincia a la que pertenece 
nuestra ciudad de Paraná, la provincia de entre Ríos, pero en una pequeña 
localidad ubicada en el centro de la misma: Federación.



Los hechos

    En parte debido a que las investigaciones siguen en marcha (no dudo que 
Tomás dará pronto a conocer sus conclusiones, lo cual es una forma elíptica de 
decir que si bien este artículo necesitó de él como fuente de información, las 
conclusiones que expongo son estrictamente personales) y en parte a solicitud 
de los propios intervinientes, debemos mantener ciertos anonimatos, como los de 
nuestro informante y los protagonistas del hecho. Digamos simplemente que llega 
a la hora convenida el señor C., acompañado de su señora: un matrimonio que, en 
lo personal, me impresionan desde el vamos muy favorablemente. Un adecuado 
equilibrio entre las inquietudes espirituales y el pragmatismo cotidiano, un 
buen nivel cultural y un hablar reposado que trasuntaba un espíritu reflexivo 
hicieron que me distendiera cómodamente a escuchar una historia que parecía 
fiable. Y allí comenzó el relato.

    La madrugada de un 23 de enero debía ser una mañana más para el señor D. y 
su familia, habitantes en las proximidades del lago de Federación, un poblado 
que, en parte por considerarlo un aspecto importante de la historia y en parte 
para ilustrar a los lectores no argentinos, merece un párrafo aparte.

    Existió alguna vez una "vieja Federación". a unas decenas de kilómetros de 
la "nueva Federación", la que nos ocupa, desapareció del mapa en décadas 
pasadas por una controvertida decisión gubernamental de construir una represa, 
habiéndose planificado cuidadosamente que ese pueblo quedaría en su mayor parte 
cubierto por las aguas. Era épocas de gobiernos militares en nuestro país, de 
manera que no era saludable proclamar el impacto ecológico que semejante 
desatino provocaría, amén del efecto traumático en la población que perdía así, 
por decreto, sus tradiciones, su historia, sus afectos ligados a la tierra. 
Pero no hubo caso; a como diera lugar se edificó una nueva población (la "nueva 
Federación", la que identificaremos como Federación simplemente, de aquí en 
más), la gente fue trasladada casi a la fuerza y, en poco tiempo, todo era un 
gran espejo de agua.

    Detengámonos en esta situación porque creo que tiene mucho que ver con lo 
que ocurriría años después: la "carga psíquica" del lugar, la violación de la 
naturaleza con una obra faraónica de la cual los ecologistas tienen mucho que 
lamentar; el arrasado de miles y miles de hectáreas de monte natural; la 
pérdida definitiva de decenas de especies autóctonas, tanto botánicas como 
zoológicas; la perturbación del microclima propio de la región.

    Pero ante tamaña afrenta a la Naturaleza, alguien estaba dispuesto a hacer 
algo. El señor D. (quien por lo meritorio de su ardua labor merecería ser 
difundidos sus nombres y apellido para gozar del aplauso de todos los seres 
humanos bien intencionados; espero que habrá mejor ocasión que ésta para 
hacerlo) decidió salvar algo de la botánica autóctona. Solo (apenas con la 
invalorable ayuda de su familia y algunos amigos) se dedicó a recorrer los 
campos aledaños buscando jóvenes ejemplares de la flora que se hubieran salvado 
del desastre, trasplantándolos a un triángulo de tierra frente a su vivienda. 
Sin alambrados ni cercos, para que cualquier ciudadano pudiera visitar el lugar 
y conocer estas bellezas, el señor D. cuidó sus árboles y arbustos con esmero 
creando una verdadera reserva ecológica apenas cruzando la calle.

    Fueron años de segura incomprensión, de silencios oficiales frente a la 
necesidad de preservar algo que es parte del patrimonio de la gente, de dañinas 
afrentas de idiotas depredadores. El señor D. nunca quiso perimetrar el lugar: 
si bien le pertenecía y era su esfuerzo, creía que todo el mundo tenía igual 
derecho a acceder a ese rincón paradisíaco.

    Hoy en día, comienza a reconocerse localmente su labor. Las escuelas 
organizan visitas y los vecinos hablan ahora con orgullo de lo que seguramente 
años atrás les haría girar displicentemente el índice sobre la sien. Todo lo 
cual le hacía creer al señor D. que las cosas habían entrado en un carril 
"normal". Hasta esa mañana del 23 de enero.

    Al salir como todos los días a revisar el lugar, quedó perplejo: un extraño 
círculo de césped verde, muy verde, delimitado por unos nueve hongos 
gigantescos había aparecido sorpresivamente de la noche a la mañana. Confuso y 
aturdido, sólo atinó a comentarlo con algunos allegados, negarse a opinar ante 
los curiosos observadores que acertaban a pasar por el lugar y comunicarse, 
precisamente, con el señor C. Días después, sabiendo de las vinculaciones de 
éste con Tomás Latino y de los quilates reconocidos de estudioso del mismo, le 
hace llegar un video casero con tomas del lugar. Ansioso, perturbado por lo que 
considera como "algo demasiado especial", el señor D. observa desde entonces 
como el círculo y los hongos sobreviven como diciéndole -fueron sus propias 
palabras- que algo había cambiado en su vida.



    Esa tarde, Alicia, Claudia, Tomás y yo -amén del señor y la señora C., 
obviamente- miramos una y otra vez el video, preguntamos y repreguntamos sobre 
las características del lugar, del señor D, del círculo. Y, aún cuando debemos 
profundizar en el lugar -porque estoy además seguro por las razones que 
indicaré que los hechos seguirán repitiéndose- comenzamos a especular con 
algunas explicaciones. Porque las "marcas" están allí, para cualquiera que 
desee visitarlas. Pero los "porqué"... ah, eso ya es otra historia.

     

Las explicaciones esperables

    Dos explicaciones surgieron y fueron evaluadas sobre la marcha. Los 
escépticos hablarán del "corro de hadas", el micelio subterráneo de ciertos 
hongos que se extiende en forma radial desde un centro hacia una periferia 
circular; explicar estas "marcas", tan habitualmente asociadas a fenómenos 
extraños con la biológica teoría de los hongos es ya una tradición a la que han 
adscripto, supongo que involuntariamente, también algunos ovnílogos; una teoría 
que a fuerza de repetirse sin mayor profundización va camino de convertirse en 
sí misma en un mito. Observación necesaria: cuando algún psicólogo social, 
algún sociólogo o filósofo de las ciencias quiera escribir sobre los "mitos del 
tercer milenio", quizás debería referirse, más que a los hechos paranormales o 
exóticos en sí, a los mitos construídos para "explicar" los "mitos". Claro que 
para esto se requiere un grado de honestidad intelectual difícil de encontrar 
en el academicismo cientificoide.

    Porque si de la extensión de una colonia de hongos se tratara, lo dable 
esperar sería que el césped se agostara, consumidos sus recursos y sustento por 
la plaga micótica en expansión. Además, todo el interior del círculo -y no 
simplemente un anillo- debería marchitarse de la misma manera, y de hecho ello 
sí es lo que ocurre con "círculos de hongos" reales, los cuales obviamente 
pueden -y suelen- ser confundidos con "nidos" de aterrizaje de OVNIs, ya que 
los pastos parecen secos y deshidratados (algo propio de una fuente de calor o 
energética de algún tipo) lo que a los ojos de un observador inexperto puede 
sumir en la confusión. 

    Es precisamente por esto que la segunda posible explicación -la que 
tentativamente sugirió Tomás- en el sentido que se tratara exactamente del 
asentamiento de un OVNI tampoco me resultó demasiado confiable. Si bien he 
escuchado de ciertos análisis que sugerirían que la energía presente en estos 
objetos (como propulsión o subproducto de sus sistemas) parecería generar estos 
efectos secundarios, es igualmente cierto que la no observación de luces ni 
fenómenos anómalos de ningún tipo la noche o noches previas a la aparición de 
los hongos y el anillo de pasto lozano hace que la relación entre estas 
evidencias y el fenómeno OVNI sea un tanto forzada para mi gusto.

    ¿Cabría una tercera explicación?. Esa noche, en el viaje de regreso a 
nuestra ciudad, no podía dejar de buscar otras alternativas. Hasta que, 
finalmente, hallé una muy sugestiva, que es la que propongo aquí. Pero, para 
comprenderla, debemos todos nosotros primero hacer un viaje. Hacia atrás en el 
tiempo y a miles de kilómetros de Federación. Pues comenzaremos este relato en 
Escocia.



Los jardines de Findhorn

    Directamente al sur del pantano donde las tres brujas profetizaron a 
Macbeth que iba a ser Señor de Galmis y Cawdor, donde las murallas del castillo 
de Duncan se elevan sobre el horizonte, en una bahía desértica, azotada por los 
vientos gélidos del mar del Norte, matorrales achaparrados, arena, latas 
herrumbradas y soledad, Peter Caddy, un ex militar arribó en 1962 con su esposa 
Eileen, de profesión clarividente, sus tres hijos pequeños y una amiga de la 
familia, también sensitiva, Dorothy McLean. Escéptico con la sociedad moderna y 
en bancarrota, había adquirido a un precio irrisorio algunas de esas tierras y 
se instaló con su trailer a la espera que el Destino le indicara el camino que 
debería darle a su vida.

    Estudiantes rosacruces y seguidores de las enseñanzas de Alice Bailey y sus 
prácticas de meditación con el Maestro del Séptimo Rayo, el conde Saint 
Germain, los Caddy confesarían años después haberse sentido atraídos por una 
"fuerza misteriosa" a instalarse en ese lugar. ninguno de ellos estaba empleado 
ni tenía un trabajo alternativo, y conscientes que sus escasos recursos no 
habría de permitirles comer luego de algunos meses, se dispusieron a tratar de 
crear un huerto que les permitiera la autosuficiencia. Solos, rodeados del 
escepticismo de los escasos habitantes de la región que nunca habían podido 
hacer crecer más que unas briznas de hierbas en el lugar, repartían su tiempo 
en roturar la tierra, buscar textos de horticultura y jardinería tradicionales 
que les resultaban a todas luces contradictorios y, especialmente en la 
madrugada, dedicar varias horas a la meditación bajo el principio rosacruz de 
"ama al lugar en que estás, ama a la persona con quién estás y ama lo que estás 
haciendo".

    Apenas comenzado 1963 y durante una sesión de meditación, Eileen tuvo una 
visión: siete chozas de troncos de cedro en medio de un espléndido jardín, 
hermoso y bien cuidado. Fue la ocasión en que unos misteriosos "guías" (que 
tiempo después habrían de revelarse como los "elementales de la tierra" -los 
"gnomos", fuerzas inteligentes asociadas a un lugar característico- les dieron 
algunas instrucciones para materializar esas visiones.

    La perspectiva de crear un huerto parecía una tarea sobrehumana; en el 
terreno de arena fina y grava no crecía más que dura hierba agreste. Eileen 
recibió la orden de que cada vez que introdujera la pala en la tierra, tratara 
de proyectar simultáneamente buenos pensamientos. Incidentalmente, también se 
les aconsejó limitar su alimentación a frutas, hortalizas, miel y germen de 
trigo. Peter comenzó a sembrar a conciencia semillas de lechuga en un surco de 
dos centímetros y medio de profundidad que abrió a cuchillo. Colocaba las 
semillas a un lado y luego, respetuosamente, las empujaba dentro del surco y 
las cubría con tierra. Más tarde se les advirtió que los fertilizantes químicos 
eran tóxicos, por lo que también se dedicaron a preparar un abono orgánico. 
Trabajando con sudor y vibraciones positivas, depurando sus cuerpos con una 
dieta naturista, sol, y baños de mar, en pocos meses la producción era tan 
fantástica que no solamente satisfacía sus necesidades sino que contaron con 
excedente para vender en el mercado local. En los tres años siguientes, incluso 
diversificaron su producción al terreno de las plantas aromáticas y 
medicinales, con un éxito tan rotundo (doblemente maravilloso por las 
características del lugar) que llevaron incluso al profesor R. Lidnsay Robb, 
experto agrícola de las Naciones Unidas y profesor de agricultura en varias 
universidades, en una visita que hizo a Findhorn en 1967, que "el vigor, la 
salud y la lozanía de las plñantas de aquellos huertos en pleno invierno y en 
tierra que es casi un arenal polvoriento y yermo, no puede explicarse por las 
mezclas moderadas del compuesto, ni tampoco por la aplicación de ningún método 
de cultivo orgánico conocido. Hay otros factores, y son factores vitales". en 
esa ocasión, la otra corresponsable del proyecto, Dorothy, le señaló que "ese" 
factor son los "devas", criaturas angélicas que controlan a sus espíritus de la 
naturaleza, responsables, en el plano intelectual, de las "inspiraciones" por 
ellos recibidas que les impulsaban a métodos tan originales para abordar los 
problemas, y seguramente también responsables en otros planos (astrales o 
etéreos) del "milagro" de Findhorn.

    Y fue el recuerdo de Findhorn lo que me facilitó una óptica distinta al 
caso Federación.



¿Extraterrestres o espíritus?

    Ya Jacques Vallée sospechaba que los relatos medievales de seres 
sobrenaturales y nuestras historias de "ufonautas" corresponderían a historias 
comunes. el problema es que la visión soberbia de nuestro siglo nos lleva a 
aceptar más fácilmente la presencia de extraterrestres que de seres de otros 
planos, de donde suponemos que los antiguos "malinterpretaban" en sus relatos 
lo que en realidad era una aparición alienígena. Pero, ¿si la cosa fuera al 
revés?. ¿Si nuestras anteojeras cientificistas fueran las que nos hacen 
interpretar equivocadamente lo que nuestros antepasados comprendían, con más 
sencillez, en su verdadera naturaleza?. ¿No sería posible que los relatos 
centenarios de "hadas bailando en los prados", prados en los que a la mañana 
siguiente aparecían esos mismos círculos como en Federación, no fuesen más que 
ocasionales percepciones del plano de los elementales?. Extrapolando, sería 
bueno preguntarnos si los "crop circles", los geoglifos que comenzando 
-casualmente- también en el Reino Unido se extendieron a todo el mundo, más que 
aterrizajes o mensajes de seres de otros planetas, no se tratarán de 
manifestaciones de esos "devas" o "gnomos" de los que habláramos. Como es 
escrito hasta el hartazgo: no debe parecernos ridículo o infantil hablar de 
"seres espirituales", "elementales", "espíritus"; para el verdadero 
conocimiento, un tema nunca será de por sí absurdo o ridículo. Lo absurdo o 
ridículo serán los métodos con que abordemos su estudio. De manera que 
quitándonos los condicionamientos tecnológicos de este Tercer Milenio, cabría 
preguntarnos si algunas -si no todas- las manifestaciones que englobamos 
genéricamente bajo el rótulo "OVNI" (como, por simple asociación de ideas, 
tenderíamos a hacer con el caso Federación) no se tratará más bien de 
manifestaciones de seres de dimensiones paralelas, identificables con los 
"elementales" tratados históricamente por las Ciencias Herméticas.

    ¿Y por qué en Federación, precisamente?. Recordemos que en la región se 
atentó gravemente contra el equilibrio natural. Recordemos que se arrasó y 
destruyó la biosfera. Y ante tanta iniquidad, un hombre, el señor D., tal vez 
más por sencillo amor a las plantas y a su terruño, emprendió una cruzada 
salvatífera de esas riquezas naturales. Hubo -qué duda cabe cuando uno conoce 
la historia- mucho amor, muchas gratificaciones y mucho sufrimiento en su 
tarea. Cada especie plantada en su reserva era algo más que un simple arbolito 
transplantado.

    Y es posible que en esa madrugada, agradecidos y festivos, los "devas" de 
Federación, las fuerzas elementales que más allá del asfalto y las viviendas 
que ocupan hoy lo que antes era un paraje montaraz siguen existiendo allí, pero 
en otros planos, se reunieran a las puertas casi del hogar del señor D. 
simplemente para decir "gracias". Algo que en nuestro embotamiento 
informatizado de enciclopedias y títulos académicos olvidamos decir con 
frecuencia. 




--------------------------------------------------------------------------------

Entre Ríos Paranormal es un boletín gratuito. Si te resultó útil, ¡envialo a 
tus amigos de la zona!

--------------------------------------------------------------------------------



[As partes desta mensagem que não continham texto foram removidas]






========================================================
       A A1 Web Solutions hospeda o site da BURN
Hospede seu site ufológico aqui e ganhe 10% de desconto

            http://www.a1web.com.br/

========================================================
Brazilian UFO Research Network - http://www.burn.com.br/
========================================================

"Os incapazes de atacar um pensamento atacam o pensador"
                                         [ Paul Valéry ]

--------------------------------------------------------

  Duvidas sobre a lista? Ler historico? Como mudar suas
  configurações? Quer sair da lista? Acesse agora mesmo
  nossa seção de Perguntas Frequentes no endereço:

   http://www.burn.com.br/perguntasfrequentes
-------------------------------------------------------- 
Links do Yahoo! Grupos

<*> Para visitar o site do seu grupo na web, acesse:
    http://br.groups.yahoo.com/group/ufoburn/

<*> Para sair deste grupo, envie um e-mail para:
    [EMAIL PROTECTED]

<*> O uso que você faz do Yahoo! Grupos está sujeito aos:
    http://br.yahoo.com/info/utos.html

 



Responder a