Sra. Paquita, muchas gracias por escribir y comentar,pero si mire bien,lo que 
se dice en el mensaje no son mis versiones, lea bien el mensaje y vea quien lo 
escribe?, yo soy un hijo de vecino que envie el mensaje que encontre en 
internet,inclusive copie la fuente del mensaje y ahi para nada aparece si 
nombre.
Saludos.
 
agustín.


--- On Tue, 1/6/09, Paquita González Rodríguez <paquit...@msn.com> wrote:
 
Señor Agustín Guzmán. Unas notas aclaratorias a su pregunta ¿quien controla los 
medios de comunicación? .

El grupo prisa no está ligado a Repsol, BBva, etc, está ligado al grupo 
Santillana y otras editoriales. 
Uno de los colaboradores de la Razón de Bolivia es Felix Patzi, nunca está 
demás leer sus intervenciones sobre los movimientos indígenas. Creo que fue 
ministro de Educación con Evo Morales. Al diario "el País" es normal que se le 
critique. Si eres de derechas, seguro que se le criticará. Un ejemplo, si hay 
manifestación de los derechones o de la Iglesia, te la juegas si te ven con 
este diario. Según la iglesia, si compras este diario vas directamente al 
infierno.
Pero fíjese, en ningún diario que usted nombra y los que usted no nombra, 
aparece que este año han muerto 500 mujeres en Bolivia a manos de sus maridos.

Sí, tiene usted razón, hay que tener cuidado con los medios de comunicación. 
Afortunadamente, han venido a España mujeres Bolivianas a contarnos lo que pasa 
en su país. Una auténtica catástrofe. Repito, 500 mujeres en el 2008. Eso, no 
le importa a nadie por lo que parece. Mi país no se escapa a esta carnicería. 
Han muerto 65 mujeres, da igual la nacionalidad. De 46 millones han muerto 65 
mujeres. De 8 millones de habitantes que hay en Bolivia han muerto 500 mujeres. 
Eso, no le debe de importar a nadie, porque en ningún sitio sale. Aquí, la 
noticia aparece en todos los diarios, en todas las radios y en todas las 
televisiones. En eso hay consenso, hemos aprendido que nos afecta a todos. Hay 
sólo 23 países en el mundo que han firmado un documento por el que se 
comprometen a dar cifras oficiales. España se encuentra afortunadamente entre 
ellos, Bolivia no, ¿hasta cuando?. Tiene toda la razón, debemos protestar y 
decir las cosas claras. Muchas
 gracias. Un saludo, Paquita. 

---- Mensaje original -----
De: agustín guzmán
Enviado: martes, 06 de enero de 2009 13:10
Para: undisclosed recipients: ;
Asunto: [aymara]Bolivia: ¿Quién controla los medios de comunicación?

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78504

Bolivia: ¿Quién controla los medios de comunicación?

Ricardo Bajo H./Pascual Serrano
Le Monde Diplomatique

Quienes viven en Bolivia no pueden negar que la guerra mediática existe. Por un 
lado unos medios privados duramente combativos a las propuestas de Morales, por 
otro, un gobierno que intenta desarrollar propuestas de comunicación que 
permitan el acceso a los sectores indígenas populares e intelectuales que 
defienden los cambios políticos. La confrontación es de tal envergadura que no 
han faltado agresiones a periodistas y ataques a medios de comunicación desde 
cualquiera de las dos posiciones, conscientes de que el frente mediático es un 
terreno clave en la lucha por el dominio político de Bolivia. Veamos con qué 
medios de comunicación cuenta la ciudadanía boliviana, cuáles son sus 
posiciones ideológicas, qué intereses tienen sus propietarios y cómo ha 
evolucionado el panorama en los casi tres años de gobierno de Evo Morales. 

Prensa escrita

No existe una predominante prensa nacional por lo que es importante atender a 
los diferentes departamentos. El periódico de más venta y prestigio es El Deber 
de Santa Cruz, buque insignia del conglomerado propiedad de la familia Rivero, 
una burguesía tradicional de los medios de comunicación. Los Rivero poseen 
también acciones en la televisión PAT (Periodistas Asociados de Televisión). 

El Deber de Santa Cruz, junto a una parte de la televisión PAT, conforman el 
Grupo Líder integrado también por 9 diarios (entre ellos, La Prensa de La Paz, 
El Alteño de El Alto, Los Tiempos de Cochabamba, El Nuevo Sur de Tarija, El 
Correo de Sucre y El Norte de Montero y El Potosí de Potosí), dos radioemisoras 
y dos canales de TV mas servicios corporativos de impresión y edición.

Ideológicamente, El Deber representa a la derecha regional cruceña que ha 
abanderado las reivindicaciones autonómicas de su departamento y de la llamada 
“media luna” como modo de conservar los privilegios que durante 20 años de 
neoliberalismo han disfrutado los partidos tradicionales. Tras la “derrota” de 
esta derecha autonomista en el referéndum revocatorio, El Deber, junto a otros 
medios, se ha dado la tarea de impulsar el recambio de los representantes de la 
elite cruceña, con la intención de impulsar nuevos liderazgos que hagan frente 
al presidente Evo Morales.

El segundo grupo relevante (tras el Grupo Líder) es el español Prisa, cuya 
cabecera más destacada es La Razón de La Paz. Aunque no forma parte, sí 
reproduce reportajes especiales del denominado Grupo de Diarios de América 
(GDA), una agrupación de periódicos latinoamericanos que comparten una clara 
línea de derechas. El grupo Prisa, al igual que el grupo Líder, cuenta también 
con un canal de televisión, la red ATB. Los intereses del grupo Prisa en 
Bolivia están inevitablemente ligados a los grandes grupos económicos españoles 
(Repsol, BBVA, Iberdrola... ) con quien comparte importantes compromisos 
empresariales. En la medida en que las políticas de Morales se han manifestado 
en defensa de la propiedad boliviana de los hidrocarburos o de los sistemas de 
pensiones, se ha granjeado la oposición del grupo español como bien se refleja 
en sus medios. Ya anteriormente, La Razón se situó al lado de los presidentes 
neoliberales (desde Jorge
“Tuto” Quiroga a Gonzalo Sánchez de Lozada, “Goni”). La propiedad de Prisa 
sobre La Razón se remonta a la amistad que unía a su anterior dueño, Raúl 
Garafulic, que fue embajador del dictador Hugo Banzer en Madrid, donde 
precisamente conoció y entabló fuerte amistad con Jesús de Polanco, lo que 
sirvió posteriormente para que Prisa comprara el grupo Garafulic.

Prisa vendió en 2007 a un empresario cruceño El Nuevo Día de Santa Cruz y 
mantiene en el occidente del país El Extra, el diario sensacionalista por 
excelencia con amplia llegada a los sectores más populares. 

Al margen de estos dos grupos (grupo Líder y el grupo Prisa) está, en el campo 
de la prensa escrita, el decano de la prensa nacional boliviana que es El 
Diario de La Paz, propiedad de la familia Carrasco. El patriarca, Jorge 
Carrasco Cansen, está en libertad condicional acusado de asesinar a su esposa 
dinamitando el automóvil en el que viajaba, tras descubrirle en un engaño 
amoroso. 

Además de los citados, en Santa Cruz se encuentra el diario El Mundo, de 
extrema derecha rozando el racismo, propiedad el grupo Mega, junto con el canal 
de televisión Megavisión-Santa Cruz y servicios de banca hipotecaria, parques 
de diversiones y otros. Uno de sus accionistas, Juan Carlos Durán, fue un 
destacado legislador del partido del neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada.

En Tarija, también encontramos El País, cercano a las posiciones de la 
Prefectura de Tarija, en manos de un político de derechas. 

En el departamento del Beni, la región que obtuvo la votación mayoritaria a 
favor de la autonomía departamental, hay dos periódicos: La Palabra del Beni y 
La Misión, ambos en abierta oposición al gobierno, el último es propiedad del 
senador de Podemos y ex ministro del dictador Hugo Banzer, Wálter Guiteras. 

Como hemos podido comprobar, todos los diarios citados son, en su mayoría, de 
una línea ideológica de derechas y hostiles al gobierno. A excepción de los que 
son propiedad de la española Prisa, los dueños son siempre familias con larga 
tradición periodística o grupos oligárquicos locales. 

Los dos intentos por parte del gobierno de Evo Morales de impulsar un diario de 
tendencia más cercana han fracasado. El primero fue en agosto de 2007, se llamó 
Liberación y duró escasas tres semanas. El segundo, meses después, ni siquiera 
llegó a las calles. Los problemas económicos fueron la causa de ambos fracasos, 
dejando a la militancia progubernamental sin un periódico de referencia.

En cuanto a los semanarios, su tirada es muy baja, y básicamente serían dos: 
Pulso, en el espacio político de la derecha, con sede en La Paz, y La Epoca, ya 
en la izquierda, tras ser adquirida por militantes cercanos al MAS, el partido 
de Evo Morales. 

En Santa Cruz, también está el semanario Número Uno, de tendencia derechista, 
dirigido por Maggy Talavera, ex jefa de redacción de El Deber y El Nuevo Día.
Entre los mensuales han aparecido nuevas cabeceras. Entre ellas, Placer y 
poder, Tiempo y Tal cual, todas ellas en el lado crítico al gobierno. La 
reaparición en abril de 2008 de la edición boliviana de Le Monde Diplomatique 
-que estuvo ausente dos años de las calles tras su primera época entre 2000 y 
2005- coloca un cierto contrapunto, desde la izquierda, al panorama de las 
publicaciones mensuales.

Televisiones

En los últimos cinco años, los canales Unitel, ATB y Red Uno lideran las 
audiencias y acaparan el 70 % de la publicidad. 

Como señalamos anteriormente, el grupo Prisa es dueño de ATB (Asociación de 
Teledifusoras de Bolivia). Unitel, la más abiertamente opositora a Evo Morales, 
es propiedad de la familia Montesinos, grandes latifundistas propietarios de al 
menos 40.000 hectáreas en Santa Cruz, concedidas por el INRA (Instituto 
Nacional de Reforma Agraria, en los gobiernos neoliberales del pasado). 

La tercera privada es Red Uno, propiedad de Ivo Kuljis, otro empresario de 
Santa Cruz que en el pasado incursionó en la política siendo candidato de la 
derecha a la vicepresidencia.

El cuarto canal es Bolivisión, propiedad del magnate mexicano-estadounid ense 
Ángel “El Fantasma” González.

La red PAT es propiedad de la ya citada familia Daher (60 %) -cuya actividad 
empresarial está dedicada a la aerolínea Aerosur y a la electrónica con 18 
líneas de distintos campos, entre ellos Sony, LG, Daewoo, HP- y el grupo Líder, 
comandado por El Deber (40%). 

Por último queda la única cadena pública, Canal 7, en estado muy precario, con 
tecnología anticuada. A pesar de los últimos intentos de modernización, sus 
instalaciones siguen estando lejos de la tecnología moderna de los canales 
privados, contando únicamente con una ventaja, su alcance en todo el país 
debido a las repetidoras del estado. Debido a las tendencias derechistas de las 
demás canales, el canal siete (con una abierta tendencia progubernamental) ha 
recuperado audiencia y se ha colocado en cuarta posición en el ranking, tras 
Unitel, ATB y la Red Uno. 
No debemos olvidar otras televisiones como la prooficialista RTP (Radio 
Televisión Popular) en el occidente del país, propiedad de Monica Medina, viuda 
del fallecido líder del partido nacionalista de izquierda Condepa, Carlos 
Palenque; la red del Sistema Universitario y la Cadena A, nacional pero con 
mayor audiencia en La Paz. 
De nuevo se repite la pauta de la prensa escrita de dominio de la línea crítica 
y combativa contra el gobierno de Evo Morales. La prensa circunscrita a la 
elite cultural y la televisión destinada a los sectores populares. 

Radios

Así como la prensa tiene una implantación muy pobre en Bolivia, las radios son 
los medios estrella. Es, sin duda, el formato más popular y con más 
penetración. 

La red más importante es Erbol, de línea progresista, propiedad de la iglesia 
de base y con gran influencia popular. Está dirigida por Andrés Gómez Vela 
Gareca, ex jefe de redacción del diario La Prensa, y su posición es de apoyo 
crítico a Evo Morales. 

La Iglesia tiene también otra emisora, Fides. A diferencia de Erbol, responde a 
los sectores conservadores y jerárquicos de la Iglesia, comandada por el cura 
español Eduardo Pérez Iribarne. 

La tercera en discordia es Radio Panamericana, propiedad de la familia Dueri, 
dueños también de casinos y del mayor sello discográfico del país, Discolandia. 
Son también propietarios del hotel de lujo Presidente en La Paz, de cinco 
estrellas. Miguel Dueri, el cabeza visible de la familia, fue embajador de con 
el gobierno del derechista Gonzalo Sánchez de Lozada en los Emiratos Arabes 
Unidos.

A estas tres grandes cadenas de radio (Erbol, Fides y Panamericana) hay que 
añadir la radio pública Radio Patria Nueva que en mayo se unió a la 
recientemente creada por el gobierno Red de Radios Comunitarias. Esta red 
arrancó sus emisiones el pasado 1º de Mayo con un mensaje del presidente Evo 
Morales y tiene como objetivo dar la voz a las comunidades campesinas e 
indígenas del país y restar audiencia a las grandes radios. Su director es Iván 
Maldonado y bajo el nombre oficial de Sistema Nacional de Radios de los Pueblos 
Indígenas agrupa a una treintena de radios comunitarias. Está administrado por 
un Consejo Directivo conformado por cinco dirigentes y representantes 
comunitarios y originarios.

En internet, es importante recordar la web de la agencia de prensa del estado, 
la Agencia Bolivariana de Información (ABI), de la cual se nutren numerosos 
medios alternativos bolivianos y extranjeros.

Alternativos

En cuanto a radios alternativas, es de destacar Radio Wayna Tambo, en el Alto, 
donde el colectivo del mismo nombre aglutina a todo el movimiento alternativo 
de la ciudad de El Alto, la de mayor combatividad de Bolivia. 

En Internet, encontramos la agencia de noticias Bolpress, integrada por un 
colectivo de periodistas de izquierdas ajeno al gobierno, y otros portales como 
la edición boliviana de Indymedia y Econoticias que se sitúa políticamente a la 
izquierda del gobierno de Evo Morales, desde posiciones indigenistas o 
troskistas. 

El surgimiento de un cada vez más rico panorama de publicaciones alternativas 
escritas pero con escasa difusión, completa un espectro mediático en creciente 
polarización. Así tenemos periódicos como Pukara (de tendencia indigenista) 
Combate (anarquista) , y Lucha Socialista (troskista, línea IV Internacional) y 
Chasqui Socialista (del Movimiento Socialista de los Trabajadores) . También la 
publicación semanal Hormigón Armado, realizada por trabajadores limpiabotas 
adolescentes y chicos de la calle en La Paz. 
A pesar del abrumador dominio de los medios privados opositores, y al igual que 
en Venezuela, el discurso sigue centrado en las acusaciones contra Evo Morales 
de intentar acabar con la “libertad de expresión” y su supuesta amenaza de 
cierre de medios. Las protestas de diferentes organizaciones de propietarios y 
lobbys de prensa logró que se cambiase el artículo referente a la información 
del proyecto constitucional que se votará el próximo 25 de enero. De obligarles 
“a informar con veracidad y responsabilidad” se ha pasado a dejarlo en manos de 
la “autoregulació n”. Una vez más, los medios de comunicación vuelven a ser el 
único poder que solo debe rendir cuentas a él mismo.

Lo que sí es evidente es que, a pesar del predominio del discurso opositor 
entre los medios, su efectividad está siendo poca a la vista de los resultados 
electorales. Se pudo comprobar en el referéndum revocatorio propuesto por el 
gobierno el pasado 10 de agosto. El alineamiento editorial e informativo del 
gran espectro mediático privado, desde periódicos a radios y televisiones, se 
dio a la tarea de denunciar constantemente las supuestas deficiencias del 
padrón electoral, a calificar de ilegal la convocatoria y a alarmar con 
catastróficas consecuencias que llevarían a una situación de violencia en el 
país. Basta observar el caso del periódico La Razón, propiedad del grupo 
español Prisa [1] o el de la Asociación Nacional de Prensa (ANP), entidad que 
agrupa a los propietarios de medios de comunicación escrita, emitiendo un 
comunicado donde pedía la suspensión del referéndum revocatorio, argumentando 
que esa medida tiene “altísimo
poder explosivo y, por lo tanto, destructor de la nacionalidad”. Su mensaje fue 
ignorado por los bolivianos, el 67 por ciento ratificaron a su presidente Evo 
Morales, trece puntos por encima de la entonces histórica victoria de las 
elecciones presidenciales de diciembre de 2005. La conclusión es que la 
ciudadanía puede participar de la industria mediática del entretenimiento pero 
no dejarse llevar por su discurso político de oposición que quizás, por 
machacón e insistente, termina perdiendo efectividad y provocando el hartazgo. 
Eso no debería ser motivo para dejar de reivindicar ante los gobiernos un 
aumento de la presencia de los sectores populares en los medios, y que se 
incorporen mecanismos de democratizació n que permitan el acceso ciudadano a la 
televisión y la prensa. Es necesario que el discurso no esté monopolizado por 
grandes empresas privadas que han convertido la información en una herramienta 
política contra los gobiernos progresistas.
















      

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