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Subject: Margarita Salazat,The struggle for housing - Zapatista adherents in 
struggle,May 10
Date: Fri, 11 May 2007 15:29:05 +0200

La Lucha por un techo. Serie: Adherentes Zapatistas en Lucha
http://infordelaotra.blogspot.com

Margarita Salazar, Jueves 10 Mayo 2007
--> [EMAIL PROTECTED]

Historia de una mujer pueblo que se abrio' paso en la vida defendie'ndose y
defendiendo a los dema's por una vivienda

Serie Adherentes Zapatistas en Lucha

Por Margarita Salazar

Mexicali, Me'xico, 10 de mayo.- Humea la sopa de letras en un cuarto de dos
por tres metros, en un predio ocupado "a la brava" en esta ciudad, capital
del norte~o estado de Baja California. Seis peque~os esperan ansiosos que
sus platos de pla'stico sean servidos. El delicioso aroma de la pasta hace
ma's grande el apetito de las ni~as y ni~os, alrededor de una mesita cuadrada
con un anuncio borroso de cerveza en el centro; sus cuatro hermanos mayores
comen en donde pueden. " ?Que' rico esta' este bistec, verdad?", dice su madre
al ver las expresiones de alegri'a mientras sus hijos se llevan la sopa
caliente a la boca. " !Si', esta' bien sabroso!", responden unos, mientras
otros dan grandes mordidas a la carne imaginaria. Todos celebran la
ocurrencia con risas y carcajadas.

Hasta en los momentos ma's adversos, la mujer bromista que siempre ha sido
do~a Gloria ha mantenido un sentido de buen humor que para algunos pareciera
inconcebible. Madre de diez hijos, ma's de media centena de nietos y otros
tantos biznietos, Gloria Lo'pez Pe'rez, sigue echando desmadre a sus 70 a~os,
para conservar el a'nimo en la lucha.

El sentido maternal de do~a Gloria, la convirtio' en "la abuelita" de varios
integrantes de organizaciones sociales, colectivos e individuos que
participaron en el campamento instalado en El Mayor, Cucapa' -a 57 kilo'metros
al sur de Mexicali- en apoyo a los pescadores indi'genas, que concluira' a
finales de mayo.

Los campamentistas de la enramada -a un costado del centro de operaciones de
los comandantes zapatistas responsables de recorrer la regio'n noroeste del
pai's- conocida como la fortaleza, escucharon las bromas de la abuelita y no
desperdiciaron alguna oportunidad para aprender sus "conjuros", pedirle
bendiciones o esperar que su boca de profeta comunista les diera las
gracias, acompa~adas de un "que Dios te lo pague con sexo", despue's de una
buena accio'n.

Como "verdadero pueblo", do~a Gloria se expresa de manera libre y directa al
narrar sus batallas frente al gobierno, pleitos que le costaron represio'n y
ca'rcel, y que la han convertido en una luchadora ejemplar en beneficio de
quienes nada tienen, en favor de la gente de abajo. Su temple de acero le ha
permitido sacar provecho de las situaciones ma's desfavorables, como cuando
fue encarcelada por la lucha social pero luego liberada por organizar a las
presas que exigi'an sus derechos.

Defenderse entre todos

Cuenta do~a Gloria que nacio' en el barrio bravo de Tepito, el 27 de agosto
de 1937. "Mi barrio siempre ha sido se~alado por el gobierno como un foco
rojo, conflictivo. Siempre ha sido asi'", dice al referirse al lugar donde
vivio' una ni~ez difi'cil.
Su padre era alcoho'lico y para ganarse la vida, trabajaba como ayatero. Los
ni~os acudi'an a un tiradero de La Merced donde pepenaban verduras en buen
estado, que posteriormente vendi'an.

De ni~a, Gloria iba descalza a la escuela y no teni'a zapatos para recibir su
certificado de primaria pero la directora le regalo' un par de zapatos
nuevos.

Desde chiquita, Gloria aprendio' a defenderse de los abusos. Su madrastra,
quien era originaria de Oaxaca, le ense~o' a impedir que alguien le pegara o
maltratara. Frecuentemente, los polici'as llegaban a quitarles su mercanci'a.
"Todos nos defendi'amos pues si lastimaban a uno era como si le pegaran a
todos", recuerda do~a Gloria quien comenta que la respuesta de los agresores
era descalificar la solidaridad de las mujeres, grita'ndoles "montoneras".

Ya como madre de diez hijos, se convirtio' en "mama' gallina". "Los ense~e' a
defenderse, a trabajar y a valerse por si' mismos", comenta luego de
mencionar que la mayori'a de sus descendientes apoyan La Otra Campa~a
zapatista.

Un di'a, una amiga le dijo que en Mexicali habi'a mucho trabajo. La vida era
muy difi'cil en el Distrito Federal asi' que no lo penso' mucho, se dirigio' a
la estacio'n de ferrocarril y se vino al norte en el "burrito". Corri'a el a~o
de 1982.

Trabajo' en lo que pudo. Comenzo' como ayudante en un puesto de hot dogs donde
tambie'n preparaban burritos de harina. Sin tener donde pasar la noche,
Gloria y sus hijos fueron a parar a uno de los lotes que despue's se
convirtio' en la colonia Robledo. Recie'n llegada, se entero' que "estaban
regalando terrenos". Hablo' con el dirigente de los colonos y la organizacio'n
le dio un lote de 20 por 8 metros, localizado en la Delegacio'n Gonza'lez
Ortega.

Asi' comenzo' su lucha por la vivienda y los servicios. Algunas veces tuvo que
lavar ropa ajena; aparte de cuidar a los reto~os, empezo' a organizarse con
las vecinas.

La lucha por la vivienda

Al entonces gobernador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI),
Xicote'ncatl Leyva, no le gustaban los asentamientos irregulares por lo que
mando a la polici'a estatal a reprimir a los ocupantes. El saldo fue de 6
dirigentes encarcelados.

Durante ocho meses, los colonos trabajaron para liberar a los presos al
tiempo que luchaban por obtener los servicios de electricidad, agua y
drenaje. Los colonos eran apoyados por Javier Salivie Atengo, un socio'logo
de la Universidad de Mexicali.

Gloria se dio cuenta de que "teni'a facilidad para agitar a la gente". Pronto
los colonos organizaron una marcha grande, encabezada por ella. Por aque'l
tiempo ella no teni'a ni idea de co'mo se estructuraba una organizacio'n, lo
u'nico que teni'a claro era que sus demandas eran justas, adema's de que no le
gustaba seguir o'rdenes de nadie.

Eran cientos de familias las que salieron a las calles a manifestarse ante
la prensa y el gobierno. Fue tanta la presio'n popular que el gobierno tuvo
que pagar la fianza para liberar a los presos. Sin embargo, de manera ha'bil,
el gobierno comenzo' a dividir a los dirigentes y algunos abandonaron la
lucha. So'lo los ma's conscientes siguieron en el predio.

Desde entonces, en Mexicali habi'a "muchi'sima gente sin casa y sin nada",
dice Gloria Lo'pez. Entonces, los sin techo formaron la Unio'n de Colonias
Populares (UCP) y comenzaron a repartir lotes con un cuarto.

Despue's, los organizadores se decepcionaron "porque cada quien jalaba agua
para su molino" y decidieron trabajar por su cuenta. De 1980 a 1990, mucha
gente llegaba del sur con la idea de cruzar al otro lado pero la mayori'a se
quedaba en Mexicali; de e'stas, unas cien mil personas consiguieron vivienda
en ese tiempo.

Los trabajadores organizados fundaron las colonias Robledo, Cipre's, El
Polvori'n, Solidaridad, Hidalgo y Encino. En la colonia Robledo las vecinas
comenzaron a organizarse eligiendo a jefas de manzana; Gloria fue nombrada
representante de todas.

Narra que el gobierno prii'sta dio dos golpes fuertes a los colonos
organizados. En 1987 la polici'a llevo' a cabo el desalojo de 4 manzanas. La
propuesta del gobierno era reubicar a las familias a otro predio que despue's
se convirtio' en la colonia Hidalgo, alegando que el predio de La Robledo ya
teni'a due~o.
La represio'n fue muy fuerte y a causa de ello un ni~o perdio' la vista
durante un mes como consecuencia del gas lacrimo'geno.

Los colonos perdieron el predio de El Ciprecito y entonces se dieron cuenta
de que su lucha seri'a ma's efectiva si se uni'an a una organizacio'n con mayor
fuerza, fue asi' como se sumaron en 1988 a la Asociacio'n de Comite's del
Pueblo (ACP), organizacio'n en la que hasta ahora destaca la participacio'n de
la profesora Graciela Romo Rodri'guez.

Para lograr la liberacio'n de los presos, los colonos nombraron comisiones,
entre ellas, una que era integrada por dirigentes que seri'an los
interlocutores ante el gobierno. Gloria fue parte de e'sta.

A pesar del antagonismo con el gobierno, el cara'cter de Gloria siempre le
ayudo' a conseguir las demandas de los colonos. Ahi' aprendio' que lo ma's
importante en las luchas frente al Estado es elaborar un pliego petitorio
bien preciso y aunque a veces no habi'a condiciones, las colonas siempre se
las ingeniaban para redactarlo. En una ocasio'n tuvieron que escribir la
lista de necesidades en un pedazo de carto'n.

Para salir bien librada de los enfrentamientos con el gobierno, Gloria Lo'pez
teni'a bien claro que lo que haci'an era porque existi'an muchas necesidades
nunca atendidas por el gobierno y por la urgencia de "que se hiciera
justicia".

La dirigente se considera "una mujer ignorante que a duras penas termino' la
primaria". Sin embargo, en los hechos, demuestra lo contrario.

"Que' frego'n es usted, quiere todo pa' alla'", llego' a decir al primer
mandatario. "Yo no se hablar con adornos. Si usted me habla asi' como lo esta'
haciendo, yo no le voy a entender. Nosotros somos el verdadero pueblo; somos
gente sencilla y nuestro vocabulario es e'se".

Su manera franca de dirigirse a las autoridades provocaba enojo entre
quienes presenciaban las reuniones. "Esa se~ora te ofende y tu' no te
encabronas", deci'an sus allegados al gobernador.

De la migracio'n al hacinamiento

En aque'llos a~os, la migracio'n del interior de la Repu'blica no pareci'a tener
fin, sino al contrario, au'n antes de la firma del Tratado de Libre Comercio,
la oleada de recie'n llegados iba en aumento, convirtiendo a las personas en
busca de empleo en perfectos candidatos para formar ciudades perdidas,
asentamientos irregulares, predios ocupados o terrenos de paracaidistas.

Gloria explica que para ayudar a los inmigrantes que llegaban a la ciudad
totalmente desamparados, los colonos organizaban grupos que iban a
recogerlos a la estacio'n del ferrocarril.

En los arrabales ya establecidos se corri'a la voz de que pronto se
realizari'a una invasio'n, la cual generalmente se haci'a de noche. "La gente
llegaba solita" para participar en la toma de los predios.

De la noche a la ma~ana, los lotes abandonados se transformaban en
asentamientos humanos. Los nuevos colonos construi'an un cerco de madera de
dos metros y levantaban chozas improvisadas "cuartitos", - les llama do~a
Gloria- a base de madera, cobijas y la'minas de zinc. Los techos de este
material convierten a los cuartos en verdaderos congeladores durante el
invierno y hornos calientes durante el verano. Sin embargo, son muy
utilizados por resultar baratos o porque fa'cilmente se encuentran en los
tiraderos. No es raro encontrar personas muertas en sus cuartos por las
extremas temperaturas.

En las nuevas colonias asentadas se creaban lazos de solidaridad, sostenidos
por las necesidades comunes. Las vecinas de las colonias ya establecidas se
organizaban para llevar a los nuevos vecindarios agua y otros alimentos.

" ?Por que' nos matas?"

En cada toma de tierras, los vecinos teni'an que enfrentar a los granaderos.
Debido a que en la mayori'a de los asentamientos habi'a muchos menores, estos
se converti'an en la poblacio'n ma's vulnerable.
Las condiciones de vida en los predios son sumamente insalubres por la
escasez de agua y las altas temperaturas que en la ciudad llegan a derretir
hasta la suela de los zapatos.
Varios ni~os se enfermaban durante las tomas de predio. En una ocasio'n, uno
de ellos murio' pues el cerco policiaco les impedi'a entrar o salir del
terreno ocupado. "Ni al me'dico lo dejaron ir. Nosotros fuimos a velar al
ni~o al palacio de gobierno", recuerda Gloria quien agrega que en mantas,
carteles y a viva voz, los colonos recriminaban al gobierno: " ?Por que nos
matas?". La respuesta era enviar ma's polici'as.

"Y vino la represio'n."

Las cosas no cambiaron con la llegada del Partido Accio'n Nacional (PAN) al
poder del estado. Ernesto Rufo Appel, quien fue el primer gobernador del
PAN, en Baja California, incremento' la poli'tica de mano dura contra los
"invasores" y a diferencia de sus antecesores prii'stas, e'ste "no queri'a
negociar nada".

A principios de 1990, unas 700 familias se apoderaron del predio Solidaridad
pero el gobierno les dio un ultima'tum de 30 di'as para que abandonaran el
terreno bajo el argumento que ya habi'a sido otorgado a los empleados de la
Secretari'a de Agricultura y Recursos Hidra'ulicos (SARH).

Rufo Appel ofrecio' a los colonos 2 mil contratos que les permitiri'an
regularizar sus terrenos en un predio distinto pero tiempo despue's el
gobierno se retracto' y solo reconoci'a mil contratos.

Mientras las familias se dirigi'an a los nuevos lotes, el gobernador envio' a
alrededor de 20 empleados de Inmobiliaria, la dependencia del gobierno
encargada de los bienes estatales. Tambie'n mando' a cientos de judiciales,
polici'as antimotines y del municipio.

La presencia de los granaderos provoco' mucha tensio'n en el lugar. Uno de los
uniformados golpeo' a una mujer y las cosas se pusieron "cabronas", platica
Gloria. Seis mujeres que protestaron por la presencia de los polici'as,
fueron detenidas.

Los a'nimos se calentaron au'n ma's en Mexicali. Al ver la actitud de los
polici'as, los inconformes rodearon a los empleados del gobierno y les
advirtieron que no podi'an abandonar el lugar. Esto provoco' que los
uniformados apuntaran sus armas hacia la gente.

Al ver esto, una vecina conocida como "Mi Pueblo" levanto' un recipiente con
gasolina, mientras Juana Gonza'lez sacaba un cerillo. Mostra'ndoselos al jefe
de la polici'a, ambas advirtieron que si disparaban, ellas prenderi'an fuego
al lugar.

La abuelita, quien se encontraba con las familias que aun no sali'an de La
Robledo, fue alertada de los acontecimientos y procedio' a solicitar la
solidaridad de sus compa~eros de la universidad y de todas las
organizaciones sociales del a'rea; tambie'n aviso' de la situacio'n a la prensa
local y de San Diego. La noticia del conflicto corrio' como un reguero de
po'lvora y en pocas horas llegaron abogados de derechos humanos y las
televisoras del otro lado, arribaron en un helico'ptero.

"Esto se llama secuestro", advirtieron alarmados los abogados. Gloria
explico' que como los polici'as llegaron armados, a la gente no le quedo' otro
remedio que defenderse con piedras y palos. Adema's, justifico' la retencio'n
de los funcionarios del gobierno como una forma de presio'n para que la
polici'a liberara a las mujeres detenidas.

El Procurador de Justicia del estado intervino para buscar una salida
negociada al conflicto pero lo primero que hizo fue exigir la libertad de
los empleados de gobierno. Gloria insistio' en que e'stos quedari'an libres
so'lo cuando fueran liberadas sus compa~eras.

Gloria senti'a una gran responsabilidad sobre su espalda, admite que sintio'
miedo pero supo ocultarlo. "En casos asi', de uno depende tanti'sima gente. Yo
siempre pienso en los ni~os", reflexiona. "Si estos 'jijos de la chingada
nos reprimen, va a ser una matanza", pensaba en ese momento.

Rodeados por cientos de polici'as fuertemente armados, los colonos colocaron
una mesita y dos sillas en el centro del predio. Frente a frente, Gloria
dijo: "Mire procurador: nosotros confia'bamos en la palabra del gobernador.
Nosotros tuvimos un acuerdo en donde esta' su firma; e'l no cumplio' ese
acuerdo. La gente actuo' de acuerdo a las injusticias, aqui' hay comunidad".

El representante de la justicia no mostraba voluntad de solucionar el
conflicto por lo que Gloria dijo que los colonos solo aceptari'an como
intermediario a un funcionario de apellido Morgan, quien no teni'a ningu'n
cargo relacionado con la imparticio'n de justicia pero que mostraba intere's
en encontrar solucio'n a los problemas de vivienda. Mientras tanto, los
polici'as continuaban apuntando sus armas a la mesa de negociacio'n.

"Bola de estu'pidos, nosotros no tenemos armas", dijo Gloria al procurador,
quien tuvo que retirarse sin llegar a algu'n acuerdo. Cuando Morgan llego',
los colonos ya habi'an elaborado una lista de demandas.

La oferta de Morgan fue que e'l se quedari'a en el lugar hasta que se
arreglara el problema a cambio de que permitieran la salida de los empleados
del gobierno. Los colonos aceptaron el convenio pero tambie'n exigieron la
libertad de sus compa~eros.

Luego de que ambas partes hicieron trato, unos 20 trabajadores del estado
salieron uno por uno. "ahi' sali'an con su librito", recuerda la li'der de los
colonos, quien menciona que e'stos encontraron las llantas de sus vehi'culos
sin aire.

"Ahora  ?Que' sigue?", se preguntaba do~a Gloria preocupada. "La compa~era"
como le llaman ahora los militantes del Partido de los Comunistas, del que
tambie'n es parte, parece revivir los hechos mientras platica.

"Ya vio cua'nta criatura hay aqui'. Hay muchas personas que necesitan dar un
techito a sus hijos. Ustedes, para darles vivienda les piden fuente de
ingresos. Ustedes mismos orillan a la gente a esto. Nosotros nada ma's los
organizamos, porque yo pertenezco al pueblo y todos sufrimos lo mismo", dijo
al funcionario.

Morgan logro' retirar a los polici'as y ofrecio' una negociacio'n directa con el
gobernador. Eran como las 7 u 8 de la ma~ana de un domingo. El gobernador
nunca los recibio' y los colonos procedieron a instalar un planto'n en el
palacio de gobierno.

Al di'a siguiente, los titulares de los perio'dicos deci'an que habi'a una orden
de aprehensio'n en contra de Gloria; los abogados recomendaron que las
cabezas del movimiento no abandonaran el lugar y mientras se defini'a la
situacio'n, la gente de las colonias les llevaban agua y comida.

La determinacio'n de no dejarse intimidar, hizo que los medios oficialistas
se refirieran a Gloria, sus hijas y compa~eras como "las perras bravas",
calificativo que no desmoralizaba a las colonas sino al contrario, les daba
ma's coraje para seguir en la lucha.

Gloria se negaba a aceptar el recurso de amparo porque pensaba que hacerlo
equivaldri'a a aceptar una culpa pero finalmente lo acepto' por recomendacio'n
de los abogados.

A organizar hasta en la ca'rcel

Horas ma's tarde, Gloria y dos de sus hijas fueron arrestadas mientras sali'an
del planto'n. Las tres fueron encarceladas algunos di'as. Ahi' se dieron cuenta
del maltrato que sufri'an otras reclusas, quienes al enterarse que ellas eran
presas poli'ticas, las llamaban para pedirles ayuda.

Las presas vivi'an encarceladas bajo condiciones insalubres pues por ejemplo,
en los sanitarios nunca habi'a agua y la comida era pe'sima. Cada ma~ana, las
autoridades del penal pasaban revista a todas, exigie'ndoles que mencionaran
su nombre y el delito por el que estaban encarceladas. Un di'a, las presas
advirtieron al director del penal que no pasari'an lista hasta que sus
exigencias fueran cumplidas. Todo mundo se dio cuenta que el descontento en
la ca'rcel habi'a sido organizado por do~a Gloria, por lo que el gobierno opto'
por sacarla lo ma's pronto posible de la prisio'n.

Cuando Gloria se entrevisto' con el gobernador, ella le dijo: "usted y yo
dimos nuestra palabra"
"Yo soy el representante de toda Baja California", le respondio' en tono
arrogante.
" ?Y usted cree que puede tratar a la gente asi'? Usted no es nuestro papa'.
Nosotros le pagamos el sueldo; usted esta' mordiendo la mano que le da de
comer".
"Sobretodo tu', Gloria-, comento' burlo'n.
"Pues todos los que compramos tortillas y otras cosas; en cada producto van
nuestros impuestitos, ahora multipli'quelo por miles  ?Cua'nto dinero es?

El mandatario pidio' hablar a solas con ella. -Nos hablamos al chile pelo'n-,
confi'a do~a Gloria.
-" ?Por que jijos de la chingada haces esto?  ?Por que declaras que soy
incompetente?, le reclamo' el gobernador.
"Pues usted no cumplio' su palabra", le dijo ella con una sonrisa de oreja a
oreja. Un a~o despue's, los colonos lograron la regularizacio'n de tierras y
la introduccio'n de agua, luz y otros servicios pu'blicos.

" ?Usted sabe lo que es amanecer entre comprar un kilo de frijoles y
tortillas y pagar el predial? No, ustedes no saben nada de eso, por eso no
entienden a la gente", deci'a invariablemente do~a Gloria a las autoridades.

" ?Para que' tienen tantos hijos?", le respondi'an los gobernadores en turno
" ?Por que' no usan anticonceptivos?"
- " ?Y con que' dinero? Para la gente pobre, que no tiene nada, el sexo se
convierte en una necesidad para soportar su dura vida. Por eso hay tanto
hijo", opinaba do~a Gloria.

Vivienda a fuerza de organizacio'n

Lo ma's difi'cil para los mexicalenses pobres, la mayori'a de los cuales
trabajan en maquiladoras y fa'bricas de empresas multinacionales, es que no
cuentan con una vivienda digna que los proteja. Muchos de ellos viven
hacinados con familiares, en condiciones ma's que precarias.

Gloria Lo'pez explica que para que el gobierno proporcione recursos de los
programas de vivienda, las dependencias exigen a los solicitantes contratos,
enganches y abonos de acuerdo a sus ingresos, el nu'mero de hijos que tienen
y los pagos que hacen por los servicios, requisitos muy difi'ciles de cubrir.
Esto obliga a los sin casa a organizar movilizaciones sociales.

Gracias a la organizacio'n y la presio'n social, los hijos de los obreros
logran contar con su propio espacio. Las victorias de sus luchas, dice do~a
Gloria, se deben a su integracio'n a la ACP, organizacio'n de masas del que
fuera el Partido de la Revolucio'n Socialista (PRS), del extinto Alejandro
Gasco'n Mercado. Este partido ma's tarde se convirtio' en el Partido de los
Comunistas, encabezado hasta hace poco por Sergio Almaguer Cosi'o, quien
fallecio' de un paro cardi'aco mientras acompa~aba la primera etapa de La Otra
Campa~a zapatista por Nayarit.

Trabajo de Hormigas

A pesar de que la abuelita piensa que "el futuro esta de la rechingada",
considera que lo bueno de luchar por un cambio social es que no estamos
solos "lo que pasa es que cada quien lucha por su lado".

Al referirse a los cambios implementados por el gobierno que afectan a la
gente pobre, do~a Gloria menciona que antes tomaba el tren desde Mexicali
para visitar a sus hijas que viven en el DF. Lamenta que el ferrocarril
dejara de existir al ser privatizado. "Nosotros viaja'bamos en el burrito
tres di'as y tres noches porque era barato. A los extranjeros no les importa
que tengamos algo que nos sirva", asegura.

Lo'pez confi'a en que los pobres finalmente se organicen para la lucha a pesar
de que la mayori'a de la gente no participa debido a que tiene que trabajar y
"si falta un di'a a la fa'brica, le descuentan dos di'as y sus vales".

"La gente se la pasa como burro en las ma'quinas para llevar un pedazo de pan
a los hijos; el padre y la madre se ven obligados a trabajar y se pierde la
unio'n familiar pero au'n asi' hace falta organizarse", dice.

"Cada di'a es mas difi'cil una rebelio'n nacional pues lo hijos se vuelven
pandilleros y mucha gente piensa que no se puede. a veces yo misma me
pregunto: " ?Co'mo pude?. Como verdadero pueblo, creo en Dios", concluye do~a
Gloria quien comenta que es la u'nica persona que cree en Dios y al mismo
tiempo es parte de un partido comunista, al fin y al cabo, piensa que
"Jesucristo fue el ma's grande comunista".

A pesar de las incertidumbres, la abuelita cree que "es necesario hacer un
trabajo de hormigas porque hay un 'lavadero de coco' muy grande en e'pocas
electorales cuando los candidatos prometen el cielo y las estrellas.
Nosotros no le creemos a ese gu:ey, cuando antes nadie ha cumplido".

"Tenemos que hacer trabajo de hormigas para ayudar a la gente a ver la
realidad, aunque nos costara convencer que no voten por los que nos parten
la madre.si ellos nos friegan por medio de las elecciones.", reitera.

Do~a Gloria atesora mucha experiencia. La vida la ha colocado en un papel de
dirigente, siempre a la cabeza de su familia -que considera un verdadero
clan-, hasta su colonia, municipio y estado. Iro'nicamente, los trabajadores
de gobierno que fueron utilizados como rehenes de las autoridades durante el
desalojo de La Robledo, acudieron en su ayuda cuando meses ma's tarde iban a
ser despedidos por un presunto recorte de presupuesto.

Gloria dio la cara por ellos y tras una fuerte lucha, estos solo fueron
reubicados en diferentes dependencias. " ?Co'mo se me ocurrio' defender a los
buro'cratas?", Se pregunta incre'dula, pero luego comenta que siempre es bueno
tener aliados "en todas partes" pues asi' uno puede luchar mejor.

A pesar de las tentaciones del gobierno, que le ha llegado a ofrecer dinero,
adema's de ofertas de casas para sus hijos, Gloria Lo'pez se ha mantenido
firme en sus convicciones. "Uno tiene que luchar", dice y recomienda
compartir con el pueblo habilidades y conocimientos. "No te lleves a la
tumba lo que sabes. Ense'~alo", aconseja.

MS/RR
Fin de la transmisio'n
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