Si queremos conseguir el espacio que nos corresponde dentro de las 
organizaciones, los profesionales de la información debemos centrarnos más en 
las emociones que  en la razón al ofrecer nuestros servicios y proponerles 
soluciones apetecibles, entendibles, con una aplicación lo más rápida posible y 
que estén ajustadas a sus necesidades reales.




Las decisiones muy raramente están  guiadas por la razón

 

El pasado 24 de noviembre de 2010 la Delegación Provincial de la Consejería de 
Economía, Innovación y Ciencia de Málaga adjudicaba  a una empresa de 
transportes  un contrato para la "guarda y custodia de series documentales 
excedentes"  de su archivo central 
http://www.juntadeandalucia.es/contratacion/ContractAwardNoticeDetail.action?code=2010-0000010690&pkCegr=719996&profileId=CEIC019.
 

 

La noticia fue recogida en el foro profesional Arxiforum, desde el que se 
manifestó la perplejidad ante el hecho de que esa Administración en vez de 
optar por un servicio profesional como el que ofrecen las empresas dedicadas a 
la externalización de archivos se decantase por una empresa de transportes. Y 
buscando las causas de esta "sorprendente" adjudicación se aludió tanto a la 
primacía de consideraciones económicas sobre la calidad del servicio, como al 
desconocimiento sobre la materia evidenciado en el uso de un término 
inexistente como es el de "series documentales excedentes" (y es que como bien 
se señalaba, en el supuesto de existir series documentales excedentes éstas se 
deben expurgar y no guardar.) 

 

Este caso que pudiera parecer anecdótico no lo es tanto, y a buen seguro que 
todos conocemos ejemplos de organizaciones tanto públicas como privadas que de 
manera  más o menos consciente desatienden su gestión documental, así como de 
aquellas  que una vez decididas a mejorar su gestión recurren a unos servicios 
y profesionales que desde nuestra perspectiva de archiveros y documentalistas 
resultan desaconsejables.

 

Al conocer estos casos solemos echar mano de nuestro argumentario teórico 
(principios, normas, procedimientos archivísticos) para evidenciar que estas 
decisiones no sólo están erradas sino que atentan contra la lógica y la razón. 
Pero recurrir a la "la lógica y la razón" en la toma de decisiones no parece 
ser el camino más acertado para que los responsables de las organizaciones 
tanto públicas como privadas se decanten por nuestros servicios profesionales.

 

Y es que tal y como están poniendo de manifiesto las investigaciones 
desarrolladas en el campo de la "economía conductual" 
http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_conductual la mayoría de las veces 
la racionalidad no orienta nuestras decisiones sino que caemos víctimas de 
múltiples influencias que dotan a nuestras elecciones de un componente 
irracional.

 

Las personas al tomar una decisión no solemos conocer todas las alternativas 
posibles, ni somos capaces de prever las consecuencias futuras de cada 
elección,  no buscamos toda la información relevante o simplemente no la 
tenemos en consideración. Pero al margen de estas lagunas informativas, se ha 
constatado que por regla general las personas y organizaciones no buscamos la 
mejor solución posible a nuestros problemas sino que nos conformamos con una 
solución que sea lo suficientemente buena para satisfacer nuestras necesidades, 
aunque está no sea la solución óptima.

 

Repensando nuestra oferta




Por lo  tanto, a la luz de estas investigaciones, si queremos introducirnos en 
ámbitos que hasta la fecha no recurren a nuestros servicios, las acciones de 
marketing y las propuestas que realicemos no deben centrarse en la excelencia y 
en la perfección de los sistemas de gestión documental, sino que deben 
dirigirse más a las emociones que a la razón y basarse en soluciones 
apetecibles y fácilmente entendibles.

 

Así mismo debemos ofrecer productos y servicios escalables que tengan una 
aplicación lo más rápida posible. Y es que tal y como han constatado los 
sicólogos, a las personas nos resulta muy difícil retrasar la gratificación de 
placeres actuales buscando beneficios futuros, así entre saborear un pastel de 
chocolate y disponer de una mejor salud dentro de 30 años solemos decantarnos 
por lo primero. Eso nos puede ayudar a entender porque muchas organizaciones 
optan por aplicar "parches" a su gestión documental  en vez de esperar a 
diseñar y poner en marcha complejos y completos sistemas de gestión documental.

 

Y por supuesto debemos ofrecer productos y servicios ajustados a las 
necesidades reales, y para ello resulta imprescindible escuchar a nuestros 
potenciales clientes y realizar el esfuerzo necesario para entender sus 
necesidades. La satisfacción de estas necesidades debería primar cualquier otra 
consideración.  

 

En definitiva, si aspiramos a hacernos cargo de servicios como los demandados 
por la Delegación Provincial de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia 
de Málaga (guarda y custodia de unas series documentales considerados 
excedentes) nos resultará más útil elaborar ofertas ajustada a las necesidades 
manifestadas que criticar lo inadecuado de la terminología utilizada, o poner 
en cuestión la tipología de las empresas que optan y en su caso consigan la 
adjudicación del servicio. Si además nuestra oferta es apetecible -tanto 
económica como técnicamente-, entendible y de rápida aplicación probablemente 
nos hagamos con ella.

 

Repensar la oferta archivística teniendo en cuenta la irracionalidad en la toma 
de decisiones 

http://cepymearagon.blogspot.com/2010/12/repensar-la-oferta-archivistica.html 

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Miguel Ángel del Prado Martínez
Servicio de Documentación y Archivos
Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa Aragonesa (CEPYME ARAGÓN)
C/ Santander, 36, 2ª planta
50010 Zaragoza
Tfno. 976 766060
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