LECTURAS INTERESANTES Nº. 137
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  AREQUIPA, PERU                                                                
          4 NOVIEMBRE 2006
  
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  Entrevista a NOAM CHOMSKY


   En su reciente visita al Perú, el escritor y polémico analista 
  estadounidense concedió a El Comercio esta única entrevista
 
 Por Patricia del Río Labarthe
 
 A sus 77 años, Noam Chomsky conserva un ánimo y una energía que le permiten 
viajar por todo el mundo difundiendo sus severas críticas a la política externa 
de Estados Unidos o el poder desmedido de las grandes corporaciones. Su voz 
queda, casi silenciosa, contrasta con la firmeza  de sus convicciones. Chomsky 
habla bajito, las que gritan y reclaman son sus ideas. Considerado uno de los 
intelectuales más importantes del mundo por la creación de su revolucionaria 
Gramática Generativa y declarado el autor vivo más citado, Noam Chomsky 
continúa defendiendo y difundiendo sus planteamientos políticos, en e-mails 
(porque contesta todos los que puede),  foros, entrevistas; y sus libros y  En 
su breve paso por Lima, el profesor Chomsky conversó en exclusiva con El  
Comercio.
 
 
  Usted ha señalado, en recientes declaraciones, que en países como Venezuela o 
Bolivia la democracia funciona, a diferencia de EE.UU. ¿Qué entiende usted por 
democracia?
  
 Si uno compara las elecciones de Estados Unidos con las de Bolivia o 
Venezuela, existe una diferencia radical. En Estados Unidos, en las últimas 
elecciones presidenciales del 2004, hubo dos candidatos: ambos provenían de las 
mismas clases pudientes y fueron a las mismas universidades, reservadas solo 
para las élites. Ambos pudieron postular a la presidencia debido a los 
patrocinios que recibieron de las corporaciones. Sus programas de gobierno se 
asemejaban bastante; pero, lo más interesante de todo, es que la población 
nunca supo cuáles eran sus discursos acerca de los temas de  trascendencia.
 
 ¿Por qué no?
  
 Porque las elecciones estadounidenses están diseñadas para suprimir ese tipo 
de temas; las personas se interesan más por la personalidad y la imagen del 
candidato. De hecho, las elecciones se parecen bastante a los comerciales de 
televisión. Las mismas instituciones que promocionan productos de consumo en 
televisión venden a los candidatos presidenciales como si fueran mercancías: se 
enfocan en la imagen, en la ilusión, y alejan  a la población de los temas 
importantes.
 
 ¿Y eso no pasa en países como Bolivia o Venezuela?
  
 Para las elecciones de diciembre pasado en Bolivia la población se había 
organizado desde tiempo atrás. Los bolivianos habían estado luchando por años 
por controlar ellos mismos los recursos naturales, o por discutir acerca de sus 
derechos culturales. Las personas conocían esos temas, y estaban comprometidas 
con ellos; por eso eligieron a alguien que compartía sus ideales. Eso es 
totalmente diferente a elegir a un presidente perteneciente a la clase rica que 
sirve a los intereses de las corporaciones. ¿En estos dos casos, cuál es una 
verdadera democracia?
 
 ¿Pero cómo podemos hablar de democracia en países, como los señalados, o como 
el Perú, donde la mayoría de la población vive en pobreza y sin  satisfacer sus 
necesidades fundamentales de salud y educación?
  
 Existe la noción de "Estado fallido", y una de sus características es que se 
trata de estados que pueden tener una "forma" democrática concebida en las 
instituciones, pero que no funcionan del todo. La manera como describes al 
Perú, es la de una sociedad donde la democracia no está funcionando.  Existen 
procesos "formales" que son una "careta" democrática, donde gran parte de las 
personas no están representadas porque no tienen los recursos, ni el 
compromiso, ni la formación para participar activamente del proceso 
democrático. Bolivia es un caso aparte. A pesar de la pobreza, posee una 
democracia que funciona, pues sus ciudadanos escogieron a alguien que defendía 
sus mismos intereses.
 
 ¿No son más vulnerables los ciudadanos de países pobres a ideologías 
populistas, más manipulables por líderes que se aprovechan de sus necesidades 
para llegar al poder?
  
 No creo que debamos generalizar. Si la población está organizada y son 
participantes activos, y se articulan en agrupaciones, no creo que eso suceda. 
Por ejemplo, los movimientos sin tierra en Brasil son más pobres de lo que uno 
se imagina; además, el Estado los reprime de manera brutal y no  tienen acceso 
a la educación ni a los medios de comunicación. A pesar de todo eso, continúan 
políticamente organizados. Por otro lado, hay personas privilegiadas en los 
países ricos que son vulnerables y están completamente  aisladas entre sí. Al 
final, depende de las opciones personales. Alguien puede sentir la necesidad de 
comprometerse y así convertirse en una persona  consciente y activa 
políticamente.
 
 ¿En qué momento supo usted que debía ser un activista político?


   Me di cuenta desde que 5  años de edad de lo que quería ser, nunca tuve 
dudas (risas).
 
 ¿Es deber de los ciudadanos desconfiar siempre del poder y del gobierno? ¿Cómo 
ejercer un control sin socavar los esfuerzos de los gobiernos por mantener el 
orden?
  
 Hay muchas maneras de lidiar con el gobierno. A veces el gobierno necesita ser 
derrocado. A veces necesita reformas y modificaciones para hacerlo receptivo a 
las demandas de los ciudadanos. Después de todo, los centros de control no son 
solo los gobiernos, también está la concentración del poder  privado que va más 
allá del estado-nación y sus fronteras.
 
 Se refiere a las corporaciones...
  
 Así es, por ejemplo, la economía peruana está basada principalmente en  la 
minería, por eso el control del poder no se encuentra en el Perú, sino en el 
exterior. Entonces, si los peruanos quisieran cambiar esos centros de poder, 
tendrían que derrocar al sector privado. En países como Estados  Unidos, es 
posible llevar a cabo cambios sustanciales dentro del marco de la 
gobernabilidad, incluyendo la posibilidad de derrocar a las corporaciones. Ha 
habido casos en que los ciudadanos se han organizado y han forzado a que el 
Estado obstaculice las  acciones de estas tiranías privadas. En Estados Unidos 
eso es técnicamente  posible. La pregunta es cuánta autoconciencia para 
organizarse y cuánto compromiso debe haber para llevar a cabo acciones dentro 
del campo de  posibilidades. Algunas veces debes empujar los límites, y quizá 
eso pueda desembocar en violencia. En ese sentido, habría una revolución. Pero, 
 repito, no creo que haya fórmulas hechas, depende de cada situación en 
 particular.
 
 ¿Qué rol cumple la educación en esta función vigilante que les corresponde  a 
los ciudadanos? ¿Es un mecanismo liberador o sirve para mantener a las élites 
en el poder?
  
 Piensa en una herramienta: un martillo. Al martillo no le interesa si es 
utilizado para romperle el cráneo a alguien. Lo puedes utilizar con diferentes 
propósitos. Del mismo modo, la educación puede servir para controlar y 
subordinar a las personas, e imponerles doctrinas que las marginen; o puede ser 
utilizada para que las personas se liberen. Tomemos como ejemplo el logro más 
extraordinario de la historia para crear una sociedad libre: la revolución 
anarquista de España en 1936. Esta no fue una revolución espontánea, sino, más 
bien, un acto premeditado que tomó décadas en consolidarse. Trabajo, 
organización y programas especiales de educación  construyeron en las mentes de 
los ciudadanos la de una sociedad libre. Cuando la oportunidad apareció, la 
aprovecharon. La educación puede servir para ese fin, pero también puede servir 
para  disciplinar y controlar.
 
 ¿Sigue pensando que el papel de los intelectuales es fundamental para que haya 
un cambio en la sociedad?
  
 Las personas que nosotros llamamos intelectuales trabajan con su mente y 
tienen un nivel alto de privilegios y oportunidades. Ellos pueden utilizar esos 
privilegios de diferentes maneras. Tomemos como referencia la Biblia, uno de 
los textos históricos de mayor importancia. En ella los intelectuales, que se 
llamaban "profetas" por una mala traducción, hacían un análisis político, 
condenaban los crímenes del rey, exhortaban a que hubiera justicia para los 
huérfanos y los pobres. Esto es lo que nosotros denominamos "intelectuales 
disidentes", que fueron encarcelados, exiliados al desierto y vilipendiados. 
Siglos después, fueron honrados. En contraste, hubo intelectuales que fueron 
honrados en esa época, y siglos después se les llamó "falsos profetas". Ellos 
eran los lambiscones de la corte del rey  y eran respetados y distinguidos. 
Algunos podrían alegar que ya contribuyeron con sus aportes científicos, que no 
tienen por qué comprometerse más allá de su trabajo intelectual...
 Los intelectuales escriben la Historia. Son personas privilegiadas que 
tuvieron recursos para tener una educación de lujo. Ellos tienen oportunidades, 
y oportunidades se convierten en responsabilidades, aunque no lo quieran.
 
 ¿Pero qué pasa cuando las sociedades no quieren saber? En el Perú se libró  
una guerra interna, entre los grupos terroristas y las Fuerzas Armadas que  los 
combatieron. Después de más de 10 años, y de 60 mil muertos, se  comprobó que 
se cometieron abusos contra la población civil. Sin embargo, buena parte de la 
población no quiere saber nada al respecto. ¿Por qué les cuesta tanto a las 
sociedades asumir sus propios crímenes?
  
 Hay muchas sociedades que han sido traumatizadas por el terror. No quieren 
pensar en eso. Por ejemplo, El Salvador tuvo una brutal y violenta historia  de 
terror y opresión en la década del ochenta. Básicamente, los crímenes fueron 
cometidos por las Fuerzas Armadas. Incluso mataron a un arzobispo, párrocos, 
monjas, obreros, campesinos, líderes sindicales. Cuando la guerra  terminó, 
asistí a una conferencia en la que participaban los jesuitas que  habían 
sobrevivido a la masacre, y describieron lo que es una constante en  muchos 
países que han pasado por esto: a pesar de que se ha combatido el terrorismo, 
permanece una cultura del terror.
 
 ¿En qué consiste?
  
 El terror se domestica y se convierte en una aspiración cotidiana,  practicada 
por la mayoría. Así, el terror se reduce al espacio privado, a  la dimensión 
individual, a la vida de familia. Por ejemplo, las personas que han sido 
torturadas no quieren hablar del tema, no testifican contra los torturadores en 
muchos casos. Ellos quieren olvidar ese episodio, no quieren enfrentarlo. Hay 
que comprenderlos en su real dimensión, los  torturados son degradados, pierden 
su humanidad, y a las sociedades les  ocurre exactamente lo mismo. El caso de 
las élites es particular, porque si  no se enfrentaron a lo que ocurría en ese 
entonces, no lo harán ahora.
 
 ¿Si usted tuviera que elegir un gobernante ejemplar, comprometido con los  
ideales de su pueblo, de cualquier época y cualquier país, cuál sería?
  
 Hay una contradicción interna en su pregunta, pues una sociedad decente 
eliminaría el rol del líder, a costa de la participación de la colectividad  y 
la autosuficiencia individual.
 
 La cuestión del género en la política. ¿Cree que una mujer como Hillary Rodham 
Clinton, Senadora y ex Primera Dama, hará la diferencia en la política 
estadounidense, si es que sale elegida presidenta?
  
No creo que nada cambie. La historia de las mujeres, tanto en la política como 
en posiciones de liderazgo, no ha sido positiva. Margaret Thatcher era una 
férrea autoritaria que gobernaba con un puño de hierro. Indira Gandhi 
institucionalizó una brutal represión en su país. Me parece que ser un político 
capaz no depende del género.

 El factor Hugo Chávez.  Buena parte de Latinoamérica ve a Hugo Chávez como un 
líder autoritario, que utiliza su postura antiimperialista para ejercer en su 
país y en la región un poder desmedido. Usted, sin embargo, lo encuentra un 
líder rescatable, ¿no cree que su visión de Chávez está contaminada por su 
propio deseo de encontrar un líder latinoamericano que se oponga a Bush?
  
 En primer lugar, existe una percepción bien limitada de Venezuela, sobre todo 
por parte de las élites intelectuales. Hace varias semanas que estoy  en 
Latinoamérica, y lo que he podido percibir, tanto en Chile como en el Perú, es 
que las personas solo creen lo que dicen los periódicos, pero eso que leen no 
tiene ningún vínculo con la realidad. Por ejemplo, tener una postura 
antiimperialista no es lo mismo que ser autoritario. De hecho, creo que es lo 
opuesto. A uno le puede gustar la retórica de Chávez o no, pero ese no es el 
punto, ya que la retórica de los políticos suele ser atroz.
 
 ¿Cuál es el punto, entonces?
  
 Hay que ver qué está sucediendo en Venezuela. ¿Acaso no hubo elecciones 
libres? ¿Acaso no existen medios de comunicación de oposición? La prensa en 
Venezuela está apasionadamente en contra del Gobierno. Por ejemplo, los diarios 
más importantes, que son antichavistas, apoyaron el golpe de Estado. Cuando el 
golpe se instauró, se demolieron todas las instituciones democráticas: se 
disolvió el Parlamento, la Corte Suprema, el ministro de Justicia, el defensor 
del Pueblo. De forma radical, se suprimió todo mecanismo democrático, y esto 
fue respaldado por varios medios de comunicación que continúan actualmente 
funcionando. El candidato de la oposición de Venezuela también apoyó el golpe 
de Estado. Si esto hubiera ocurrido en Estados Unidos, seguramente todos 
hubieran sido ejecutados. Es evidente que existe una democracia que funciona en 
Venezuela. Te puede gustar Chávez o no, pero sin duda Venezuela no está 
gobernada por un régimen autoritario.
   
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  La Ficha


  Nombre: Noam Chomsky.
Nacionalidad: Estadounidense (Filadelfia, 1928).
Trayectoria: Es una de las voces más respetadas del mundo intelectual, y 
reconocido en todo el mundo por su activismo político. En el campo de la 
lingüística, es el principal responsable de la revolución cognitiva en el  
estudio del lenguaje y fundador de la gramática generativa. Ha  incursionado  
también en campos como la filosofía y la psicología. Ha recibido más de 30  
doctorados Honoris Causa en diversas universidades del mundo. Actualmente  es 
profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT, donde trabaja  desde 
1955) y dicta numerosas charlas y conferencias alrededor del mundo.
 Publicaciones: Más de 60 libros y miles de artículos que se publican en 
diarios del mundo. Su libro "Hegemonía y supervivencia" lideró las ventas  de 
Amazon después de ser recomendado por Hugo Chávez en setiembre pasado. Web: 
<http://www.chomsky.info/>www.chomsky.info/


Guillermo Vásquez Cuentas
        
   
        
  

                
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