Estimados,

Os adjunto un artículo de El País sobre el libro electrónico escrito por
Enrique Meneses.

*Del manuscrito al 'e-book'
*
Todo cambio supone la ruptura de una rutina. La Naturaleza tiene miedo al
vacío pero éste se produce para mucha gente cuando ve sus costumbres
alteradas. Recuerdo un día que recibí en El Cairo una carta de mi madre
echándome una bronca porque yo la había escrito a máquina, con mi
*Adelita,*una portátil de la década de los cincuenta. Era una falta de
consideración
hacia la familia, a pesar de que mis progenitores eran periodistas. Todavía
hoy es frecuente dejar el inicio y la despedida en una carta para
personalizarla de puño y letra, a ser posible, con tinta azul. El rojo es
para la censura y el negro para los pésames. Todo un mundo de significados
nacidos en torno a la escritura manuscrita.

Como sucediera con otros inventos, el libro electrónico tiene sus
detractores desde el primer momento. Aquellos coches de principios del siglo
XX, que cortaban la leche de las vacas cuando éstas veían pasar un Levasseur
por las carreteras de Normandía, pronto se multiplicarían una vez
convertidos en objetos de deseo universales. Gutenberg dio el golpe de
gracia a los copistas y miniaturistas que laboraban con paciencia y esmero,
en el frescor de sus conventos, los misales y libros de oraciones de la
nobleza. Convertidos en auténticas joyas, que las artes gráficas reproducen
en facsímiles para disfrute del vulgo, los incunables más famosos acaban en
las bibliotecas de los enamorados de los libros. Al igual que ellos, también
hay amantes de los coches antiguos que compran y miman como auténticos
tesoros. Puede que un día, hartos de abatir 15 árboles para obtener una
tonelada de papel, aceptemos la solución electrónica como sustitutivo
ecológico del libro tradicional a la vez que muy enriquecedor en relación
con el que conocemos actualmente.

El *e-book,* o *e-libro,* no sólo preserva los pulmones de la tierra, cada
vez más dañados por la mano del hombre, sino que eliminará con el tiempo la
necesidad de disponer de bibliotecas caseras. Todos los libros estarán al
alcance de nuestra mano -nunca tan bien dicho- en el idioma que deseemos. La
letra podrá modificarse tanto en su tamaño como en la familia tipográfica.
Los *e-libros* dispondrán de excelentes diccionarios incorporados en
cualquier lengua. Los mismos textos podrán llegarnos en el idioma original o
en la traducción que deseemos. Los libros podrán llevar explicaciones
adjuntas del mismo autor para esclarecer dudas. No será necesario molestar a
nuestra pareja que desee dormir si nosotros queremos leer porque el libro
electrónico trae su luz incorporada y graduable en la misma pantalla.

La industria editorial se adaptará a la situación. Comprará los derechos de
las obras a los autores y los editará, en el sentido etimológico de la
palabra. Negociará posibles traducciones con editores de otros países, se
encargará de la promoción de los títulos de sus autores y prestará
asistencia jurídica en caso de litigios. Luego cobrará las descargas a
partir de la cuenta de cada comprador. Habrá precios diferentes para quien
desee conservar para siempre los libros o sólo para leerlos una vez. Abre
infinitas posibilidades de comercialización. Y dentro de unos años nos
parecerá imposible haber vivido sin nuestro *e-book,* en el que la voz de un
actor famoso nos leerá el *Quijote* si somos ciegos o queremos saborearlo
hasta con música medieval.
Publicado en:
http://www.elpais.com/articulo/semana/manuscrito/e-book/elpepuculbab/20090815elpbabese_1/Tes


Saludos,

Javier Leiva Aguilera
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