¿¡qué cosas, no!?.

Será que se olvidó que en Bolivia, la policía tiene como estigma inapelable que 
todos sus miembros son aymaras (sobretodo en occidente). 

waldir




 



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De: A. Condori <ideolen...@yahoo.es>
Para: aymaralist@yahoogroups.com
Enviado: dom,30 mayo, 2010 16:22
Asunto: [aymara] no podia creer que un aymara exigiera sus derechos...

Ascencio Cruz Nina, un aymara originario de Sorata presenta un real
suceso que le cupo atravesar durante varios años.    Su odisea se
inicia así:  “Era el domingo 20 de junio de 1999 cuando, en la plaza
Ballivián de El Alto, se me acercaron cuatro policías uniformados, dos
de ellos en estado de ebriedad.  De muy mala manera me anunciaron que
estaba detenido y que era mejor que no intente huir.  Yo, que acababa
de llegar de Sorata, les exigí me expliquen las razones de mi
detención, cuál era el cargo.  Ellos se limitaron a golpearme.  Unos
momentos antes se habían despojado de la ficha de identificación que
llevaban en la chaqueta, para que no pueda identificarlos.  Incluso
les advertí que no podían detenerme en día domingo, además de
cumplirse el segundo día de la vacación judicial, por lo que- de
acuerdo a una disposición de la Corte Suprema- se suspendían todos los
mandamientos de apremio.  Pero ellos no estaban dispuestos a
escucharme y, atenidos a su uniforme, me llevaron a empujones hasta la
movilidad en la que me trasladaron a la Policía de El Alto.  Allí, el
jefe de servicio- un capitán que no quiso decirme su nombre pues sabía
que habían incurrido en abuso de autoridad- tampoco me explicaba por
qué estaba detenido.  “Aquí tengo el mandamiento de un juez que me
autoriza su detención por ser fugitivo de la justicia”, me dijo,
advirtiéndome que tenía órdenes de pegarme tres tiros en la nuca si
intentaba huir. ¡Qué absurdo!  Ni siquiera decía cuál era mi delito.
Yo sabía que él tenía miedo, no podía creer que yo, un aymara, tuviera
el valor de exigir sus derechos.  Respondía cualquier cosa cuando yo
exigía explicaciones, aunque era claro que no quería hablar.Estuve
detenido seis meses, pasó un mes del arresto, para que el juez dicte
mi detención preventiva, de acuerdo al artículo 194 del antiguo código
de procedimiento penal.  Ese artículo había sido derogado por el
artículo 3° de la Ley de Fianza Juratoria en febrero de 1996 ¡Qué
absurdo!  Para justificar mi arresto, recurrió a una disposición cuya
vigencia estaba derogada tres años antes.  Posteriormente, ninguna de
las autoridades que después estudiaron el caso- el juez de Partido,
que es una autoridad superior, ni el juez de Sentencia- se molestaron
en observar que en mi caso, se estaba aplicando una ley derogada.  Es
así cómo actúan las autoridades en Bolivia.  Para mandarme a la cárcel
fue suficiente la simple fotocopia de un documento del que ni siquiera
era responsable aunque, según la ley, una fotocopia no hace fe.  Para
mandarme a la cárcel el juez sólo preciso esa evidencia”.La historia
ha reflejado varios momentos en que se han vulnerado derechos de los
indígenas.  Esta obra, “La vara con que me han medido”, sin duda, se
constituye en una muestra de la forma en que una conjunción de
elementos creados en las mentes de ciertas personas , puede generar
toda una serie de injusticas y daños irreparables.

DL:  4-1-196-04

ISBN 99905-0-462-8


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