Saludos, Pablo y José Luis. Mi idea es crear un cosmos. Aunque aquí yo haya tenido unas diferencias con los ideolingüistas, a mí me maravilla la creación de mundos. Y no me refiero a esos sucedáneos comerciales y baratos que son los juegos de rol, los tebeos de superhéroes y las películas de terror hechas como rosquillas. La verdadera fantasía no tiene dueño, no paga tasas (aunque se podría hacer un cuento sobre unos burócratas que se aparecen en los sueños de un durmiente y lo obligan a pagar unos impuestos todos los días si quiere soñar a la noche siguiente) y abre la mente a su poder libre. En el cuento o novela, los miembros de la tripulación hablarían en wordan, y los aborígenes de la Tierra paralela en sus lenguas. Aunque la historia de este mundo es abierta y podéis cambiar el guión, sugiero lo siguiente. En la Tierra paralela, la hominización se ha producido poco más o menos como en nuestra Tierra, aunque sin glaciaciones. Hace medio millón de años aproximadamente surgen auténticos seres humanos, o sea antropoides con conciencia de su finitud, reflexivos y abiertos a una trascendencia de su realidad corporal. Hace unos veinte mil años de su Historia (que tiene una duración semejante a la nuestra) se produce su Neolítico, que parte de una población de unos cincuenta mil individuos, muy diseminados por toda la superficie continental. Todas las grandes masas continentales de la Tierra paralela están unidas por lenguas de tierra o islillas muy próximas fácilmente cruzables en canoa. Por eso, por la benignidad del clima y por la fertilidad agrícola, el neolítico es algo más antiguo en este mundo que en el nuestro; además las culturas están más comunicadas. Surge una docena de civilizaciones principales, entre las que destacan los reinos bantúes de África Central, la confederación aria de la Europa Norteña, el imperio inca, la subraza telépata de la Antártida (que también usa el lenguaje oral), la horda mística de la India, la anarquía teocrática y caudillista de Israel, los imperios fluviales siberianos, la tecnocracia australiana y la estirpe de los navegadores y exploradores de la confederación iroquesa. Dejo para otra ocasión la cita de otras civilizaciones de este planeta alternativo, pero debo citar ya a la república de la Atlántida, por su gran importancia histórica. Como probablemente también en nuestro mundo, la Atlántida surge como civilización hace unos veinte mil años, en una isla grande del tamaño aproximado de Irlanda, en el centro del Océano Atlántico Norteño. Como he dicho antes, hay un rosario de islillas que permiten la navegación sin grandes problemas desde Finisterre (Galicia ibérica) o desde Islandia y las Islas Británicas hasta las costas orientales canadienses, pero de todos modos la Atlántida es una isla relativamente aislada, para llegar a la cual hay que recorrer doscientos o trescientos quilómetros de mar abierto. Esto favorece una civilización sin grandes influjos externos. Pronto se desarrolla allí una sociedad bastante tecnificada, que cubre la isla con medios de locomoción al vapor o al petróleo, más aviación civil y, desgraciadamente, también militar, porque los habitantes son belicosos. La lucha entre los clanes desemboca hace unos diez mil años en una contestada república seudofederal con predominio de los poseidonios, cuya lengua y cuya religión se hacen oficiales. Pronto, los poseidonios-atlantes disputan a los iroqueses el dominio de los mares (y de los aires), principalmente en el Atlántico y en Europa, siendo observados con recelo por los tecnócratas australianos y por los reinos bantúes. La mayor parte de las civilizaciones se declara neutral o toma partido por los iroqueses, ante el evidente expansionismo atlante, que toma casi sin resistencia toda Groenlandia, las islas británicas y el rico y estratégico Sahara. Pero allí se topan con la reacción bantú, ya que el designio atlante es tomar las marismas del golfo de Guinea, muy feraces en gas natural y petróleo. Sin apenas más aliados que la dividida teocracia israelí y algún otro Estado menor, los atlantes se preparan para la guerra, la cual estalla un poco por todo el globo, pero lógicamente sobre todo en el Atlántico Norte y en el sur del Sahara. La población del planeta ha alcanzado su máximo, unos cien millones, de los cuales unos veinticinco millones se hacinan en la Atlántida. Esta superpoblación global y local es una de las causas principales de la guerra que estalló. En un principio, el pretexto es la disputa por los campos petrolíferos guineanos, pero el empantanamiento de la contienda entre las poco convencidas tropas terrestres lleva a algún general poseidonio bastante tarado a lanzar bombas nucleares desde los aviones. Las aterrorizadas tropas de ambos bandos se retiran de inmediato del golfo de Guinea, y en represalia los iroqueses bombardean a la vez la Atlántida con armas convencionales y nucleares. La caída de una docena de bombas atómicas en la Tierra alternativa es despreciable dadas las condiciones climáticas y orográficas, que no permitieron más de cien mil muertos por estas bombas en toda la guerra; pero, en un contexto donde cualquier batalla con cien bajas se consideraba una gran tragedia, el hecho hundió el ánimo de casi todo el planeta. Y eso no fue todo. Varios generales poseidonios aún más tarados que el que mandó tirar bombas atómicas tenían plantas de armamento químico y bacteriológico en suelo atlante, plantas alcanzadas de lleno por la artillería y la aviación iroquesas. Los letales microorganismos se recombinaron con la ponzoña química y las radiaciones recibidas, causando una oleada de pestes y asfixia que acabó con el noventa y nueve por ciento de la población en todo el mundo. Trescientos años después de la guerra atlante, aún seguían produciéndose muertes. La civilización atlante colapsó, incluso físicamente, porque el endeble suelo atlante se hundió en pocos siglos tras el impacto recibido, quedando sólo unos picos emergentes, mudos testigos de la estupidez humana. Los atlantes supervivientes emigraron al Sahara, a Egipto (que era zona de la teocracia israelí) y a Mesoamérica. La población residual se hizo genéticamente resistente a las plagas sobrevenidas. La guerra en sí duró unos tres meses, a los que hay que añadir dos semanas de horror tras los bombardeos ordenados por los militares tarados. A los seis meses de los hechos, la población terrestre no llegaba al millón de individuos ya. Pero la mortalidad bajó fuertemente a partir de ahí (los que no eran resistentes a las plagas ya habían fallecido), y lógicamente se decidió prohibir todas las guerras, formándose una policía antibélica mundial, como había pedido el profeta Yesua, israelí pero completamente opuesto a la guerra. Encarcelado por su juez (caudillo) jerosolimitano al principio de las hostilidades, el profeta fue sarcásticamente liberado por las tropas y las bombas iroquesas, pero sólo para morir años más tarde de las horribles secuelas bacteriológicas; mientras tanto, dejó un evangelio de sabiduría generalmente reconocido y honrado. No se produjo destrucción física masiva, y las especies no humanas fueron escasamente afectadas por la guerra. Añadamos que, por razones genéticas y médicas (su sistema sanitario era el más avanzado) los telépatas antárticos aumentaron mucho su proporción relativa de habitantes en el planeta, lo que implicaba un grado de telepatía operativa entre algo más de la mitad de la población. Ésta, de acuerdo con las insistentes enseñanzas de Yesua y otros profetas, siguió bajando hasta estabilizarse en unas ciento cuarenta mil personas, pues el número sagrado de ciento cuarenta y cuatro mil seres humanos era el indicado por el dios Iabo en la tradición israelí, zona de donde partieron probablemente los primeros hombres de este planeta con su protolengua. Pero unas enseñanzas demográficas, lingüísticas y antropológicas paralelas se extendían por la mayor parte de la superficie desde muy antiguo.
Y, ¿tenéis ya bastante contexto? Vosotros diréis. De Alexandre Xavier Casanova Domingo. ---------- Mensajes originales ---------- Realmente interesante me ha parecido ese esquema de ideomundo, Alexandre. Y más aún esa petición de ayuda sobre el wordan y las lenguas del planeta paralelo que describes. Unas ciento cuarenta mil personas... supongo que el número de lenguas dependería del número de tribus o comunidades en que se dividan esas ciento cuarenta mil personas, y sus características y diferencias entre sí, de la distancia entre las tribus y el nivel de interacción entre ellas. Asimismo supongo que habría que diseñar primero la lengua de partida, esa "lengua del paraíso" de la que habrían partido todas las demás, para después sacar de ahí las demás. Respecto al wordan, habría de ser un inglés simplificado lo más posible, sin las irregularidades, especialmente fonéticas, que lo hacen a veces algo engorroso. Pero para eso nadie mejor que un auxilingüista consumado como tú... Especifica lo que comentaba antes, cantidad y tipos de tribus, distancia y nivel de interacción entre ellas, así como, quizá, unos parámetros básicos de esa proto-lengua de las que habrían partido las demás. Saludos, Pablo. Hola, mi nombre es José Luis. He leído tu mail y me ha interesado mucho, pero tengo aproximadamente un 100% de dudas, que es precisamente lo que estás buscando y que es Wordan, a mi punto de vista, talvez muy erroneo, creo que lo que intentas es crear una historia con Wordan, que vendría siendo un dialecto o ideolengua inglesa, como tu lo dijiste con gramática sencilla y fonética elemental por un lado, y por otro juntar otras mas lenguas para adjuntarlas, una para cada civilización concebida. Me gustaría saber si es correcto, y decirte de antemano que me ha interesado mucho. gracias. -------------------------------------------------------------------- IdeoLengua - Lista de Lingüistica e Idiomas Artificiales Suscríbase en [EMAIL PROTECTED] Informacion en http://ideolengua.cjb.net Desglose temático http://groups.yahoo.com/group/ideolengua/files/Administracion/top-ideol.htm Su uso de Yahoo! Grupos está sujeto a las http://e1.docs.yahoo.com/info/utos.html