Sobre el Spielberg de Montse Armengou


Ricard Vinyes (Historiador)
EL PAÍS - 11-05-2005

El pasado 9 de mayo, en las páginas de este periódico, la reportera Montserrat Armengou tuvo a bien escribir unas líneas a propósito de mi artículo El hombre que coleccionaba testigos. No cabe sino agradecer su ánimo hacia mis argumentos, y por esa razón me ha parecido conveniente advertirle sobre diversos errores cometidos en su texto.

Uno de esos errores es la cifra de 52.000 testigos entrevistados por la Survivors of the Shoah Visual History Foundation, de S. Spielberg. Es un dato equivocado. Para el año 2000 la cifra de grabaciones es de 150.000 (el objetivo final es de 300.000 entrevistas). Sin embargo, de ellas sólo habían sido catalogadas 52.000, y solamente 1.600 habían sido introducidas en el banco de datos audiovisuales organizados con tecnología punta y esparcidos por multutiud de conexiones hipertextuales (Jacques Walter, Les archives d'histoire audiovisuelle des survivants de la Shoah). Es decir, el volumen no garantiza la eficiencia, sino que la limita e incapacita, como sabe cualquier conocedor de la ley de rendimiento decreciente. O lo que es lo mismo, el volumen inmenso -y acrítico- de entrevistas convive con la paradoja mostrada por las recientes encuestas destinadas a evaluar el conocimiento sobre el genocidio: que los norteamericanos, comparados a franceses, alemanes, británicos e italianos, son los más ignorantes sobre el tema, a pesar de que en EE UU es donde se ha realizado, difundido y consumido la mayor producción audiovisual sobre ese asunto (Alvin H. Rosenfeld, Thinking about the Holocaust, página 123).

Me permito corregir otro de los errores; la afirmación de Armengou presentando a Simone Veil como directora del Memorial de la Shoa de París es falsa. El presidente del memorial es Eric de Rothschild, y su director, el historiador Jacques Fredj. Por cierto, la expresión "americanización del Holocausto" no es mía, procede de M. Berembaum (director del programa de Spielberg) y del historiador norteamericano Alvin H. Rosenfeld ("The americanization of the Holocaust", en el libro colectivo coordinado por él mismo Thinking about the Holocaust, páginas 119-150).

Criticar y distanciarse de un modelo de actuación no comporta negar la necesidad de elaborar en nuestro país un banco audiovisual de datos biográficos de la represión franquista y la resistencia. Por el contrario, significa buscar y promover lo más eficaz para alcanzar el único objetivo necesario: la comprensión histórica, que no se obtiene con la divulgación, sino con la socialización del conocimiento, es decir, dotando no sólo de información, sino de ideas para que los públicos confeccionen argumentos propios. Si alguien utilizase el modelo de Spielberg en España, bien para la guerra civil, bien para los 40 años de dictadura que un poeta describió con la metáfora de "una inmensa prisión", debería filmar a medio país. Si quiere hacerlo, adelante, ambición y codos para abrir camino no le faltan, pero que no sea con dinero público.



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