Re: [IWETEL] Polémica Público/privado

2010-11-26 Por tema Lidia Pausá





Hay mucha razón en lo que dices, Blanca. Yo respeto la labor del funcionario, 
pero me horrorizan las personas que calientan las sillas y son recompensadas 
por ello con dinero público. Y con ello no defiendo la privatización, yo llevo 
7 años trabajando en la Biblioteca Nacional a través de una empresa, prestando 
un servicio externalizado, y ahí ando formándome y buscando el momento 
de opositar para sentir de algún modo que mi trabajo y mi experincia me 
favorece también a mí. 
Entiendo que si un servicio lleva 7 años externalizado en la Biblioteca 
Nacional (7 años en mi caso, los proyectos llevan más tiempo externalizados a 
través de empresas privadas, y así seguirá siendo si la crisis lo permite), es 
que ya no estamos hablando de un proyecto puntual, sino del trabajo de una 
plantilla fija de trabajadores. No entiendo que habiendo una necesidad de sacar 
adelante un trabajo que se prolonga tanto en el tiempo, no sea la 
administración pública la que contrate directamente al trabajador. En los años 
que llevamos aquí me pregunto porqué no se nos ha dado la oportunidad 
de establecer un contrato directamente con la admon. pública de personal 
laboral temporal, o examinarnos de un concurso-oposición para seguir trabajando 
como laborales fijos (el INAEM convocó un concurso-oposición de consolidación 
del personal laboral temporal, en laboral fijo),
Ahora mismo, se está viendo cómo la empresa subsiste en la administración 
pública a costa de bajar el sueldo de los trabajadores, haciendo permanecer 
equipos reduciendo el número de personas que lo componían, reduciendo el 
horario laboral, o contratando a las empresas con mejor oferta económica, es 
decir, a las que peor pagan y como consecuencia a la más inestable, yo he visto 
cómo en menos de 6 meses el equipo de una empresa formado por 3 personas fue 
perdiendo y reponiendo a 4 de sus trabajadores, que se fueron buscando mejores 
condiciones laborales.
 
Los que trabajamos para empresa en la administración pública, y llevamos tantos 
años, hemos adquirido una experiencia, que vemos mínimamente recompensada. Más 
ahora en época de crisis, veremos cuando salga un proyecto a concurso y se nos 
quede cara de tontos al ver que la empresa que se lo lleva lo hace por la 
oferta económica, no por la técnica, infravalorando la experiencia que 
adquirimos los que ya estábamos, pero es lo que tiene trabajar para empresa en 
servicios externalizados de la administración pública.
Estoy segura de que la administración pública iría mejor si funcionara 
enteramente por vía pública, contratando directamente a los trabajadores, creo 
que le aportaría mayores beneficios y satisfacción de un trabajo bien hecho y 
constante, todo reflejo de la situación del trabajador.
 
Entiendo también que la situación de crisis que vivimos ahora no permite 
cambiar las cosas a corto plazo, pero lo que expongo viene pasando desde hace 
mucho tiempo. 
 
Saludos
Lidia Pausá
 
 

--- El jue, 25/11/10, Blanca Calvo bca...@jccm.es escribió:


De: Blanca Calvo bca...@jccm.es
Asunto: [IWETEL] Polémica Público/privado
Para: IWETEL@LISTSERV.REDIRIS.ES
Fecha: jueves, 25 de noviembre, 2010 14:39








Queridos compañeros: alimento la polémica que hubo sobre este tema en la lista 
hace unos meses enviándoos un artículo que he escrito para un periódico de 
distribución gratuita que se publica en Guadalajara. Cada cinco semanas me toca 
ser “columnista” (también gratuita, por supuesto), y aprovecho para llevar las 
aguas a mi molino.
Esta es mi columna de hoy:
Cavernícolas 
No sé usted, pero yo, que soy de la generación de los padres del Cuéntame, he 
reflexionado muchas veces en los pasado años  al ver la alegría con la que 
todos gastábamos el dinero.  De repente nuestro país se había hecho rico, ¡qué 
estupendo! Era como cuando a una familia le suben mucho los ingresos y puede 
empezar a gastar en restaurantes sin mirar precios, con lo que antes costaba 
salir a comer fuera. 
Ahora, como en las familias cuando se pasan de gasto, hay que apretarse el 
cinturón. Y no sé a qué mentes privilegiadas se les ha ocurrido que, para ello, 
lo mejor es empezar a desprestigiar al funcionariado. Ese es el primer paso 
para desmantelar la “cosa pública”, para reducir drásticamente servicios cuya 
conquista ha costado sangre, sudor y lágrimas a muchas generaciones, para dejar 
servicios fundamentales en manos de empresarios que, como primer objetivo, 
buscan su bien particular y no el público. 
Como funcionaria desde hace muchos años pienso que quizá haya que reflexionar 
para ver si se puede ahorrar en “lo público”, pero me parece difícil. En 
general, la Administración ofrece aquello que no le interesa al sector privado 
porque no da ganancias. Si no fuera por las bibliotecas públicas, por poner un 
ejemplo para mí cercano, prácticamente no llegarían los libros a ninguna de las 
poblaciones de nuestra provincia, quitando las tres o cuatro mayores. Cualquier 
librero diría que no resulta rentable poner

Re: [IWETEL] Polémica Público/privado

2010-11-26 Por tema Cristina Guell

Felicidades por tu columna Blanca!
Estoy absolutamente de acuerdo con tu reflexión y añadiria que:

Todos los gobiernos europeos estan jugando a poner parches al problema 
para conseguir mantener la situación tal i como ha estado en los últimos 
años -más libertat para las empresas i más recortes sociales para los 
trabajadores- en lugar de plantearse una seria reflexión sobre la 
insostenibilidad del sistema a todos los niveles, re-equilibrar la 
balanza entre el interès público y el privado y buscar sistemas que 
garantizen una vida mejor a sus ciudadanos. Y esto no pasa por tener más 
dinero sinó por poner unas reglas del juego que les permitan ser más 
felices.
Seremos capaces de empezar a actuar en lugar de continuar siendo meros 
espectadores?

Espero que sí.

Al 25/11/2010 14:39, En/na Blanca Calvo ha escrit:


Queridos compañeros: alimento la polémica que hubo sobre este tema en 
la lista hace unos meses enviándoos un artículo que he escrito para un 
periódico de distribución gratuita que se publica en Guadalajara. Cada 
cinco semanas me toca ser columnista (también gratuita, por 
supuesto), y aprovecho para llevar las aguas a mi molino.


Esta es mi columna de hoy:

Cavernícolas

No sé usted, pero yo, que soy de la generación de los padres del 
/Cuéntame, /he reflexionado muchas veces en los pasado años  al ver la 
alegría con la que todos gastábamos el dinero.  De repente nuestro 
país se había hecho rico, ¡qué estupendo! Era como cuando a una 
familia le suben mucho los ingresos y puede empezar a gastar en 
restaurantes sin mirar precios, con lo que antes costaba salir a comer 
fuera.


Ahora, como en las familias cuando se pasan de gasto, hay que 
apretarse el cinturón. Y no sé a qué mentes privilegiadas se les ha 
ocurrido que, para ello, lo mejor es empezar a desprestigiar al 
funcionariado. Ese es el primer paso para desmantelar la cosa 
pública, para reducir drásticamente servicios cuya conquista ha 
costado sangre, sudor y lágrimas a muchas generaciones, para dejar 
servicios fundamentales en manos de empresarios que, como primer 
objetivo, buscan su bien particular y no el público.


Como funcionaria desde hace muchos años pienso que quizá haya que 
reflexionar para ver si se puede ahorrar en lo público, pero me 
parece difícil. En general, la Administración ofrece aquello que no le 
interesa al sector privado porque no da ganancias. Si no fuera por las 
bibliotecas públicas, por poner un ejemplo para mí cercano, 
prácticamente no llegarían los libros a ninguna de las poblaciones de 
nuestra provincia, quitando las tres o cuatro mayores. Cualquier 
librero diría que no resulta rentable poner una librería en Alustante, 
pueblo en el que funciona estupendamente una biblioteca.


En cuanto a lo de privatizar servicios públicos, las empresas privadas 
sólo están dispuestas a acoger los más fáciles, los que les pueden dar 
ganancias. Y hasta Perogrullo sabe que privatizar un servicio público 
lo encarece, se mire como se mire. La privatización añade un nuevo 
concepto de gasto: el beneficio empresarial, que se suele cifrar en un 
quince por ciento pero suele ser bastante más. Si una administración 
externaliza (qué horrorosa palabra) un servicio que costaba X, el 
servicio costará X más, en el mejor de los casos, el 15%. A no ser que 
la empresa ahorre costes pagando sueldos de porquería o reduzca el 
personal a niveles hiperinsuficientes. Si quieren ver los resultados 
de esas prácticas vean /La cuadrilla/, una película de Ken Loach que 
muestra cómo tras la reducción de un grupo de trabajadores de 
mantenimiento del ferrocarril, comienzan los accidentes mortales.


Los recortes en los servicios públicos que se están proponiendo en 
países como el Reino Unido son un gran paso de retorno a las cavernas. 
¿Quieren ustedes tener que volver a inventar el fuego? Pues quédense 
mirando y no reaccionen.


 Los archivos de 
IWETEL pueden ser consultados en: 
http://listserv.rediris.es/archives/iwetel.html 





--
Cristina Güell

Cap de la Unitat de Serveis als Usuaris
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Re: [IWETEL] Polémica Público/privado

2010-11-26 Por tema Belén Benito
 lo hace por la 
oferta económica, no por la técnica, infravalorando la experiencia que 
adquirimos los que ya estábamos, pero es lo que tiene trabajar para empresa en 
servicios externalizados de la administración pública.

Estoy segura de que la administración pública iría mejor si funcionara 
enteramente por vía pública, contratando directamente a los trabajadores, creo 
que le aportaría mayores beneficios y satisfacción de un trabajo bien hecho y 
constante, todo reflejo de la situación del trabajador.

 

Entiendo también que la situación de crisis que vivimos ahora no permite 
cambiar las cosas a corto plazo, pero lo que expongo viene pasando desde hace 
mucho tiempo. 

 

Saludos

Lidia Pausá

 

 


--- El jue, 25/11/10, Blanca Calvo bca...@jccm.es escribió:


De: Blanca Calvo bca...@jccm.es
Asunto: [IWETEL] Polémica Público/privado
Para: IWETEL@LISTSERV.REDIRIS.ES
Fecha: jueves, 25 de noviembre, 2010 14:39

Queridos compañeros: alimento la polémica que hubo sobre este tema en la lista 
hace unos meses enviándoos un artículo que he escrito para un periódico de 
distribución gratuita que se publica en Guadalajara. Cada cinco semanas me toca 
ser “columnista” (también gratuita, por supuesto), y aprovecho para llevar las 
aguas a mi molino.

Esta es mi columna de hoy:

Cavernícolas 

No sé usted, pero yo, que soy de la generación de los padres del Cuéntame, he 
reflexionado muchas veces en los pasado años  al ver la alegría con la que 
todos gastábamos el dinero.  De repente nuestro país se había hecho rico, ¡qué 
estupendo! Era como cuando a una familia le suben mucho los ingresos y puede 
empezar a gastar en restaurantes sin mirar precios, con lo que antes costaba 
salir a comer fuera. 

Ahora, como en las familias cuando se pasan de gasto, hay que apretarse el 
cinturón. Y no sé a qué mentes privilegiadas se les ha ocurrido que, para ello, 
lo mejor es empezar a desprestigiar al funcionariado. Ese es el primer paso 
para desmantelar la “cosa pública”, para reducir drásticamente servicios cuya 
conquista ha costado sangre, sudor y lágrimas a muchas generaciones, para dejar 
servicios fundamentales en manos de empresarios que, como primer objetivo, 
buscan su bien particular y no el público. 

Como funcionaria desde hace muchos años pienso que quizá haya que reflexionar 
para ver si se puede ahorrar en “lo público”, pero me parece difícil. En 
general, la Administración ofrece aquello que no le interesa al sector privado 
porque no da ganancias. Si no fuera por las bibliotecas públicas, por poner un 
ejemplo para mí cercano, prácticamente no llegarían los libros a ninguna de las 
poblaciones de nuestra provincia, quitando las tres o cuatro mayores. Cualquier 
librero diría que no resulta rentable poner una librería en Alustante, pueblo 
en el que funciona estupendamente una biblioteca. 

En cuanto a lo de privatizar servicios públicos, las empresas privadas sólo 
están dispuestas a acoger los más fáciles, los que les pueden dar ganancias. Y 
hasta Perogrullo sabe que privatizar un servicio público lo encarece, se mire 
como se mire. La privatización añade un nuevo concepto de gasto: el beneficio 
empresarial, que se suele cifrar en un quince por ciento pero suele ser 
bastante más. Si una administración “externaliza” (qué horrorosa palabra) un 
servicio que costaba X, el servicio costará X más, en el mejor de los casos, el 
15%. A no ser que la empresa ahorre costes pagando sueldos de porquería o 
reduzca el personal a niveles hiperinsuficientes. Si quieren ver los resultados 
de esas prácticas vean La cuadrilla, una película de Ken Loach que muestra cómo 
tras la reducción de un grupo de trabajadores de mantenimiento del ferrocarril, 
comienzan los accidentes mortales. 

Los recortes en los servicios públicos que se están proponiendo en países como 
el Reino Unido son un gran paso de retorno a las cavernas. ¿Quieren ustedes 
tener que volver a inventar el fuego? Pues quédense mirando y no reaccionen. 

 

 

Los archivos de IWETEL  pueden ser consultados en: 
   http://listserv.rediris.es/archives/iwetel.html


 

 

 



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2010-11-25 Por tema Blanca Calvo
Queridos compañeros: alimento la polémica que hubo sobre este tema en la
lista hace unos meses enviándoos un artículo que he escrito para un
periódico de distribución gratuita que se publica en Guadalajara. Cada cinco
semanas me toca ser “columnista” (también gratuita, por supuesto), y
aprovecho para llevar las aguas a mi molino.

Esta es mi columna de hoy:

Cavernícolas

No sé usted, pero yo, que soy de la generación de los padres del Cuéntame,
he reflexionado muchas veces en los pasado años  al ver la alegría con la
que todos gastábamos el dinero.  De repente nuestro país se había hecho
rico, ¡qué estupendo! Era como cuando a una familia le suben mucho los
ingresos y puede empezar a gastar en restaurantes sin mirar precios, con lo
que antes costaba salir a comer fuera. 

Ahora, como en las familias cuando se pasan de gasto, hay que apretarse el
cinturón. Y no sé a qué mentes privilegiadas se les ha ocurrido que, para
ello, lo mejor es empezar a desprestigiar al funcionariado. Ese es el primer
paso para desmantelar la “cosa pública”, para reducir drásticamente
servicios cuya conquista ha costado sangre, sudor y lágrimas a muchas
generaciones, para dejar servicios fundamentales en manos de empresarios
que, como primer objetivo, buscan su bien particular y no el público. 

Como funcionaria desde hace muchos años pienso que quizá haya que
reflexionar para ver si se puede ahorrar en “lo público”, pero me parece
difícil. En general, la Administración ofrece aquello que no le interesa al
sector privado porque no da ganancias. Si no fuera por las bibliotecas
públicas, por poner un ejemplo para mí cercano, prácticamente no llegarían
los libros a ninguna de las poblaciones de nuestra provincia, quitando las
tres o cuatro mayores. Cualquier librero diría que no resulta rentable poner
una librería en Alustante, pueblo en el que funciona estupendamente una
biblioteca. 

En cuanto a lo de privatizar servicios públicos, las empresas privadas sólo
están dispuestas a acoger los más fáciles, los que les pueden dar ganancias.
Y hasta Perogrullo sabe que privatizar un servicio público lo encarece, se
mire como se mire. La privatización añade un nuevo concepto de gasto: el
beneficio empresarial, que se suele cifrar en un quince por ciento pero
suele ser bastante más. Si una administración “externaliza” (qué horrorosa
palabra) un servicio que costaba X, el servicio costará X más, en el mejor
de los casos, el 15%. A no ser que la empresa ahorre costes pagando sueldos
de porquería o reduzca el personal a niveles hiperinsuficientes. Si quieren
ver los resultados de esas prácticas vean La cuadrilla, una película de Ken
Loach que muestra cómo tras la reducción de un grupo de trabajadores de
mantenimiento del ferrocarril, comienzan los accidentes mortales. 

Los recortes en los servicios públicos que se están proponiendo en países
como el Reino Unido son un gran paso de retorno a las cavernas. ¿Quieren
ustedes tener que volver a inventar el fuego? Pues quédense mirando y no
reaccionen. 

 




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