Sergi, Tamika, todos...
Desgraciadamente, no creo que podamos decir
que el blanqueamiento de apellidos americanos
(uso aquí ese adjetivo para no decir indio o amerindio
u originario o nativo, etc.) sea algo que quedó en
el pasado. Se trata de una renuncia más: la renuncia
al nombre, que se une a
Estoy triste. Si una simple inocente pregunta sobre cómo se
pronuncia un apellido acaba como hemos visto, llamando a
la gente bandido o felipillo u otras cosas, algo funciona mal,
muy mal, dentro de nosotros... algo tenemos adentro que está
muy jodido y que no nos a a dejar vivir tranquilos.
A.